VALENCIA | Consumo de alcohol

Cuando la ciudad entera es un 'botellón'

"Hemos perdido, ¡vale!, pero en Sevilla la gente no lleva tres días bebiendo como aquí". Álvaro, un treintañero que acudió a la cita del macrobotellón de Valencia, resumía anoche de esta manera la razón de que apenas se hubieran reunido varias decenas de personas. El despliegue policial era discreto. Grupos dispersos de jóvenes se acercaron al lugar con el jolgorio de la fiesta a sus espaldas. Como explicaban Javi y Tito, de 19 y 20 años, con la música del coche a todo volumen, no había allí más gente reunida para beber en público que cualquier fin de semana.

"Organizar un ...

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"Hemos perdido, ¡vale!, pero en Sevilla la gente no lleva tres días bebiendo como aquí". Álvaro, un treintañero que acudió a la cita del macrobotellón de Valencia, resumía anoche de esta manera la razón de que apenas se hubieran reunido varias decenas de personas. El despliegue policial era discreto. Grupos dispersos de jóvenes se acercaron al lugar con el jolgorio de la fiesta a sus espaldas. Como explicaban Javi y Tito, de 19 y 20 años, con la música del coche a todo volumen, no había allí más gente reunida para beber en público que cualquier fin de semana.

"Organizar un botellón en Valencia, en Fallas, tiene poco mérito", comentaba el martes un universitario, después de que el rector Francisco Tomás se hubiera confesado preocupado porque la convocatoria valenciana fijaba el campus de Tarongers como centro de operaciones. Durante casi una semana todas las comisiones falleras (y hay 382) tienen derecho a celebrar verbenas, montar carpas y vender alcohol, que puede consumirse en la vía pública.

"Preferimos esto a las Fallas, que son una fiesta cerrada sólo para falleros"
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A la actividad de los casales hay que añadir los conciertos en el antiguo cauce del río Turia y en los Jardines de Viveros. Los conciertos no gozan de la excepción legal de las comisiones falleras, esto es, no está permitido el botellón. Pero la realidad se impone.

El resultado es que durante varias noches la ciudad entera parece sumida en un macrobotellón. Lo difícil, en estos casos, no es organizarlo, sino conseguir arrastrar a un número significativo de personas, como se comprobó ayer.

Jaime y Javi, dos jóvenes de Massamagrell, localidad cercana a Valencia, se contaban entre los escasos asistentes de anoche en el aparcamiento del campus de Tarongers, un lugar tradicional de botellón. "Preferimos esto a las Fallas, que son una fiesta cerrada, sólo para los falleros", explicaban tras confesar que habían sabido de la cita por Internet. El campus está ubicado en una zona sin viviendas, camino de la playa.

La alcaldesa de Valencia, Rita Barbera, dijo ayer no entender el interés por "polarizar" la fiesta en un lugar relativamente inhóspito cuando "todos los casales" tienen la suya.

La intuición de la alcaldesa fue acertada. Las Fallas, con su juerga generalizada, hicieron fracasar el botellón convocado.

Un grupo de jóvenes ayer en la ciudad de Valencia.JOSÉ JORDÁN

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