Crítica:CANCIÓN

Pablito y cía

Canciones de ayer y canciones nuevas que, dijo él modesto, son llevadas a la consideración del auditorio. Da gusto verle caminar con paso firme hasta su asiento. No hace tanto que se arrastraba lastimosamente y tenían que ayudarle a acomodarse.

Milanés le tomó gusto a los teclados electrónicos y se deja envolver por sus fieles Miguelito y Dagoberto, que le proporcionan un sonido amplio y lleno. Una elección estética que no siempre favorece a sus canciones. Hasta Si ella me faltara alguna vez, cuando agarró por primera vez la guitarra, queda ahogada bajo las oleadas de los Roland ...

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Canciones de ayer y canciones nuevas que, dijo él modesto, son llevadas a la consideración del auditorio. Da gusto verle caminar con paso firme hasta su asiento. No hace tanto que se arrastraba lastimosamente y tenían que ayudarle a acomodarse.

Milanés le tomó gusto a los teclados electrónicos y se deja envolver por sus fieles Miguelito y Dagoberto, que le proporcionan un sonido amplio y lleno. Una elección estética que no siempre favorece a sus canciones. Hasta Si ella me faltara alguna vez, cuando agarró por primera vez la guitarra, queda ahogada bajo las oleadas de los Roland XP 80 y Korg Triton.

Cantó Éxodo, dedicada a esos compatriotas que, por una u otra razón, no viven hoy en su país, y Ya ves, una de sus obras más queridas. Y Días de gloria ("los días de gloria se fueron volando -yo no me di cuenta-") o Nostalgias ("todo se va"): el tiempo como motivo recurrente para alguien que no lleva reloj ni los tiene en casa marcando el discurrir de los segundos, y que, de joven, escribió que "el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos".

Pablo Milanés y sus hijas

Pablo Milanés (voz y guitarra), Miguel Núñez (teclados), Dagoberto González (violín y teclado), Suylen y Haydée Milanés (voz). Centro Cultural de la Villa. Madrid, 9 y 10 de junio.

Fue algo especial presentarse con sus hijas. Si Suylen se mostró discretita como intérprete, no así la pequeña de la familia, Haydée, sin embargo más tímida y agarrotada. La niña de los ojos de papá eligió temas de Descemer Bueno, un autor que tiene hipnotizadas a varias jóvenes cantantes cubanas.

Compartieron con él -Suylen: Nada ha cambiado, de Athanai, y Haydée, en portugués, Tristesse, de Milton Nascimento y Telo Borges, grabada por el brasileño con Maria Rita-. Y los tres juntos entonaron un poema de César Vallejo sobre la Guerra Civil española y La soledad. Con el bloque de Años, Para vivir, Yolanda y El breve espacio en que no estás, el cubano alborotó al público, que las cantó con él, y reanudó ese vínculo emocional que nunca se va a romper. Porque, quien siempre prefirió ser Pablito a don Pablo, ha escrito algunas de las canciones más hermosas en lengua española.

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