La leyenda del seudónimo

El carné de identidad de Bernardo Atxaga reza que su nombre es José Irazu Garmendia, pero el seudónimo hace tiempo que se impuso al nombre de pila de un hombre que antes de escritor fue profesor de euskera, librero, guionista de radio y empleado de banca. Como tantos detalles de su biografía, el seudónimo también está relacionado con sus años de estudiante en Bilbao, donde se trasladó para cursar Ciencias Económicas y donde supo rodearse de su "primer ambiente literario".

Atxaga contó ayer que tomó prestado su nombre literario de un compañero de la facultad de Sarriko, el propietario de...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El carné de identidad de Bernardo Atxaga reza que su nombre es José Irazu Garmendia, pero el seudónimo hace tiempo que se impuso al nombre de pila de un hombre que antes de escritor fue profesor de euskera, librero, guionista de radio y empleado de banca. Como tantos detalles de su biografía, el seudónimo también está relacionado con sus años de estudiante en Bilbao, donde se trasladó para cursar Ciencias Económicas y donde supo rodearse de su "primer ambiente literario".

Atxaga contó ayer que tomó prestado su nombre literario de un compañero de la facultad de Sarriko, el propietario de la única máquina de escribir de la que disponían en la penuria de aquellos años universitarios. El autor de Obabakoak atribuyó a su colega Enrique Vila-Matas la difusión de otra versión sobre el origen de su seudónimo, según la cual "Bernardo" no era ese propietario de la máquina de escribir de Sarriko, sino un chaval del pueblo de Atxaga quien, en realidad, se llamaba Cornelio.

Atxaga volvió ayer a sembrar dudas sobre el verdadero origen del nombre con el que firma sus obras desde que decidió convertirse en escritor. Esas cosas forman parte de los juegos literarios, sugirió. El propio escritor ha alimentado la leyenda sobre las raíces de su seudónimo. Atxaga ha contado en otras ocasiones que, como ha dicho Vila-Matas, el Bernardo original era un chaval de Asteasu, unos años mayor que él, al que admiraba de crío. Pensaba entonces que se llamaba Bernardo. Tiempo después descubrió que se hallaba equivocado. Su nombre era otro, pero, juegos literarios, "Bernardo" ya estaba elegido.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En