Los sindicatos nacionalistas cierran el paso a UGT y CCOO a la presidencia de Hobetuz

La formación continua lleva ya tres años paralizada y en periodo de transición

Los sindicatos nacionalistas ELA y LAB impedirán que las dos centrales no nacionalistas (CCOO y UGT) accedan a la presidencia de la fundación vasca para la formación continua, Hobetuz. Los dos sindicatos de ámbito estatal consideran que les corresponde ese puesto por turno y en virtud de un pacto no escrito, mientras ELA replica que ese acuerdo no existe. Hobetuz lleva ya tres años sin planes propios de formación continua, la que se ofrece a los trabajadores con empleo, y en situación transitoria. La realidad es que se halla bloqueada y sin un acuerdo posible.

Hace apenas dos años, el G...

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Los sindicatos nacionalistas ELA y LAB impedirán que las dos centrales no nacionalistas (CCOO y UGT) accedan a la presidencia de la fundación vasca para la formación continua, Hobetuz. Los dos sindicatos de ámbito estatal consideran que les corresponde ese puesto por turno y en virtud de un pacto no escrito, mientras ELA replica que ese acuerdo no existe. Hobetuz lleva ya tres años sin planes propios de formación continua, la que se ofrece a los trabajadores con empleo, y en situación transitoria. La realidad es que se halla bloqueada y sin un acuerdo posible.

Hace apenas dos años, el Gobierno de Vitoria aseguraba que el modelo vasco de formación continua se hallaba en proceso de transición. Hoy se puede asegurar prácticamente que no existe, según fuentes de la propia fundación Hobetuz. Arrastrada por la fractura sindical y política en la comunidad autónoma, la fundación para la formación continua se ha convertido casi en una entelequia que sobrevive sin rumbo. Por tercer año consecutivo, los implicados hablan de transitoriedad y por tercer año parece que se encamina a no contar con planes propios de formación.

Los dos últimos años, el Gobierno aprobó por su propia iniciativa unos planes que el último año contaron con un presupuesto de 11 millones de euros, y dejó su gestión en manos de Hobetuz. Sin esta gestión delegada, según fuentes de la propia fundación, tendría que haber cerrado ya. Estas mismas fuentes aseguran que la estructura de la fundación para la formación continua absorbe casi el 25% del presupuesto total. La fundación lleva 11 años funcionando.

Parte de esta situación se debe al enfrentamiento entre los sindicatos en el País Vasco, que mantiene bloqueada Hobetuz y otras instituciones en las que se sientan los agentes sociales, como el Consejo de Relaciones Laborales (CRL), motivo que llevó recientemente a la dimisión a su presidente, Martín Auzmendi, o el Consejo Económico y Social (CES), que trabaja a medio gas.

Cargo rotatorio

La última vuelta de tuerca la ha dado el veto de ELA y LAB al acceso de CCOO o UGT a la presidencia de Hobetuz, que se reparte de forma rotatoria entre los tres grupos que están presentes en la fundación: Gobierno, empresarios y sindicatos.

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El patronato de Hobetuz tiene previsto reunirse el próximo 5 de julio y elegirá previsiblemente como su nuevo presidente a Juan Cruz, representante de ELA. Las dos centrales no nacionalistas aseguran que existe un pacto no escrito entre los sindicatos para que la presidencia también rotase entre las cuatro centrales más representativas. Ni CCOO ni UGT han ocupado nunca la presidencia de la fundación.

ELA replica que si existiese dicho acuerdo estaría escrito y no figura en ningún sitio. Un portavoz de esta central aseguró que hace tres años, cuando LAB ocupó la presidencia, no hubo tampoco ningún pacto y nadie se quejó. UGT y CCOO contestan que no hay más que mirar las actas de aquella fecha para comprobar que su reclamación se mantiene viva. CCOO, segunda central vasca, esperaba entonces haber ocupado la presidencia.

LAB no dice nada oficialmente, pero ya ha hecho una propuesta para que el representante de ELA sea el designado. Fuentes de CCOO aseguran que la elección es "antidemocrática y rompe la pluralidad". Tanto esta central como UGT entienden que el Gobierno es cómplice en todas las actuaciones de ELA y en perpetuar una "farsa" en el modelo de formación continua.

Fuentes de UGT reconocen que la presidencia de una institución de escasas funciones sirve para poco. Sin embargo, cree que este hecho no impide que quieran reclamar su derecho y que pretendan evitar que se les eche de las instituciones de relaciones laborales.

El Departamento de Educación inició en 2004 una negociación con los sindicatos y la patronal Confebask para establecer un modelo de formación continua propio que pudiese sostenerse al margen del modelo estatal. El proyecto de Ejecutivo establecía unos límites. En primer lugar, otorgaba la prioridad absoluta de dirigir la formación continua a las pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan el 95% del tejido empresarial vasco. En segundo, quería constatar las necesidades reales. Como tercer punto, buscaba garantizar la calidad de la formación. Por último, hablaba de control. Todo se ha quedado en palabras y se sigue hablando de transitoriedad.

La formación continua tiene tres patas: la de empresa, que imparte cada compañía en función de sus necesidades; la de reciclaje, que cada trabajador puede recibir donde quiera, siempre que sea en un centro homologado, y la basada en el sistema de cualificaciones, de formación reglada.

Los secretarios generales en Euskadi de CCOO, Josu Onaindi, y UGT, Dámaso Casado, durante la pasada manifestación del 1 de Mayo en Bilbao.SANTOS CIRILO

Un acuerdo aún pendiente

En formación y empleo, Euskadi sigue caminando coja. No solo las disputas sindicales inciden en que el modelo no funcione. Por encima de ellas se hallan los enfrentamientos políticos y la vieja discusión sobre la transferencia del Inem (Instituto Nacional de Empleo).

Las políticas activas del Inem suman la intermediación y colocación en el mercado de trabajo, el fomento del empleo, la contratación laboral, la formación continua y la profesional. Las políticas pasivas, mientras, son las prestaciones, el dinero que pagan los trabajadores para realizar las primeras.

El problema en Euskadi es que no existe un acuerdo sobre qué es lo que el Gobierno central tiene que transferir y, como no hay acuerdo, no se transfiere nada.

El País Vasco aspira a encargarse de las políticas activas y las pasivas, pero la Administración central sólo quiere transferir las primeras. Euskadi es la única comunidad autónoma que no tiene transferidas las políticas activas de empleo, situación que se da también en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. La falta de acuerdo entre las administraciones central y vasca ha supuesto que se produzca en Euskadi una situación singular de duplicidad de servicios que en ocasiones llega a confundir al ciudadano.

Ambos ejecutivos volvieron recientemente a cruzarse cartas para facilitar la transferencia de las políticas activas, pero no se ha llegado a concretar ningún aspecto.

El problema es que, al no tener Euskadi transferidas dichas políticas, la formación continua de los trabajadores sigue estando en el aire.

El Gobierno vasco ha venido reclamando tradicionalmente los 42 millones de euros anuales en que estima el coste de las cuotas de formación de los trabajadores en la comunidad autónoma, aunque probablemente se conformaría con recibir los 30 millones de euros que llegaron hace siete años a Hobetuz fruto del acuerdo alcanzado entre el entonces presidente del Gobierno central, José María Aznar, y el PNV.

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