Sana envidia

Estoy convencido de que los habitantes de la zona norte de Madrid nos tienen envidia sana a los del sureste, y es lógico. Aquí disfrutamos de un vertedero-incinerador de basuras por el que darían el oro y el moro en la Moraleja, pongo por caso.

Arganda recibe con honra y satisfacción miles de toneladas de escombros de la M-30 que seguro les encantaría acoger a los de Colmenar Viejo; pretenden instalarnos nada menos que centrales térmicas y de ciclo combinado (con lo que molan y la de empleos que dan), en Morata de Tajuña, Colmenar de Oreja, Estremera, Fuentidueña y Villamanrique de Tajo...

Estoy convencido de que los habitantes de la zona norte de Madrid nos tienen envidia sana a los del sureste, y es lógico. Aquí disfrutamos de un vertedero-incinerador de basuras por el que darían el oro y el moro en la Moraleja, pongo por caso.

Arganda recibe con honra y satisfacción miles de toneladas de escombros de la M-30 que seguro les encantaría acoger a los de Colmenar Viejo; pretenden instalarnos nada menos que centrales térmicas y de ciclo combinado (con lo que molan y la de empleos que dan), en Morata de Tajuña, Colmenar de Oreja, Estremera, Fuentidueña y Villamanrique de Tajo, mientras seguro que suspiran por ellas en Tres Cantos, Pozuelo, Las Rozas, Torrelodones o San Lorenzo de El Escorial.

Y ahora, para que se chinchen los de Majadahonda y Villanueva del Pardillo, las autoridades resucitan la idea de construir un aeropuerto en Camporreal, lo que le dará a la zona mayores niveles de ruido progresista, tráfico emprendedor y aglomeraciones dinámicas. Lo sentimos por vosotros, norteños, pero el futuro es nuestro. En el patio trasero de la Comunidad de Madrid estamos orgullosos de nuestros representantes políticos estatales, autonómicos y municipales.