Tribuna:NUEVAS ESTRATEGIAS EMPRESARIALES

El empresario de la Comunidad Valenciana en el siglo XXI

Desde los años noventa del siglo XX estamos insertos en un proceso de cambio tecnológico, económico, social e institucional que está transformando a gran velocidad el escenario en el que se mueve el empresario. Se trata de una transformación sin precedentes que, por un lado, cambia las condiciones de la competencia y las claves de las estrategias empresariales exitosas y, por otro, las responsabilidades y exigencias del mundo empresarial; especialmente en una sociedad como la de la Comunidad Valenciana, relativamente desarrollada pero enfrentada a serios retos estratégicos para seguir siendo e...

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Desde los años noventa del siglo XX estamos insertos en un proceso de cambio tecnológico, económico, social e institucional que está transformando a gran velocidad el escenario en el que se mueve el empresario. Se trata de una transformación sin precedentes que, por un lado, cambia las condiciones de la competencia y las claves de las estrategias empresariales exitosas y, por otro, las responsabilidades y exigencias del mundo empresarial; especialmente en una sociedad como la de la Comunidad Valenciana, relativamente desarrollada pero enfrentada a serios retos estratégicos para seguir siendo económicamente exitosa.

Los que conocen la historia de la Comunidad Valenciana saben que lo que hoy somos en lo económico ha sido el resultado de un proceso forjado de forma espontánea por miles de empresas lideradas por esforzados emprendedores celosos de su individualidad e independencia. Emprendedores que han generado proyectos empresariales exitosos con poco capital y mucha ilusión y esfuerzo. Personas que pueden estar muy orgullosas de sí mismas porque cuanto son y tienen se lo deben a su iniciativa y trabajo personal. Pero el éxito económico transforma las sociedades y con ello los retos y patrones de comportamiento de los empresarios.

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Los cambios experimentados por el sistema económico y social, a impulsos de la globalización económica, la revolución tecnológica y la transformación de la sociedad que esos y otros procesos han generado, nos exigen a los empresarios modificar profundamente nuestra forma de ver la realidad, nuestras preocupaciones, nuestra función social y nuestras estrategias empresariales.

En primer lugar porque la globalización económica y la economía del conocimiento confieren a nuestro entorno territorial (sistema social, urbano, educativo, medioambiental, universitario, infraestructural, tecnológico, etcétera) un valor estratégico para las empresas.

En segundo término porque la competitividad de nuestras empresas y territorio depende del compromiso de todos los ciudadanos con la construcción de una sociedad flexible y creativa.

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Partiendo de estas premisas, y de que la principal misión de los empresarios es gobernar sus empresas, los empresarios de hoy y de mañana, en especial los que vivimos, producimos, gestionamos y dirigimos en y desde la Comunidad Valenciana, ya no podemos ceñir nuestra preocupación sólo al estricto marco de nuestras empresas, pues hacerlo así supondría dejar de lado una parte fundamental de nuestro cometido. Hacer empresas competitivas pasa por construir un entorno competitivo y creativo. Y construir un entorno competitivo y creativo en la economía sustentada del conocimiento requiere desarrollar una sociedad cohesionada y apoyada en la mutua confianza, de empresarios, trabajadores, consumidores, ciudadanos, políticos, etcétera.

En esta labor constructiva, los empresarios tenemos un gran reto. De nosotros se esperaba en el pasado que creásemos riqueza y empleo. De nosotros dependerá que en el futuro sigamos cumpliendo con este cometido y al mismo tiempo creemos el capital intelectual y social sin los que difícilmente podrán funcionar las economías avanzadas.

Para responder a este reto, los empresarios y nuestras organizaciones debemos asumir nuevas responsabilidades. Entre ellas, desarrollar la función de liderazgo social que nuestra ubicación estratégica en la economía hace necesaria. No se trata de un liderazgo excluyente, sino de la responsabilidad de contribuir al liderazgo colectivo que las sociedades complejas requieren. Para ello es fundamental que personas bien ubicadas dentro de las organizaciones empresariales sintonicen visión y acción para gestar un proyecto compartido de sociedad a aportar al debate social que la planificación estratégica requiere.

Esta función de liderazgo debe enfocarse hacia la defensa del territorio, que en nuestro contexto significa no sólo desarrollar las capacidades que permitan impulsar la competitividad de nuestra economía y su capacidad innovadora, aspirar a mayores niveles de bienestar económico y preservar y mejorar la calidad de vida, sino también fomentar la integración regional y el sentido de pertenencia y comunidad de intereses y objetivos del conjunto de la región, condición básica para elevar nuestra capacidad de negociación y autonomía estratégica.

Pero los empresarios no podemos olvidar que para crear una sociedad cohesionada y desarrollar la confianza entre los actores de la Comunidad Valenciana, las empresas deben asumir sus responsabilidades sociales, lo que no es otra cosa que hacer a la sociedad participe de nuestro éxito, no como un coste a asumir, sino como una inversión que refuerza nuestros logros.

El dinamismo que se percibe en los últimos tiempos en nuestro tejido asociativo empresarial resulta alentador y esperamos mucho del proceso de reflexión que se producirá en los próximos días. Estamos convencidos de que culminará en análisis serios de nuestra dinámica económica y en la generación de propuestas y actuaciones ambiciosas y realistas, pensando no sólo en nuestros intereses como colectivo sino también en la misión social que los nuevos tiempos nos exigen.

Francisco Pons es presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios.

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