Mestizaje 'cool'

Érase un hombre a una sección rítmica pegado; o sea, el extremeño Gecko Turner, quien ha calado hondo en el público tropicalista y entregado a esa quimera de intelectuales a pie de calle que es el mestizaje cool. La propuesta de Turner consiste simplemente en aportar una voz bien mascullada y un riff de guitarra pendular y algo cansino a una sección rítmica de medios tiempos perfectos, con caída al reggae y posibilidades de alargarse el tiempo que haga falta. Para resumir, al modo de hacer de Turner podría calificársele de vacilón, es decir, de traer y llevar el ritmo con...

Érase un hombre a una sección rítmica pegado; o sea, el extremeño Gecko Turner, quien ha calado hondo en el público tropicalista y entregado a esa quimera de intelectuales a pie de calle que es el mestizaje cool. La propuesta de Turner consiste simplemente en aportar una voz bien mascullada y un riff de guitarra pendular y algo cansino a una sección rítmica de medios tiempos perfectos, con caída al reggae y posibilidades de alargarse el tiempo que haga falta. Para resumir, al modo de hacer de Turner podría calificársele de vacilón, es decir, de traer y llevar el ritmo con gracia y sin apresurarse.

Con estas armas y las canciones de su segundo y flamante disco, Chandalismo ilustrado -toda una declaración de intenciones-, Gecko Turner hizo un concierto en el que el escenario estaba continuamente lleno de músicos, los solos se sucedían como si de un tótum jazzístico se tratase y los pies del público se iban en un suave ir y venir al vaivén del sucusucu.

Entre las canciones interpretadas, destacaron sendas versiones del Subterranean homesick blues, de Dylan, y nada menos que el Waiting for my man, del nada tropical Lou Reed. Pero también tiene temas propios en los cuales uno se sorprende aportando su voz al coro del estribillo: Guapapasea, Afrobeatnik? o Toda mojaíta. El personaje tiene encanto y se va a hinchar a hacer galas. Es lo que tiene el mestizaje cool.