La 'Medea' del Katona de Budapest, en La Abadía

Gábor Zsámbéki y José Luis Gómez presentan el montaje, que se representará hoy y mañana

Un clásico como Medea, con su tensión interna y su propio conflicto, apenas necesita adornos escénicos ni artificios teatrales. "Lo principal es ir al núcleo", asegura José Luis Gómez, director del teatro de La Abadía, donde hoy y mañana la compañía del Katona de Budapest presenta su prestigiosa versión de la obra de Eurípides. "Es la obra de un genio", asegura el director del grupo, Gábor Zsámbéki; "nos coloca ante un personaje que salta todos los límites".

Un escenario en cierto modo árido, aunque repleto de objetos reales, concebido por el escenógrafo Csörsz Khell, arropa, en ...

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Un clásico como Medea, con su tensión interna y su propio conflicto, apenas necesita adornos escénicos ni artificios teatrales. "Lo principal es ir al núcleo", asegura José Luis Gómez, director del teatro de La Abadía, donde hoy y mañana la compañía del Katona de Budapest presenta su prestigiosa versión de la obra de Eurípides. "Es la obra de un genio", asegura el director del grupo, Gábor Zsámbéki; "nos coloca ante un personaje que salta todos los límites".

Un escenario en cierto modo árido, aunque repleto de objetos reales, concebido por el escenógrafo Csörsz Khell, arropa, en lo que puede, la terrible radicalidad de esta tragedia de siempre sobre la mujer que por despecho decide matar a sus hijos.

El texto, que se ofrece en el Teatro de La Abadía de Madrid con subtítulos en castellano, no prescribe, no muere, porque aborda un conflicto recurrente. "Para mí, ir al Katona es una especie de peregrinación. El montaje de la compañía es un ejemplo de cómo una obra escrita lejos del tiempo tiene una vigencia y una contemporaneidad absoluta", asegura José Luis Gómez, que presentó el espectáculo junto al escenógrafo, al director de la compañía y la actriz protagonista, Andrea Fullajtár.

Por la tragedia negra de las criaturas de Eurípides caminan seres ambiciosos, mujeres demasiado solas y criaturas inocentes a las que acaba castigando el rigor del absurdo. "Son personajes que vemos día a día en nuestras sociedades y lo abordan de una forma que da sentido a la tragedia griega en la actualidad", añade Gómez, que presenta este espectáculo como parte de un proyecto común de la Unión de Teatros de Europa.

Zsámbéki es consciente de ello y ha tenido mucho cuidado de adaptar a estos tiempos partes de la obra que la hacen más efectiva. El coro pasa de 15 a tres personas en escena y la pretensión al trono de Jasón queda en pura ambición desmedida por cualquier cosa. "Medea es un mito básico de la humanidad, siempre tiene algo que decirnos. Su historia sucede constantemente a nivel cotidiano, a veces oímos la historia de mujeres desesperadas que matan a sus hijos", afirma el director del Katona.

Para Zsámbéki, lo que nos conmueve de Medea es, "por una parte, la compasión por quien se siente abandonado y, por otra, el rechazo, los escalofríos que nos produce su venganza, porque sobrepasa el límite de lo que consideramos normal". Dentro de la piel de Medea se mete Andrea Fullajtár, que afirma haber hecho un gran esfuerzo con su voz para este montaje. "No queríamos que Medea hablara como una persona abandonada, sino como un animal herido", explica Zsámbéki.

Tanto el director húngaro como Gómez son ardientes defensores de las compañías de repertorio. El Katona, de 34 miembros, cuenta con 16 títulos que va alternando en cartel constantemente. "El repertorio tiene varias ventajas. Primero, los actores no se cansan y el público tiene la oportunidad de verlo cada cierto tiempo", afirma Zsámbéki.

Una escena de Medea.
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