Baja participación en la consulta italiana sobre reproducción

Los partidarios de modernizar la ley ven improbable el quórum

Los contrarios a la reforma de la ley italiana sobre reproducción asistida empezaron ayer a cantar victoria. La campaña abstencionista lanzada por los obispos y los partidos católicos pareció alcanzar eco entre el público, y la participación, en la primera jornada, resultó muy baja: a las seis de la tarde había votado el 13,4% del censo. Los partidarios de modificar la ley, tan restrictiva que fue aplaudida por la Conferencia Episcopal cuando se aprobó, consideraban difícil que se alcanzara el quórum del 50%.

La Plataforma por el Sí había calculado que si a mediodía del domingo se alcan...

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Los contrarios a la reforma de la ley italiana sobre reproducción asistida empezaron ayer a cantar victoria. La campaña abstencionista lanzada por los obispos y los partidos católicos pareció alcanzar eco entre el público, y la participación, en la primera jornada, resultó muy baja: a las seis de la tarde había votado el 13,4% del censo. Los partidarios de modificar la ley, tan restrictiva que fue aplaudida por la Conferencia Episcopal cuando se aprobó, consideraban difícil que se alcanzara el quórum del 50%.

La Plataforma por el Sí había calculado que si a mediodía del domingo se alcanzaba una participación del 10%, al cierre de las urnas, el lunes a las 3 de la tarde, se habría conseguido el 50% indispensable para dar validez a la consulta. La realidad se quedó a menos de la mitad, 4,6% a mediodía de ayer, pese a que el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, dio ejemplo y "por coherencia", acudió a votar. También votaron el líder de la oposición, Romano Prodi, y el vicepresidente del Gobierno y secretario de la derechista Alianza Nacional, Gianfranco Fini. Silvio Berlusconi se quedó, como estaba previsto, en su mansión de Cerdeña. Su esposa Veronica, en cambio, sí se acercó a las urnas.

"Incluso si no se obtiene el quórum y el referéndum es invalidado, la batalla seguirá en el Parlamento porque esa ley necesita mejoras", declaró Piero Fassino, secretario general del Partido de los Demócratas de Izquierda. El Partido Radical y los Demócratas de Izquierda, que recogieron las firmas necesarias para que se convocara el referéndum, consideraban que debía modificarse al menos el artículo de la ley que equiparaba los derechos del embrión a los de la madre. "Si ese artículo se mantiene", comentó Fassino, "el paso siguiente será la supresión del derecho a la interrupción del embarazo".

El aire de resignación que se adueñaba de la Italia laica contrastaba con las expresiones de triunfo de quienes seguían las consignas católicas. "Después de una campaña tan intensa y un referéndum tan importante, quizá descubriremos que vivimos en un país que sintoniza con Estados Unidos, donde el laicismo exasperado ha sido superado por una nueva conciencia", dijo el senador democristiano Maurizio Ronconi. "Están abriéndose unas nuevas condiciones sociales", agregó, "que no resultan demasiado favorables a la izquierda".

La Conferencia Episcopal no realizó ninguna declaración formal, a la espera de que concluyera la consulta.

El gobierno se negó a enviar SMS telefónicos a los ciudadanos, a diferencia de las anteriores elecciones, y desarrolló una campaña semiencubierta a favor de la abstención. Los espacios televisivos para debatir las cuestiones en juego fueron relegados a las horas de mínima audiencia y los directivos de la televisión pública, RAI, echaron el resto programando el sábado por la noche la película Instinto criminal. "La película cuenta la historia de varias mujeres que han tenido hijos gracias a la fecundación asistida y que son asesinadas por el médico; esa elección, a pocas horas de la apertura de las urnas, no puede ser casual", se quejó Marco Beltrandi, miembro de la dirección del Partido Radical.

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