Legrand familiariza a los niños con la muerte en 'Malabar Princess'

"He intentado encontrar un equilibrio entre lo emotivo y lo cómico", afirma el realizador francés de esta fábula para todos los públicos

Hace años que el productor de cine francés Gilles Legrand quería ponerse detrás de la cámara, pero nunca encontraba ni el tiempo ni el tema a tratar. Hasta que murió su mujer y, tras pasar el trago de informar a sus hijos, decidió valerse de su experiencia para desde el cine familiarizar a los menores con la muerte: "Ésta forma parte de la vida, y me di cuenta de que si a los niños no se les habla con naturalidad, se traumatizan". Legrand escribió una fábula para todos los públicos, Malabar Princess, la historia de un niño (Jules Bigarnet) que vive con su abuelo (Jacques Villeret) y sue...

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Hace años que el productor de cine francés Gilles Legrand quería ponerse detrás de la cámara, pero nunca encontraba ni el tiempo ni el tema a tratar. Hasta que murió su mujer y, tras pasar el trago de informar a sus hijos, decidió valerse de su experiencia para desde el cine familiarizar a los menores con la muerte: "Ésta forma parte de la vida, y me di cuenta de que si a los niños no se les habla con naturalidad, se traumatizan". Legrand escribió una fábula para todos los públicos, Malabar Princess, la historia de un niño (Jules Bigarnet) que vive con su abuelo (Jacques Villeret) y sueña con recuperar a su madre, sepultada por un alud de nieve en los Alpes franceses cuando buscaba los restos de Malabar Princess, un avión indio. "Sobre todo narra la reconstrucción de la vida de un niño roto. Estoy fascinado por la capacidad de adaptación de los niños, la energía que pueden desarrollar para salir de situaciones difíciles", dijo Legrand esta semana en Madrid.

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"A mí me gusta mucho la montaña y en 1990, paseando por Chamonix, el guía me enseñó trozos de un avión indio que se había estrellado en 1950. Murieron sus 40 pasajeros y su tripulación. Me impresionó mucho y, como quería que la historia se insertara en un acontecimiento verdadero, decidí que el glaciar fuese el escenario. Pensé que si yo había fantaseado tanto con el accidente, qué no imaginaría un niño", describió el proceso el cineasta, quien, como el niño de la película, con 10 años quiso observar la muerte metiendo gallinas vivas en la nevera.

Malabar Princess ha sido una de las últimas películas rodadas por Villeret, que encarna al abuelo, antes de morir. "Cuando Jacques me llamó para decirme que aceptaba, ya era popular por La cena de los idiotas. Enseguida supe que tenía un secreto de familia que le había hecho sufrir. Y así era. A los 35 años supo que su padre era otro, un argelino, y el secreto le llevó a la depresión y al alcoholismo. Hasta morir en 2005 con 53 años", lamentó Legrand. Por otra parte, el niño protagonista, de padre acróbata y madre actriz, fue elegido entre 400 aspirantes.

Al productor le extraña que haya tardado tres años en estrenarse en España un filme que arrastró a 1.600.000 franceses a las salas de cine y del que se han vendido 300.000 copias en DVD. "Es un tema universal. Hablar de la muerte a los niños no es fácil, hay que pisar con mucho cuidado. He intentado encontrar un equilibrio entre lo emotivo y lo cómico, y he debido lograrlo, porque los niños la ven una y otra vez", sostiene. A él, Malabar Princess le ha servido de terapia para superar la muerte de su mujer, y sólo por eso le ha merecido la pena rodarla.

Fotograma de Malabar Princess, de Gilles Legrand.
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