Los sindicatos no consiguen paralizar Osakidetza en la primera huelga general

Sanidad reduce el seguimiento a un 6,7% del personal y los sindicatos lo elevan al 80%

El funcionamiento de los hospitales y centros de salud del Servicio Vasco de Salud se vio afectado de forma desigual por el paro general convocado por ELA, SATSE (enfermería) y el Sindicato Médico, pero no se paralizó la actividad. La dirección de Osakidetza minimizó el impacto de la huelga y redujo el seguimiento de la misma a 1.503 trabajadores, el 6,7% del personal. Por el contrario, los sindicatos convocantes calificaron de "éxito" la movilización. Según las centrales, el 85,5% de los trabajadores secundaron la huelga en los centros de Atención Primaria y un 75% en los hospitales.

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El funcionamiento de los hospitales y centros de salud del Servicio Vasco de Salud se vio afectado de forma desigual por el paro general convocado por ELA, SATSE (enfermería) y el Sindicato Médico, pero no se paralizó la actividad. La dirección de Osakidetza minimizó el impacto de la huelga y redujo el seguimiento de la misma a 1.503 trabajadores, el 6,7% del personal. Por el contrario, los sindicatos convocantes calificaron de "éxito" la movilización. Según las centrales, el 85,5% de los trabajadores secundaron la huelga en los centros de Atención Primaria y un 75% en los hospitales.

A la hora de hacer el balance, Osakidetza y los tres sindicatos siguieron el guión de los seis paros parciales convocados desde marzo. Las valoraciones contrapuestas volvieron a ser la nota dominante. La huelga provocó la contrariedad de miles de usuarios que vieron aplazadas sus citas, ya que se habían suspendido sus consultas con médicos o pruebas diagnósticas. Pero, a pesar de eso, el director de Osakidetza, Josu Garay, aseguró que el sistema funcionó con normalidad. Como prueba afirmó que funcionaron 79 de los 81 quirófanos que tenían operaciones programadas.

El paro de ayer fue el primero de carácter general que vive el sistema sanitario público vasco en sus 22 años de historia. Sin embargo, los sindicatos llegaron divididos a la movilización, ya que LAB, Comisiones Obreras y UGT se habían desmarcado de ella desde que el pasado 23 de febrero cerraron un acuerdo con Osakidetza sobre condiciones de trabajo para este año.

Esta división sindical contribuyó a reducir el seguimiento de la movilización, pero la representante de ELA, Izaskun Garikano, advirtió ayer de que el conflicto tiene "unas raíces muy profundas" y que no termina con este paro. "Quien tenga que venir a hablar con nosotros [en referencia al consejero de Sanidad del próximo Gobierno], o lo hace en actitud de negociar, con voluntad de entrar en los problemas, o si no las movilizaciones van a seguir adelante". Según Garikano, el actual departamento ha hecho de la eficiencia "un bien en sí mismo" y ha llevado a los trabajadores "a tener que atender a los pacientes sin ánimo de ofrecer calidad".

Garikano se concentró ayer junto a cientos de profesionales del Servicio Vasco de Salud frente a la sede del Gobierno vasco en Bilbao. Los huelguistas corearon diferentes consignas contra los actuales responsables de la consejería y en demanda de una mejora asistencial. Encarnación de la Maza, portavoz del SATSE, resaltó que la mejora de las condiciones de trabajo de los profesionales redundará en la mejora de la calidad asistencial.

Frente a las reivindicaciones sindicales, el director de Osakidetza reiteró que la huelga no tiene carácter laboral, sino exclusivamente político. "Los tres sindicatos han convocado la huelga con un evidente y burdo propósito de influir en los resultados" de las elecciones del próximo 17 de abril, aseguró. Para Garay la huelga carece de justificación, si se tienen en cuenta "las buenas condiciones de trabajo" que existen en Osakidetza. "Obligatoriamente, las razones que impulsan el paro tienen que ser diferentes a las que puedan tener relación con las relaciones laborales", sostuvo.

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"Vuelva usted mañana"

A Antonio C., un jubilado que ayer le tocaba pasar consulta en el centro de salud del barrio vitoriano de San Martín, no le hizo ninguna gracia encontrarse con la puerta del especialista cerrada. "Tenía dudas de si venir o no, y he preferido venir. Al final, para nada", se lamentó. "Los únicos que salen perdiendo con todo esto somos los pacientes. Yo no sé si cobran bien o mal los médicos. Sólo quiero que me atiendan". Antonio tendrá que esperar. "Me han dicho que vuelva mañana".

Más suerte tuvo Julio Delgado. "El médico me ha atendido tal y como estaba previsto. Él no estaba en huelga. Si las protestas sirven para que se ofrezca más calidad y nos den más tiempo para estar en la consulta, estoy de acuerdo con sus reivindicaciones", opinó.

Mikel U., en cambio, sí tendrá que esperar a conocer el diagnóstico de su madre, ingresada en el Hospital de Txagorritxu, el más grande de Vitoria con 450 camas. "Hoy [por ayer] le tenía que confirmar el médico si sufre una hernia discal, pero como está de huelga, no tenemos noticias".

En el Hospital de Txagorritxu se vivió ayer una tranquilidad inusual. El ala de consultas externas se encontraba semivacía a la una del mediodía, una imagen imposible de ver cualquier otra jornada. Habitualmente se trata de la zona más concurrida y bulliciosa del hospital, con gran cantidad de gente de pie en los pasillos o sentada esperando a pasar consulta. Luis A. tenía cita para ayer, pero le habían avisado con tiempo de que su consulta se iba a aplazar. "Al menos no he ido para nada. Ahora tendré que esperar otra vez. Eso es lo peor".

Mientras que el paro tuvo un seguimiento importante en Txagorritxu, en el Hospital de Santiago, también en Vitoria, los efectos de la huelga fueron menores. Pedro G. tenía cita con los especialistas de digestivo desde hace seis semanas y no fue cancelada ni trasladada a otra fecha. "Me atendieron sin problemas", aseguró.

Más rigor en la atención

ELA, SATSE y el Sindicato Médico no organizarán más movilizaciones hasta que tome posesión el futuro equipo de Sanidad tras las elecciones. Sobre su mesa estará la patata caliente del conflicto abierto en Osakidetza y, dependiendo de cómo marchen las negociaciones, se pondrá final al mismo. Entre otras quejas, los tres sindicatos critican la "excesiva carga" asistencial que soportan los trabajadores del Sistema Vasco de Salud. Según ellos, las deficiencias estructurales de Osakidetza son "responsabilidad exclusiva de los políticos", pero quedan tapadas con el sobreesfuerzo de los profesionales.

Entre otras cuestiones, reclaman ritmos de trabajo donde primen la seguridad y la calidad, y piden a los trabajadores que "extremen" el rigor en la atención a los pacientes porque éstos "no tienen la culpa de las deficiencias del sistema ni de la falta de personal".

Dedicar a cada asistencia el tiempo necesario y rechazar los contratos basura y las directrices de ahorro económico son otras de sus reivindicaciones.

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