TERROR EN LONDRES | La investigación

Londres busca a los organizadores del 7-J

Scotland Yard investiga a un paquistaní vinculado con Al Qaeda y a un químico egipcio

La trama del 7-J empieza a cruzar fronteras. Aunque aún no es oficial, la policía confirmó ayer en privado que el cuarto hombre bomba podría ser un jamaicano nacionalizado británico de nombre Lindsey Germaine, aunque había dudas sobre la ortografía exacta. Los investigadores no quisieron ni confirmar ni desmentir las especulaciones de que se encuentra tras la pista del cerebro y del ingeniero de los atentados. El primero sería un británico de origen paquistaní que habría abandonado el Reino Unido un día antes de los atentados. El ingeniero sería un químico egipcio de 33 años que estudió...

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La trama del 7-J empieza a cruzar fronteras. Aunque aún no es oficial, la policía confirmó ayer en privado que el cuarto hombre bomba podría ser un jamaicano nacionalizado británico de nombre Lindsey Germaine, aunque había dudas sobre la ortografía exacta. Los investigadores no quisieron ni confirmar ni desmentir las especulaciones de que se encuentra tras la pista del cerebro y del ingeniero de los atentados. El primero sería un británico de origen paquistaní que habría abandonado el Reino Unido un día antes de los atentados. El ingeniero sería un químico egipcio de 33 años que estudió en Estados Unidos y dio clases de Biología en Leeds. Hace unas semanas informó a su entorno de que tenía que salir del país debido a problemas con su visado.

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El terreno de las certidumbres se redujo ayer a la confirmación oficial de que son ya 54 las personas muertas en los atentados, a la difusión de la fotografía del más joven de los terroristas, Hasib Mir Hussain, de 18 años, y a la constatación de que Shehzad Tanweer, de 22, portaba la bomba que estalló entre las estaciones de Liverpool Street y Aldgate. Hussain aparece captado por las cámaras se seguridad de la estación de Luton, subiendo las escaleras antes de tomar el tren de las 7.40 con destino a King's Cross. Una foto de su rostro corresponde al permiso de conducir que portaba consigo, tal vez con la intención de que se le identificara y quedara claro que era un ataque suicida.

Los investigadores han difundido su fotografía porque quieren saber qué hizo desde que llegó a Londres, poco antes de las 8.30, hasta que voló en el autobús de la línea 30 que pasaba por Tavistock Square. Peter Clarke, vicejefe de los servicios contraterroristas de Scotland Yard, lanzó ayer algunas preguntas al público: "¿Ha visto a este hombre en King's Cross? ¿Estaba solo o acompañado? ¿Sabe el camino que tomó desde la estación? ¿Le vio cogiendo el número 30? Y, si es así, ¿dónde y cuándo?".

Clarke no quiso entrar en detalles sobre el cuarto terrorista del 7-J, aunque la policía confirmó en privado que puede tratarse de un jamaicano de nacimiento y británico de nacionalidad que los medios de comunicación identifican como Lindsay Germaine, que vivía con su compañera y una hija en Aylesbury (Buckinghamshire). Sería en esta casa, registrada por la policía en la tarde del miércoles, donde podrían haber pasado la noche los cuatro terroristas. Por la mañana habrían ido en uno o dos coches a la estación de Luton, a unos 30 kilómetros de distancia. Vecinos de Aylesbury comentaron que la policía estaba registrando la vivienda "por algo relacionado con un coche encontrado en Luton".

Los medios británicos especulaban ayer con que el cerebro del 7-J podría ser un británico de origen paquistaní, de entre 30 y 40 años, que llegó a Reino Unido semanas atrás y se marchó un día antes de los atentados. Este hombre habría intervenido en otros atentados y tendría vínculos con seguidores de Al Qaeda en EE UU. El ingeniero, el hombre que preparó los sofisticados explosivos utilizados en los atentados, sería un estudiante egipcio de 33 años llamado Asdi o Magdi el Nashar, quien habría alquilado un piso en Burley, un distrito de Leeds, mientras daba clases en la universidad de la ciudad.

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La policía ha admitido que dos de los hombres bomba de Londres han tenido problemas legales en el pasado, pero de pequeña importancia, y que ambos estaban "limpios" en cuestiones de terrorismo. Tanweer fue multado por una bronca callejera, y Hussain, por un hurto en una tienda. Eso explicaría el malentendido de las declaraciones del ministro francés de Interior, Nicolas Sarkozy, quien aseguró que dos de los terroristas habían sido detenidos el año pasado en una redada y luego puestos en libertad para ser controlados.

Sin embargo, las dudas no están completamente despejadas. La policía ha admitido fuera de los micrófonos que el nombre de uno de los terroristas fue mencionado en una operación antiterrorista el año pasado, pero que no llegó a ser detenido ni interrogado. Según el diario estadounidense The New York Times, Mohamed Sidique Khan, apuntado como el suicida que llevaba la bomba que estalló en Edgware Road, tuvo contacto telefónico con uno de los ocho hombres detenidos en esa redada.

El espionaje británico investiga los viajes de los suicidas de Londres y de otros jóvenes británicos a Pakistán. Shehzad Tanweer pasó algunos meses allí estudiando el Corán en una madrasa (escuela coránica) y podría haberse convertido entonces en adepto de la causa islamista. De vuelta a Inglaterra, habría mantenido sus hábitos y aficiones occidentales para no llamar la atención de su familia ni de los infiltrados que tiene la policía entre los islamistas británicos.

El jefe del Foreign Office, Jack Straw, mostró ayer su "preocupación por lo que ocurre en algunas madrasas en Pakistán, como lo están también el presidente [Pervez] Musharraf y muchos otros en los partidos políticos paquistaníes y en el Gobierno de Pakistán".

Hasib Mir Hussain, captado por una cámara del metro.REUTERS
Un artificiero inspecciona la entrada de una vivienda en Beeston, cerca de Leeds.REUTERS

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