CRISIS EN EUROPA | El debate en Bruselas

Un rechazo holandés llevará el caos a la UE

Crecen las voces que piden parar el proceso y crear un 'núcleo duro' de países que avancen solos

Cuando la Unión Europea no ha empezado a digerir el revés del rechazo francés a la Constitución europea, Holanda será hoy el segundo país fundador del club en decir no al nuevo tratado, según todas las encuestas. Europa entrará así en una "fase caótica", como reconocen fuentes oficiales de la Comisión y del Consejo, decididos en teoría a proseguir el proceso de ratificación de la Constitución pese a que todas las fuentes coinciden en que ya no podrá aplicarse en sus términos actuales en los 25 países de la UE. Crecen las voces que reclaman parar el proceso y políticos belgas pide...

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Cuando la Unión Europea no ha empezado a digerir el revés del rechazo francés a la Constitución europea, Holanda será hoy el segundo país fundador del club en decir no al nuevo tratado, según todas las encuestas. Europa entrará así en una "fase caótica", como reconocen fuentes oficiales de la Comisión y del Consejo, decididos en teoría a proseguir el proceso de ratificación de la Constitución pese a que todas las fuentes coinciden en que ya no podrá aplicarse en sus términos actuales en los 25 países de la UE. Crecen las voces que reclaman parar el proceso y políticos belgas piden ya la creación de un núcleo duro de países que avancen en solitario. En Bruselas, otros proponen la formación de un grupo de sabios que elabore un plan B.

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Los portavoces del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, reclamaron ayer que no se hagan "especulaciones" sobre lo que puede ocurrir en el futuro próximo. Sin embargo, todas las fuentes consultadas dan por hecho que el texto actual de la Constitución europea no podrá ser aplicado tal cual mientras Francia no organice otro referéndum para dar marcha atrás, una hipótesis hoy inimaginable por el amplio margen con el que ganó el no.

Consciente de ello, el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, exigió ayer una aclaración: que sus ciudadanos reciban la garantía de que en el referéndum convocado en su caso para septiembre van a votar la Constitución que entraría en vigor, y no una que vaya a ser después retocada para contentar a franceses, daneses... y quizás también después a los ingleses si la rechazan en el referéndum anunciado en el Reino Unido para el año próximo.

Anunciado, que no convocado, y, por tanto, puede ser anulado si el primer ministro, Tony Blair, cede a las tentaciones que tiene. "Si lo anula, habrá más voces exigiendo que se detenga el proceso", argumentan fuentes oficiales en Bruselas. "Como es inteligente, optará por dejar el referéndum en stand by hasta que se aclare la crisis", sostienen otras. Y tener así más información sobre las otras consultas y las soluciones alternativas que se manejen en ese momento para salir del laberinto.

Es a Blair, el primer ministro del país menos europeísta del club, quien tomará las riendas de la UE a partir de julio, como presidente semestral, en plena incertidumbre y cuando la ausencia de un liderazgo en la Unión es un clamor, en parte porque los Gobiernos de los dos principales países atraviesan una etapa muy inestable: cambio de primer ministro en Francia con Jacques Chirac en caída libre electoral y elecciones anticipadas en Alemania tras sucesivos fracasos electorales del canciller federal, Gerhard Schröder, y de su partido, SPD.

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Ahora, tras el previsto no holandés, todos los dirigentes hablan de abrir un periodo de reflexión. En Bruselas ya se maneja la posibilidad de convocar a un grupo de sabios en el que participaría el francés Jacques Delors, el presidente con más prestigio que ha tenido la Comisión. Ahora, la próxima etapa es la cumbre del 16 y 17, la primera en que se verán las caras los líderes tras los referendos en Francia y Holanda.

Barroso debatirá hoy con todos sus comisarios qué mensaje lanzará esta noche. Sus portavoces avanzaron ayer que, "seguramente", insistirá en que el proceso de ratificación debe mantenerse hasta que se definan los 25. Pero ya no es suficiente.

Para las próximas semanas, las alternativas más obvias son mantener el proceso o pararlo. La apuesta oficial por mantenerlo sigue firme. "Los ciudadanos de todos los Estados miembros tienen el mismo derecho a opinar sobre esta Constitución", se dice en un documento interno de la Comisión redactado tras el no francés. Al final, se vería "el balance de fuerzas". Si el texto es rechazado por más de cinco países, sería enterrado. Si no, se abrirá una compleja negociación. En todo caso, se habrán perdido varios años.

Antes de pararlo, opina un colaborador de Barroso, "hay que tener claro qué hacer después". No existe ese plan B, pero el supuesto grupo de sabios podría redactar un proyecto. "Encontrar una solución que sea buena para Francia y para Europa requiere un liderazgo decisivo", afirma el documento interno de la Comisión, del que se deduce, obviamente, que hoy no existe tal liderazgo.

"La compleja situación política" en la que entra Europa, como la definían ayer los portavoces de la Comisión, será analizada mañana en una reunión de Barroso con la Conferencia de Presidentes de la Eurocámara y en otra sesión extraordinaria de la Comisión de Asuntos Constitucionales. "Europa se arriesga a vivir un periodo de inmovilismo, de retroceso, como un barco sin capitán ni gobierno", declaraba ayer al diario Le Soir el ex primer ministro belga Jean-Luc Dehaene.

Marco financiero

Con este panorama, será un milagro que los líderes aprueben en la cumbre el futuro marco financiero de la Unión. "Si hay un retraso, existe el peligro de que las políticas europeas queden paralizadas en 2007", alerta el informe interno de la Comisión. El euro, además, parece pagar ya alguna consecuencia. Ayer registró su valor más bajo en siete meses frente al dólar, aunque Bruselas lo achaca más a "la coyuntura económica".

Ante el caos que asoma, ya ha surgido la primera iniciativa aislada para ir a la Europa de las distintas velocidades. Elio di Rupo, líder de los socialistas belgas, avanzó ayer al primer ministro y aliado, el liberal Guy Verhofstadt, la idea de establecer "un núcleo duro de países que quieran ir juntos más lejos". "Es necesario mostrar la determinación de un núcleo de países para luchar contra el dumping social y fiscal y para crear una Europa solidaria", dijo. La mayoría de quienes votaron no en Francia se sumarían encantados.

Javier Solana (a la izquierda) y Josep Borrell, en Luxemburgo.EFE

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