Una práctica extendida en Estados Unidos y el Reino Unido

La extracción de ADN es una práctica muy extendida en Estados Unidos y en el Reino Unido, donde se viene utilizando desde hace años. Poco a poco se está extendiendo en el resto de países de la Unión Europea por los beneficios y el bajo coste que supone en un enterramiento.

De hecho, los ataúdes provenientes de EE UU tienen un pequeño depósito en uno de los laterales con el espacio justo para meter una probeta. Es en este pequeño recipiente donde se guarda la parte de tejido seleccionada para sacar el ADN en caso de que sea exhumado el cadáver. "Con este sistema se evita que la familia t...

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La extracción de ADN es una práctica muy extendida en Estados Unidos y en el Reino Unido, donde se viene utilizando desde hace años. Poco a poco se está extendiendo en el resto de países de la Unión Europea por los beneficios y el bajo coste que supone en un enterramiento.

De hecho, los ataúdes provenientes de EE UU tienen un pequeño depósito en uno de los laterales con el espacio justo para meter una probeta. Es en este pequeño recipiente donde se guarda la parte de tejido seleccionada para sacar el ADN en caso de que sea exhumado el cadáver. "Con este sistema se evita que la familia tenga que pasar un mal trago al abrir de nuevo toda la caja", aclara el director del tanatorio de Parcesa, Juan Alberto Díaz.

Solicitar que a un cadáver se le extraiga el ADN será tan fácil como el encargar una corona de flores. Bastará dejarlo claro a los responsables de Parcesa para que los trabajadores formados del tanatorio hagan dos pequeñas incisiones casi imperceptibles en el cuerpo de fallecido.

Momento delicado

Según Juan Alberto Díaz, es entendible que muchas familias no contraten el servicio en el momento siempre delicado de la muerte, ya que están preocupados por el óbito del allegado. "Podemos hacer la extracción mientras estamos preparando el cuerpo antes de ponerlo en la sala o más tarde, cuando se reúnan y lo hablen los familiares entre sí", recuerda Díaz.

El proceso es rápido y seguro, por lo que bastarían unos segundos antes de que el féretro fuera inhumado o enterrado para extraer los tejidos. Además, como el cadáver está conservado en cámaras en el tanatorio, no se produce ninguna degradación de los tejidos. "Lo más conveniente es que fuera cuanto antes, pero es un detalle que no va a influir en el resultado final de la prueba", añade.

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