Tribuna:

Cuidados paliativos en Andalucía

¿Cómo nos gustaría ser atendidos en los últimos momentos de nuestra vida? Esta pregunta no tiene una fácil respuesta y, muy probablemente, nuestras contestaciones serían diversas. Sin embargo, es posible aventurarse, desde nuestra posición de personas más o menos sanas, a decir que, si nos llegara el momento, nos gustaría tener pocas molestias (sobre todo dolor) y que, tanto nosotros como nuestra familia, pudiéramos vivir la situación de la forma más suave posible. Cuando, además, has tenido la ocasión de vivir cómo es el desenlace de seres queridos o de pacientes a tu cargo, posiblemente esta...

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¿Cómo nos gustaría ser atendidos en los últimos momentos de nuestra vida? Esta pregunta no tiene una fácil respuesta y, muy probablemente, nuestras contestaciones serían diversas. Sin embargo, es posible aventurarse, desde nuestra posición de personas más o menos sanas, a decir que, si nos llegara el momento, nos gustaría tener pocas molestias (sobre todo dolor) y que, tanto nosotros como nuestra familia, pudiéramos vivir la situación de la forma más suave posible. Cuando, además, has tenido la ocasión de vivir cómo es el desenlace de seres queridos o de pacientes a tu cargo, posiblemente esta simple fórmula pueda explicar lo que hubieras deseado.

Bien, para que esto suceda es necesario que se den varias circunstancias. En efecto, la trascendencia del momento, la reconciliación con uno mismo, la desesperanza o esperanza, ciertas preocupaciones concretas, etcétera, son algo en lo que difícilmente podemos intervenir. Así que, de entrada, asumamos que frente al paciente terminal el alivio que podemos facilitar es limitado, incompleto y parcial. Y sin embargo, puede ser de enorme relevancia. Las posibilidades de ofrecer un control adecuado del dolor, de la asfixia o de otros síntomas físicos, y de proporcionar cierta seguridad, presencia y experiencia, sin duda alguna, aumentarán las posibilidades de hacer la situación menos difícil y llevadera, facilitando así un mayor confort. Por esta razón entendemos que el apoyo al paciente terminal y a su familia es algo que, desde el sistema sanitario público, estamos obligados a ofrecer y que, además, es de las situaciones en las que somos capaces de proporcionar mayores beneficios.

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Debemos saber que el paciente, en situación terminal, no siempre presenta una especial severidad de los síntomas o un sufrimiento excesivo. En efecto, si consideramos algunas cifras de Andalucía veremos que mueren, como consecuencia del cáncer, alrededor de 14.000 pacientes al año y que muchos de ellos no presentan síntomas que requieran una atención de especial complejidad desde el punto de vista técnico. De hecho, la mayoría de los pacientes son atendidos de manera muy satisfactoria, para la familia y para el propio enfermo, por los equipos de atención primaria (médico, enfermería comunitaria y enfermería de enlace) y por los especialistas (oncólogos, radioterapeutas, hematólogos, pediatras). Sin embargo, una tercera parte de los pacientes, por el grado de complejidad clínica que presentan (dolor que no responde al tratamiento, trastornos del metabolismo) y el sufrimiento que ello comporta, requieren la presencia de equipos específicos de soporte y unidades de cuidado paliativos.

Así pues, tanto el Plan Nacional de Cuidados Paliativos, como el Proceso Asistencial Integrado de Cuidados Paliativos, elaborado por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, pretenden asegurar que todos los equipos de atención primaria mantengan actualizados los conocimientos y destrezas necesarios para dar la mejor atención al enfermo terminal, garantizando además que cuando sea necesario (por la complejidad y el sufrimiento del paciente y también de la familia), van a contar con equipos específicos de soporte que trabajarán, de forma coordinada, con atención primaria y especializada.

Desde el Plan Integral de Oncología de Andalucía también estamos intentando mejorar esta asistencia, centrando nuestro trabajo, por un lado, en mejorar la coordinación entre todos los dispositivos asistenciales implicados en la atención al paciente terminal, incluso los pertenecientes a otras organizaciones (AECC, CUDECA, Hermanos de San Juan de Dios). Por otro lado, mejorar la formación de los profesionales sanitarios en la atención a estos enfermos y a su medio familiar, de sus problemas clínicos y también emocionales (como el duelo o la agonía). Por último, pretendemos, desde el sistema sanitario público, que la atención a estos enfermos no tenga resquicios de inequidad, por razones geográficas o de otro tipo, para lo cual se están incorporando nuevos equipos de soporte a los ya existentes tanto a nivel hospitalario como extrahospitalario, y alcanzando convenios de colaboración con las organizaciones mencionadas.

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Es bueno saber que hay muchos profesionales interesados en contribuir a que los pacientes terminales, no sólo los oncológicos, en Andalucía reciban una atención integral y de gran calidad. Las experiencias vividas por muchas familias así lo aseguran.

José Expósito Hernández es Médico Oncólogo y Director del Plan Integral de Oncología.

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