SOS Racismo asegura que se sigue expulsando sin garantías a los menores marroquíes

Los chicos devueltos a Marruecos son cada vez más jóvenes y sueñan con regresar a España

"Si te pillan dentro del puerto o te sacan de debajo de un camión" la devolución a Marruecos es inmediata. Este y otros testimonios de adolescentes marroquíes que fueron expulsados de España a su país ponen de relieve que los derechos de los menores apresados en zona fronteriza no suelen ser respetados, según SOS Racismo. Aun así, la situación del colectivo en España ha mejorado sustancialmente desde hace seis meses, mientras los que fueron repatriados sueñan con intentar regresar.

Dos ONG, SOS Racismo y Al Jaima, han buscado en Marruecos, durante los últimos cinco meses de 2004, a meno...

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"Si te pillan dentro del puerto o te sacan de debajo de un camión" la devolución a Marruecos es inmediata. Este y otros testimonios de adolescentes marroquíes que fueron expulsados de España a su país ponen de relieve que los derechos de los menores apresados en zona fronteriza no suelen ser respetados, según SOS Racismo. Aun así, la situación del colectivo en España ha mejorado sustancialmente desde hace seis meses, mientras los que fueron repatriados sueñan con intentar regresar.

Dos ONG, SOS Racismo y Al Jaima, han buscado en Marruecos, durante los últimos cinco meses de 2004, a menores repatriados por España. Encontraron a 28 -no han podido obtener una cifra oficial de expulsados-, a los que entrevistaron. Sus relatos, y los de otros adolescentes marroquíes en Melilla, recogidos en un informe presentado ayer en Rabat, permiten hacerse una idea precisa de sus motivaciones y de su itinerario.

La mayoría de ellos son originarios de Tánger y de sus alrededores; su estancia en España superó, en general, un año; sus padres solían saber que tenían la intención de emigrar y cuentan, además, con familiares en la inmigración. El grueso de esos jóvenes había trabajado para costearse la travesía y su intención es volver a intentarlo.

Aunque ya se introducían escondidos en camiones, la primera patera que llegó a la costa andaluza con un fuerte contingente de menores -21 adolescentes desembarcaron en septiembre de 2003- provocó, al mes siguiente, una instrucción del fiscal general del Estado. Ésta sostuvo que aquellos que habían cumplido 16 años eran "emancipados de hecho" y podían ser expulsados.

Los menores pertenecientes a esa nueva categoría fueron repatriados a Marruecos "con el mismo procedimiento que el de los adultos", denuncia el informe. El único matiz es que la fiscalía "valoraba la conveniencia de la devolución sin ver al menor", muchas veces por teléfono.

El fiscal general del Estado nombrado por el Gobierno socialista, Cándido Conde-Pumpido, abrogó esa instrucción en noviembre pasado y su actitud es "más proteccionista". El único instrumento oficial para las devoluciones es ahora el memorándum de entendimiento concluido entre Madrid y Rabat en diciembre de 2003.

Aplicación incorrecta

Este acuerdo permite el retorno de menores que están acogidos al sistema de protección. SOS Racismo denuncia su aplicación incorrecta. "Ni ellos ni sus familias son informados de que van a ser retornados", señala, "ni tampoco se localiza a la familia de origen ni se efectúa el pertinente informe social".

Peor aún, los menores atrapados en zona fronteriza son devueltos sin más dilación ni trámites. Esto sucede en los puertos y también en Melilla, donde se detiene y se expulsa inmediatamente a los menores que deambulan solos cerca de la frontera o por lugares poco transitados.

Para convencerles de que crucen el puesto de Beni Enzar, que separa Melilla de Nador, se les amenaza "con llamar a la guardia marroquí" o se les da "unos cachetes". Pero no tardan en volver "nadando por el puerto o a través de un túnel de agua residual".

El 23 de octubre de 2004, K. H., una chica marroquí de 17 años, llamó, por ejemplo, a una ONG para contar que agentes de la Guardia Civil de paisano la acababan de expulsar a Beni Enzar, junto con otra menor, pese a tener tarjeta de residencia en Melilla. Cuando regresaron acompañadas por miembros de esa ONG fueron retenidas en la comisaría española de la frontera para convencerlas de que "no declarasen que habían sido expulsadas" por el instituto armado.

Los cachetes del lado español son insignificantes comparados con el trato del lado marroquí. "El 100% de los testimonios recogidos hablan de malos tratos, vejaciones, insultos" a los menores mientras están en dependencias policiales, "en celdas con adultos" en las que no se les proporciona comida. Después son puestos en libertad a cientos de kilómetros de sus casas sin que ningún servicio de protección de la infancia les eche una mano. A veces vuelven a sus hogares a pie y mendigando y en otros casos ni regresan. Su objetivo es dar de nuevo el salto a España.

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