Alfonsín vuelve para luchar por el liderazgo radical en Argentina

El veterano líder no descarta presentarse a las elecciones presidenciales de 2007

A los 16 años de dejar la presidencia argentina, Raúl Alfonsín se ha presentado de nuevo en la arena política con la intención de competir, el próximo mes de diciembre, por la presidencia de la Unión Cívica Radical (UCR), el partido con el que gobernó durante siete años y que vive un fuerte debate interno sobre cómo debe plantar cara al todopoderoso y bicéfalo Partido Justicialista (PJ), encarnado por el presidente Néstor Kirchner y el ex presidente Eduardo Duhalde.

Alfonsín, de 78 años, propone moderación, renovación y que la UCR marche en solitario a las presidenciales de 2007, una fó...

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A los 16 años de dejar la presidencia argentina, Raúl Alfonsín se ha presentado de nuevo en la arena política con la intención de competir, el próximo mes de diciembre, por la presidencia de la Unión Cívica Radical (UCR), el partido con el que gobernó durante siete años y que vive un fuerte debate interno sobre cómo debe plantar cara al todopoderoso y bicéfalo Partido Justicialista (PJ), encarnado por el presidente Néstor Kirchner y el ex presidente Eduardo Duhalde.

Alfonsín, de 78 años, propone moderación, renovación y que la UCR marche en solitario a las presidenciales de 2007, una fórmula que suscita oposición en amplios sectores del partido, que optan por la línea dura de crítica a Kirchner, dudan de que quien fue presidente hace tres lustros proponga fórmulas nuevas y prefieren que la UCR acuda a las urnas como parte de una coalición que esté en condiciones de derrotar al peronismo.

La primera prueba de fuego en el retorno de Alfonsín se produjo el pasado fin de semana durante las elecciones en Buenos Aires de los delegados que representarán a la provincia en el congreso de la UCR, que se celebrará el próximo mes de diciembre y en el que el partido deberá elegir a su presidente nacional. El ex mandatario superó el examen, pero por los pelos. Aunque las urnas se cerraron el domingo por la noche y Alfonsín proclamó casi inmediatamente su victoria, no fue hasta 24 horas después cuando se confirmó la ajustada victoria sobre la diputada Margarita Stolbizer, quien pese a todo logró una plaza para el congreso de diciembre, al que acudirá como figura emergente del radicalismo.

"Yo sufrí la política que procuraba desde la oposición que al Gobierno le fuera mal", ha declarado Alfonsín en su defensa de una línea moderada en la oposición al Gobierno de Kirchner. El ex presidente, además, recuerda que, no en vano, tres ministros de actual Gobierno -el de Economía, Roberto Lavagna, el de Exteriores, Rafael Bielsa, y el de Trabajo, Carlos Tomada- fueron colaboradores suyos. Kirchner ha realizado en los últimos tiempos varios gestos públicos de amabilidad hacia el ex mandatario como la invitación que le hizo -y Alfonsín aceptó- para que le acompañara en una visita oficial al Vaticano en un momento especialmente bajo de las relaciones Iglesia-Estado en Argentina. Y es que, al margen de las batallas que tenga que librar en su propia formación, la figura de Alfonsín no es rechazada en la sociedad argentina.

Sin embargo, la oposición, encarnada en la provincia de Buenos Aires por Stolbizer, advierte de que el espíritu conciliador ha provocado que el partido haya estado a punto de desaparecer. La diputada es partidaria de una oposición "intransigente", aunque en sus declaraciones suele dejar claro que su objetivo no es atacar a Alfonsín. "La pelea no es contra alguien, sino por la renovación. Es un aporte a un sistema político que exige una oposición que frene los atropellos del oficialismo".

Una vez vencida la primera batalla en Buenos Aires, Alfonsín ha realizado su primer movimiento político criticando ayer al PJ por la división que mantienen Kirchner y Duhalde con vistas a las elecciones legislativas del próximo octubre, donde ambos dirigentes peronistas luchan por la primacía en el partido. "Lo mejor hubiera sido un justicialismo unido, pero directamente hubo una fractura y no una [elección] interna". El ex presidente se quejó también de que Kirchner no haya querido recibir a los dirigentes de la UCR y le ha acusado de no tener en cuenta que el partido gobernante y los que están en la oposición tienen la misma dignidad. Según Alfonsín, el presidente argentino -cuya costumbre de no recibir a personalidades y estamentos es conocida en el país-, concedió la audiencia pedida por la UCR pero con su jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

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Raúl Alfonsín saluda a seguidores durante la convalecencia por un accidente de coche en 1999.ASSOCIATED PRESS

El presidente de la hiperinflación

Nacido en 1927 en Chascomacús, una localidad de la provincia de Buenos Aires, Raúl Alfonsín ya ha pasado a la historia de Argentina como el primer presidente democrático tras los años de dictadura militar (1976-1983). Abogado de profesión, durante el mandato de la Juntas militares defendió en algunos procesos a perseguidos políticos y fue cofundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.

Militaba en la Unión Cívica Radical (UCR) desde 1945, pero no fue hasta 1981, tras la muerte del histórico dirigente Ricardo Balbín, cuando se hace con las riendas del partido, al que trata de transformar con un discurso más moderno, anteponiendo los usos democráticos a cualquier otra consideración.

Su balance como presidente presenta luces y sombras. Mientras por un lado consolidó el funcionamiento democrático del país, por otro tuvo que hacer frente a fuertes presiones, incluyendo dos asonadas militares, fruto de las cuales vieron la luz las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, aprobadas en 1986 y 1987 y que permitieron paralizar los procesos y exculpar a los condenados por crímenes contra la humanidad cometidos durante la dictadura. Ambas leyes fueron declaradas inconstitucionales el pasado junio.

Sin embargo, también es cierto que bajo su presidencia se sentó en el banquillo a la cúpula militar de la dictadura, muchos de cuyos integrantes fueron condenados a cadena perpetua.

En lo económico, su mandato estuvo plagado de problemas y Argentina vivió la hiperinflación. Por este motivo, Alfonsín debió ceder su cargo al peronista Carlos Menem cinco meses antes de lo estipulado.

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