Afganistán paraliza el proceso contra el cristiano converso

La fiscalía pedía pena de muerte contra Abdul Rahman por abandonar la religión islámica

Abdul Rahman, afgano de 41 años, no será ejecutado, como pedía la fiscalía, por renunciar a la religión islámica y convertirse al cristianismo. El Tribunal Supremo de este país decidió ayer interrumpir el proceso "por razones técnicas", lo que abre las puertas a una próxima liberación.

Los motivos "técnicos" son que existen dudas sobre el estado mental y la nacionalidad de Rahmán.

El acusado ha vivido nueve años en Alemania, y los magistrados entienden que es posible que haya adquirido la nacionalidad de este país, en cuyo caso no podría ser condenado. El portavoz del tribunal ex...

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Abdul Rahman, afgano de 41 años, no será ejecutado, como pedía la fiscalía, por renunciar a la religión islámica y convertirse al cristianismo. El Tribunal Supremo de este país decidió ayer interrumpir el proceso "por razones técnicas", lo que abre las puertas a una próxima liberación.

Los motivos "técnicos" son que existen dudas sobre el estado mental y la nacionalidad de Rahmán.

El acusado ha vivido nueve años en Alemania, y los magistrados entienden que es posible que haya adquirido la nacionalidad de este país, en cuyo caso no podría ser condenado. El portavoz del tribunal explicó, además, que tres testigos -su hija, su padre y un primo- aseguran que tiene problemas mentales. El expediente vuelve ahora a la fiscalía, que tiene que decidir si continúa o no adelante con la acusación.

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Presiones internacionales

El juicio contra Rahman ha provocado una fuerte controversia internacional y estaba creando serios problemas al presidente afgano, Hamid Karzai. Su Gobierno, cuatro años después de caer el régimen fundamentalista talibán, depende de la asistencia militar y económica de los países occidentales, desde los que habían surgido presiones en favor de la liberación del converso.

Benedicto XVI envió el sábado pasado una carta a Karzai en la que pedía que el caso fuera desestimado en nombre de la libertad religiosa. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, exigió al Gobierno afgano que "cumpla con el principio universal de la libertad". En Alemania, donde los medios han dado una amplia cobertura al juicio, la presidenta, Angela Merckel, llamó personalmente a Karzai para interceder en favor de Rahman. Varios clérigos afganos, sin embargo, pidieron en la oración del viernes, día sagrado para los musulmanes, que sea ejecutado por haber incumplido la ley islámica.

La organización Amnistía Internacional (AI) denuncia que no hay norma penal alguna en Afganistán que castigue la apostasía. Para acusar, el fiscal se ha basado en el artículo 130 de la Constitución, que permite aplicar la sharía (ley islámica), "de forma que se sirva a la justicia de la mejor forma posible". Desde 2004, según AI, no se ha ejecutado a nadie en el país.

Rahman fue asistente médico con las milicias muyahidin que lucharon contra la invasión soviética de Afganistán en los años 80, y trabajó en Rusia y Alemania durante nueve años. Se convirtió al cristianismo hace 16, cuando trabajaba para una organización humanitaria cristiana en Pakistán. El mes pasado fue detenido y acusado de haber renegado del islam. El fiscal le ofreció retirar los cargos en su contra si volvía a hacerse musulmán, a lo que se negó. En una entrevista publicada ayer en el diario italiano La Repubblica, Rahman asegura que está "sereno" porque sabe que tiene razón. "No he hecho nada de lo que arrepentirme, (...) he elegido hacerme cristiano y esto, para mí, para mi alma, no es una culpa".

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