Análisis:77ª EDICIÓN DE LOS OSCAR DE HOLLYWOOD

Ganador por puntos

Conclusión: Hollywood defiende la eutanasia. Los cuatro grandes premios logrados por Million dollar baby y el Oscar a Mar adentro parecen decirlo. Los temas están en el aire, y la necesidad de debatir la eutanasia como opción legítima y libre ha sido captada al mismo tiempo por dos cineastas de países diferentes, de edades alejadas, de estilos tan distintos como los que tienen Clint Eastwood y Alejandro Amenábar, el primero a través de la ficción, el otro basándose en un hecho real. La Academia de Hollywood ha premiado, en sus dos máximas categorías de largometrajes de ficción, p...

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Conclusión: Hollywood defiende la eutanasia. Los cuatro grandes premios logrados por Million dollar baby y el Oscar a Mar adentro parecen decirlo. Los temas están en el aire, y la necesidad de debatir la eutanasia como opción legítima y libre ha sido captada al mismo tiempo por dos cineastas de países diferentes, de edades alejadas, de estilos tan distintos como los que tienen Clint Eastwood y Alejandro Amenábar, el primero a través de la ficción, el otro basándose en un hecho real. La Academia de Hollywood ha premiado, en sus dos máximas categorías de largometrajes de ficción, películas que defienden la eutanasia como alternativa respetable.

Million dollar baby, de Clint Eastwood, ha sido la triunfadora de esta edición, aunque sólo haya ganado por puntos a El aviador, de Martín Scorsese, que ha obtenido un Oscar más... aunque, eso sí, casi todos en categorías de menos relumbrón. Martín Scorsese no se la jugaba esta vez con una de sus grandes películas, sino con un trabajo de encargo, tal como insistió en dejar claro durante su rueda de prensa en Madrid. De encargo o no, y el resultado de éste es muy bueno, Hollywood le sigue debiendo un Oscar. O varios. En Hollywood creen, Scorsese incluido, que ese premio es el mejor reconocimiento al trabajo bien hecho. Han vendido tan admirablemente bien en todo el mundo la noción de que los Oscar son el no va más, que hasta ellos mismos han acabado creyéndoselo: ¡Qué carita de falsa alegría ponía Scorsese mientras se veía obligado a aplaudir a Eastwood, elegido en su lugar como mejor director! Había sido nominado previamente en siete ocasiones y en ninguna se lo dieron. Pero Scorsese no debería preocuparse: está considerado en todo el mundo, con todo derecho, como uno de los grandes del cine... aunque aún no se lo haya reconocido su propia Academia. A lo largo de la historia hay otros que lo consiguieron y ya nadie se acuerda de ellos.

La cosecha cinematográfica de este año ha sido francamente buena, a juzgar por el alto nivel de las candidaturas. El mejor actor ha resultado ser Jamie Foxx por su brillante trabajo en Ray, pero no han hecho trabajos menores Johnny Depp en Descubriendo Nunca Jamás, Leonardo DiCaprio en El aviador, Clint Eastwood en Million dollar baby o Don Cheadle en la impresionante Hotel Rwanda, que, por cierto, se ha ido injustamente de los Oscar con las manos vacías, al igual que El secreto de Vera Drake, otro agravio. El espíritu competitivo aumenta cada año en graduación y, por lo que se suele decir en la prensa, ya no basta con ser elegido candidato. Vienen a decir que, a fin de cuentas, no haber ganado suele significar a la postre haber perdido.

Es paradójico que este año se hayan producido películas tan notables como las candidatas a los Oscar cuando ninguna de ellas ha obtenido en taquilla los 100 millones de dólares que se consideran necesarios para empezar a hablar de éxito. Puede que no sea precisamente en las salas cinematográficas donde se vean, sino en los diversos y no siempre legales sistemas caseros, o que sea a partir de estos premios cuando el público se interese realmente por las películas ganadoras. Así lo manifestaba, tras la victoria de Mar adentro, su productor, Fernando Bovaira, a quien, por cierto, no le dieron oportunidad de leer su discurso de agradecimiento. Una breve encuesta realizada por el presentador de la gala, Chris Rock, daba cuenta del desconocimiento popular de las películas candidatas. En otros países probablemente la conclusión hubiese sido muy parecida.

El presentador Chris Rock, con fama de incorrecto, no estuvo a la altura de las expectativas aunque soltó un par de diatribas contra las guerras de Bush, posteriormente porfiadas por el presidente de la Academia, que hasta dedicó la ocasión a las Fuerzas Armadas que luchan por Estados Unidos en cualquier país. Fue aplaudido a rabiar. Presentó a Al Pacino, a su vez presentador del director Sydney Lumet, Oscar de honor. Uno de los conductores de la gala en su retransmisión televisiva por Canal +, Jaume Figueras, echó en falta en el discurso de Lumet una alusión a su colaboración con el recién desaparecido Arthur Miller, de quien Lumet adaptó Panorama desde el puente. Tampoco se recordó a Miller en el capítulo dedicado a los desaparecidos durante el último año. Extrañezas. O simple falta de tiempo, lo que no sería aceptable en un espectáculo de propaganda como éste para el que no se escatiman medios.

Cada ceremonia de los Oscar se analiza bajo todo tipo de prismas. Esta vez cabe señalar que los premios se dirimían entre gente de auténtico talento, y que los académicos de Hollywood les dan la espalda a esas películas banales que no tienen miramientos en metérnoslas dobladas en nuestras pantallas. ¿Las verán ellos?

Jamie Foxx abraza a Charlize Theron tras recoger el Oscar al mejor actor protagonista por Ray.ASSOCIATED PRESS
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