Margarita Rivière desmonta en un libro los placeres falsos

La escritora y periodista publica su texto más personal y autobiográfico

El placer de las mujeres (Síntesis) es una sorpresa. El título anuncia un ensayo sobre la condición de la mujer, pero el lector se encuentra con un libro de "casi" memorias. "No quería que fueran completas. Mi intención era que lo que explico tuviera relación con el título", afirma Margarita Rivière (Barcelona, 1944). La editorial le propuso que escribiera un libro muy personal sobre lo positivo que hay en el hecho de ser mujer en relación con el placer. Y esto la indujo a pensar en lo que había habido de placer y de no placer en su vida.

"Lo primero que me enseñaron es que no ha...

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El placer de las mujeres (Síntesis) es una sorpresa. El título anuncia un ensayo sobre la condición de la mujer, pero el lector se encuentra con un libro de "casi" memorias. "No quería que fueran completas. Mi intención era que lo que explico tuviera relación con el título", afirma Margarita Rivière (Barcelona, 1944). La editorial le propuso que escribiera un libro muy personal sobre lo positivo que hay en el hecho de ser mujer en relación con el placer. Y esto la indujo a pensar en lo que había habido de placer y de no placer en su vida.

"Lo primero que me enseñaron es que no había placer para las niñas. Luego comprendí que vas a los placeres a pesar de lo que te enseñan. Y descubrí otra cosa: si no estás en un lugar en el que la gente puede ser más o menos feliz, tú tampoco puedes serlo. Si el país no funciona, tampoco es fácil ser feliz. Creo que todo esto es lo que define a nuestra denostada generación". La de mayo del 68. "La reivindico, reivindico a todos los que nos tocó pasarla porque vivimos un clima de apertura que no podíamos imaginar".

Rivière procede de una familia muy conservadora, sobre todo en lo que se refiere al papel de la mujer, como deja claro en el libro. Se sintió culpable por haber comprado un disco de Elvis Presley en Semana Santa; le tiraron a la basura un libro de Graham Greene; a los 15 años intentaron convencerla de que su mejor futuro era conseguir un buen marido; no le permitieron estudiar Filosofía y Letras... "Nacer en la burguesía no es lo que la gente piensa, aunque algunas ventajas tuve. Mi padre era publicitario y nos llegaban todas las revistas, que yo leía con pasión". También viajar al extranjero y aprender idiomas, "algo que no tenía prestigio en aquella época". Fue uno de sus placeres. Otro, poder, por fin, estudiar periodismo, cuando tenía 23 años.

Trabajó en el Grupo Mundo, en el Diario de Barcelona, en El Periódico, en La Vanguardia, fue directora de la agencia Efe en Cataluña, colabora ahora con EL PAÍS... Ha obtenido mucho placer, admite, en todos ellos... aunque, insiste, éste es un libro "para desmontar los placeres falsos". "Estoy hasta las narices de que nos digan cómo tenemos que divertirnos". El siglo XX será recordado, dice en su libro, como el tiempo en que se dio crédito a todos los falsos placeres, a su búsqueda frenética. ¿Y el placer de ser mujer? "Es algo que aún hoy tiene que descubrirse". Cada una tiene que inventárselo, si puede. Aunque, ojo, éste no es un libro exclusivamente para mujeres. Es un testimonio de los años sesenta (finales), setenta y ochenta, de la evolución que vivió España y de la profesión periodística.

Rivière se trabaja sus placeres día a día. Los personales, de los que habla menos, y los profesionales. Desde los noventa trabaja por libre; ha escrito una veintena de libros; ha hecho el doctorado en Sociología y ahora prepara una tesis sobre los medios de comunicación y los personajes que salen en ellos: los mecanismos de la fascinación por la fama.

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