Reportaje:

Otoño bursátil bajo la sombra del crudo

El encarecimiento del petróleo y su efecto sobre los resultados empresariales pone en alerta a los mercados

El mayor riesgo para las bolsas tiene un nombre: crudo. Ahora, incluso, un nombre propio: Katrina. La subida del petróleo proyecta su sombra sobre los mercados bursátiles, que enfilan el final del ejercicio bajo la incertidumbre, agudizada por las consecuencias -aún por determinar- que tendrá el huracán sobre la producción y refino en Estados Unidos. Los expertos recomiendan refugiarse en empresas sólidas, con buena generación de flujos de caja, y, por el contrario, alejarse de los valores más pequeños y especulativos. Los mercados empiezan a anticipar un cambio en la percepción del riesgo por...

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El mayor riesgo para las bolsas tiene un nombre: crudo. Ahora, incluso, un nombre propio: Katrina. La subida del petróleo proyecta su sombra sobre los mercados bursátiles, que enfilan el final del ejercicio bajo la incertidumbre, agudizada por las consecuencias -aún por determinar- que tendrá el huracán sobre la producción y refino en Estados Unidos. Los expertos recomiendan refugiarse en empresas sólidas, con buena generación de flujos de caja, y, por el contrario, alejarse de los valores más pequeños y especulativos. Los mercados empiezan a anticipar un cambio en la percepción del riesgo por parte de los inversores, que podrían volverse más prudentes que en el pasado.

Los expertos recomiendan entrar en valores grandes y sólidos como los bancos BBVA y Santander, la petrolera Repsol y Telefónica

Si se cumplen las expectativas de los expertos, lo que queda de ejercicio será el momento de los blue chips, las compañías de mayor capitalización, que en lo que va de año han tenido en la Bolsa española un comportamiento menos brillante que los valores más pequeños. David Guzmán, de Morgan Stanley, apuesta por los valores sólidos, con buena generación de flujos de caja y alta rentabilidad por dividendo. ¿Cuáles? Los sospechosos habituales aparecen en la cabecera de su lista de recomendaciones. En banca, BBVA y Santander. En el sector energético, Repsol, ya que el 40% de sus ingresos procede de la actividad de refino y, dadas las actuales limitaciones mundiales del sector en todo el mundo para reciclar el crudo que se demanda, se asegura buena carga de trabajo. Guzmán no cree que los inversores deban amilanarse si el Ibex 35 pierde la barrera de los 10.000 puntos -"se está tomando un respiro", afirma- y considera que es un buen momento para entrar en renta variable.

Constructoras e inmobiliarias han sido protagonistas indiscutibles del parqué durante este año, con revalorizaciones que hacen pensar si tienen aún recorrido alcista. Las acciones de Metrovacesa han subido nada menos que un 84,15% en los ocho primeros meses del año, Sacyr Vallehermoso, un 76,37%, y Ferrovial, un 59,46%. Se trata de los tres valores que más han aumentado de valor desde enero.

Constructoras diversificadas

A pesar de la cautela que suscitan esos porcentajes de avance en las cotizaciones, los analistas precisan que las constructoras españolas están bien diversificadas en negocios que podrían compensar la aminoración de la construcción en España, cuando ésta se produzca. ACS es la mejor apuesta de Sara Herrando, directora de Análisis de Norbolsa. Pero la construcción no es el único sector de su preferencia para el resto del año. Telecomunicaciones, banca y seguros están en su punto de mira en todos los mercados europeos. En España, concretamente, Herrando apunta a Santander y BBVA "porque sus resultados han sido mejores de lo previsto, tienen el apoyo del negocio latinoamericano" y están más baratos en términos de Price Earnings Ratio (PER) -número de veces que supera la cotización al beneficio por acción de un valor-. Desde enero, Santander ha subido en Bolsa un 8,43%, mientras que el BBVA ha avanzado un raquítico 3,04%.

Telefónica es otro valor que Norbolsa pone como ejemplo de compañía "sólida desde el punto de vista financiero" que ha quedado rezagada en el parqué en este ejercicio: ha bajado un 3,46% en los ocho primeros meses de 2005. Su filial Telefónica Móviles ha caído aún más, un 6,8%.

La gran pregunta es si se repetirán las ganancias bursátiles en lo que queda de año. Hasta agosto, el Ibex 35, principal indicador de la Bolsa española, subió un 10,22%. Si se incluyen los dividendos pagados, la rentabilidad del índice se sitúa en el 12,95%. La buena salud de la renta variable se reflejó en un volumen de contratación en las cuatro bolsas españolas -Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao- de 564.068 millones de euros en los ocho primeros meses de este año, un 31,8% más que en el mismo periodo del año pasado.

Sin embargo, el Ibex 35 bajó en agosto un 1,05%, después de tres meses consecutivos de ganancias. ¿La razón? La imparable escalada del petróleo, que durante el mes pasado no dejó de batir máximos históricos. Si la subida del petróleo no es un fenómeno nuevo, ahora se suman las consecuencias del huracán Katrina, que ha arrasado amplias zonas del golfo de México, zona en la que se produce la tercera parte del petróleo de Estados Unidos y se lleva a cabo en torno al 12% de la actividad de refino.

