Sanidad desarrolla un nuevo proyecto para dispensar recetas de forma electrónica

Tres farmacias de las localidades vizcaínas de Markina y Basauri estrenan la experiencia

El Departamento de Sanidad ha puesto en marcha este mes un proyecto piloto de receta electrónica en tres farmacias de las localidades vizcaínas de Markina y Basauri. Se trata de un sistema que facilitará el seguimiento del tratamiento que llevan los pacientes, especialmente los enfermos crónicos, por parte del médico y de los farmacéuticos. Después de año y medio de trabajo junto al Colegio de Farmacéuticos de Vizcaya analizando la mejor forma de desarrollar la experiencia, Sanidad ha dado el paso y ha regulado los pormenores del proyecto a través de una orden.

Sanidad ha elegido las do...

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El Departamento de Sanidad ha puesto en marcha este mes un proyecto piloto de receta electrónica en tres farmacias de las localidades vizcaínas de Markina y Basauri. Se trata de un sistema que facilitará el seguimiento del tratamiento que llevan los pacientes, especialmente los enfermos crónicos, por parte del médico y de los farmacéuticos. Después de año y medio de trabajo junto al Colegio de Farmacéuticos de Vizcaya analizando la mejor forma de desarrollar la experiencia, Sanidad ha dado el paso y ha regulado los pormenores del proyecto a través de una orden.

Sanidad ha elegido las dos farmacias que existen en Markina (4.800 habitantes) y la abierta en el barrio de San Miguel, en Basauri, porque el éxito de la iniciativa consiste en que los centros de salud prescriban los medicamentos y se pueda conocer con exactitud a qué farmacias acuden los pacientes con esas recetas. Eso ocurre en Markina, localidad que cuenta con un centro de salud y dos farmacias y donde el 99% de los ciudadanos que acuden al ambulatorio se dirigen después a una de ambas boticas, según el Colegio de Farmacéuticos de Vizcaya. Lo mismo pasa en el barrio de San Miguel de Basauri, con un centro de salud y una farmacia en exclusiva.

Así resulta más fácil conocer el recorrido exacto de la receta: se recoge en un centro y se dispensa en una farmacia determinada. Si la experiencia se desarrollase, por ejemplo, en Bilbao, sería casi imposible seguir la pista al medicamento. Durante la prueba también se mantendrá la expedición de la receta en papel, pues a algunos pacientes les puede resultar más cómodo adquirir las medicinas con la receta de su médico en farmacias de otros pueblos.

La receta electrónica es el siguiente paso a la Tarjeta de Identificación Sanitaria electrónica, que todavía no se ha implantado. En la actualidad, los ciudadanos vascos disponen de una Tarjeta de Identificación Sanitaria normal, que es con la que acuden a Osakidetza. A los habitantes de Markina y del barrio de San Miguel se les ha proporcionado una nueva tarjeta electrónica, que cuenta con un chip incorporado donde se almacena la información. Cuando los pacientes de Markina o del citado barrio acudan a su médico de cabecera, éste les pedirá la tarjeta electrónica, la introducirá en su ordenador y grabará la información del medicamento que le prescribe. Después, el paciente acudirá a la farmacia, que ya tiene su sistema informático adaptado por la consejería, y entregará la tarjeta. El farmacéutico comprobará en su ordenador qué medicina ha prescrito el facultativo y lo dispensará.

El sistema de receta electrónica ahorra trámites y papel, porque todo queda registrado informáticamente, lo que facilita el seguimiento de la patología del paciente. Ibon Etxebarria, gerente del Colegio de Farmacéuticos de Vizcaya, cita otra ventaja: "Muchos pacientes tienen tratamientos muy largos y deben tomar medicación durante año y medio. En esos casos, la tarjeta también sirve para que no tenga que ir al médico a que le dé recetas cada mes. En la tarjeta queda todo registrado y el farmacéutico va a conocer en todo momento cuándo le tiene que dar los medicamentos".

Evitar fraudes

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Etxebarria asegura que la receta electrónica evitará fraudes, ya que no hay posibilidad de que quien no esté habilitado emita recetas. Además, esta tarjeta servirá en la práctica como historial clínico de cada ciudadano porque en ella figurará toda su información. "Es más difícil que se produzcan las contraindicaciones en el tratamiento a la hora de las prescripciones porque el médico y el farmacéutico saben en todo momento lo que ha tomado cada paciente. Ya no dependerá tanto de la buena o mala memoria del ciudadano", agrega.

Algunas comunidades como Andalucía y Valencia han puesto en marcha experiencias parecidas. De momento, las comunidades discurren en paralelo, sin una interconexión. Según Etxebarria, "es fundamental que al final todos los programas se entiendan entre ellos. Debe producirse una homogeneización en los sistemas sanitarios españoles". La receta electrónica es un paso más en el intento de las farmacias de cambiar la dinámica de centrarse exclusivamente en el medicamento y pensar más en el paciente, realizándole un seguimiento farmacológico.

Mejor uso de los fármacos

La receta electrónica puede ayudar también a un uso más racional de las medicinas, unas de las grandes preocupaciones del Departamento de Sanidad. Dentro de esa mejor utilización de los fármacos se inscribe la experiencia desarrollada en las farmacias de Oñati en colaboración con los centros de salud de esa localidad guipuzcoana. La idea es que los facultativos elegidos, en lugar de recetar a un paciente un antibiótico con el número estándar de dosis que vienen en la caja, ajuste esas dosis a las necesidades del paciente. Así, se reducen costos, no se dispensa más de lo que se necesita, se evita el almacenamiento innecesario de medicamentos en los domicilios que pueden caducar y se impide el uso de antibióticos para tratar enfermedades que no los requieren.

Casi una tercera parte de los 2.294 millones de euros presupuestados por Sanidad para el próximo año se destinan a medicamentos. El gasto público en fármacos rebasó el año pasado en Euskadi los 420 millones de euros, lo que supone un 9,46% más que en 2002.

Aunque la comunidad autónoma ha logrado mantener el crecimiento por debajo del 10% en los últimos años, las recetas prescritas por los médicos vascos son de las más caras del sistema sanitario español. Ello se debe a que los facultativos de Euskadi suelen incorporar a sus tratamientos las medicinas más innovadoras que salen al mercado y, por ello, los más caros.

La lucha contra el incremento de la factura farmacéutica es complicada. El envejecimiento de la población es la principal causa de ese aumento.

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