La mayor parte de los bancos de inversión ha elevado sus previsiones de crudo para el año que viene a entre 50 y 60 dólares. En lo que va de año, el West Texas Intermediate, referencia en Estados Unidos, que el 30 de agosto pasado tocó un máximo histórico de 70,85 dólares, se ha mantenido en un promedio de 54,45 dólares, mientras que la referencia en Europa, el brent, ha cotizado a una media de 53,34 dólares por barril, con un récord de 68,89 dólares también el pasado 30 de agosto.

Hasta ahora, el efecto del encarecimiento del petróleo en las economías desarrolladas ha sido mitigado, según los economistas, por dos factores: uno, el efecto riqueza generado por la subida de los precios de la vivienda y de las acciones en muchos mercados de valores; el segundo, la afluencia de mercancía barata procedente de Asia, que ha compensado el aumento, por ejemplo, del precio de la gasolina. Hasta hace bien poco, los mercados también parecían haber contemplado indiferentes cómo el crudo se disparaba, escudados en el tirón de otros parámetros como la fortaleza del crecimiento económico en Estados Unidos, la relativa recuperación de Europa -sobre todo por la mejora de las perspectivas en Alemania- y las buenas noticias procedentes del flanco empresarial, con anuncios de resultados por encima de las expectativas de los analistas. En España, por ejemplo, las 35 compañías del Ibex ganaron 16.481,72 millones de euros en el primer semestre del año, un 31% más que en el mismo periodo del año pasado.

Pero puede que las cuentas de resultados dejen de dar tantas alegrías en el futuro próximo. Para Juan Laborda, director del departamento de Estudios y Análisis de Barclays Bank, el mayor riesgo para los mercados es que los beneficios empresariales empiecen a flaquear: "Prevemos sorpresas porque las empresas van a empezar a sufrir en sus márgenes el aumento de los costes unitarios laborales y el de los no laborales a causa del petróleo". Según Paul Brain, director de Renta Fija de Newton Investment Management, las empresas sufrirán la subida del crudo porque los tres factores que la han compensado hasta ahora -bajos tipos de interés, cobertura financiera del coste de la energía y aumentos de productividad- "van a ir desvaneciéndose".

De hecho, los analistas ya dan por hecho que los beneficios crecerán menos el año que viene. Según estimaciones de Norbolsa, los resultados de las compañías europeas crecerán una media del 17% este ejercicio, pero para 2006 ese porcentaje de aumento baja hasta el 8%, muy lejos del 28% que avanzaron el año pasado. En absoluto una buena noticia para las bolsas.

Otra fuente de incertidumbre es cómo afectará al consumo la combinación de un petróleo más alto y un posible comienzo del fin del boom inmobiliario. Los economistas han establecido sin esfuerzo un nexo entre alza del precio de la vivienda (más efecto riqueza, luego más consumo) y la subida de los precios del petróleo. Y es que esta crisis petrolera, a diferencia de las de los setenta y los ochenta, no obedece a un shock de oferta, sino al crecimiento económico impulsado por China, India y Estados Unidos.

A empujar el consumo han contribuido también los bajos tipos de interés a largo plazo, referencia de préstamos hipotecarios y al consumo, que siguen bajos a pesar de que la Reserva Federal inició en junio de 2004 un nuevo ciclo de subidas del precio del dinero. La última, el pasado 9 de agosto, que dejó el tipo de los fondos federales en el 3,5%. Si hasta ahora se daba por hecho que la institución que preside Alan Greenspan subiría otro cuarto de punto los tipos en cada una de las tres reuniones que la Fed celebrará hasta diciembre, ahora los mercados no descartan una pausa en la próxima cita del próximo 20 de septiembre.

Petróleo a 100 dólares

Pero con un barril de petróleo que coquetea con los 70 dólares, los inversores empiezan a ver algo más grandes las orejas al lobo. Hay quienes incluso anticipan un periodo de debilidad económica en Estados Unidos provocada por una caída del consumo y un encogimiento del crecimiento de los beneficios empresariales. Los efectos del Katrina están aún por determinarse con precisión, pero añaden un factor más de presión en un sector que a duras penas es capaz de refinar todo el crudo que el tirón de las economías en crecimiento demanda.

Algunos analistas como Philip Verleger, especialista en petróleo del Institute for International Economics, cree incluso que podría alcanzarse la exorbitante cifra de 100 dólares por barril. David Wyss, economista jefe de Standard & Poor's, opina que si el crudo llega a ese nivel, perfectamente podría desencadenar una recesión. Aunque, como señalaba recientemente al diario The Wall Street Journal, la subida del petróleo "termina cuando la burbuja inmobiliaria mundial explota". El presidente de la Reserva Federal ya hizo referencia en la última reunión de gobernadores de bancos centrales que todos los años se celebra en Jackson Hole (en el Estado de Wyoming) al fin de la ebullición en este mercado: "El boom inmobiliario inevitablemente se acabará consumiendo". Con ello, el efecto riqueza disminuirá.

Para José Luis Martínez, estratega en España de Citigroup, el escenario económico que se presenta de aquí a final de año no es demasiado favorable para las bolsas: "Posiblemente veamos nuevos máximos en los próximos meses porque hay mucha inercia, pero no creo que la situación se prolongue más allá de diciembre".

Los inversores afrontan moderadamente satisfechos pero con incertidumbre la recta final del ejercicio.BERNARDO PÉREZ

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