Fatih Akin: "Mi mirada es la de la minoría turca en Europa"

El director turco-alemán Fatih Akin no podía ocultar, ya de madrugada, su contagiosa alegría tras haber logrado el Premio del Cine Europeo a la mejor película por Contra la pared, aún en cartelera. Besaba la estatuilla plateada y no acababa. Tan exultante y divertido estaba, que hasta los fotógrafos le agradecieron la colaboración mientras posaba al grito de "torero, torero". En rueda de prensa, admitió que no acababa de creerse el éxito de su cinta, ganadora también del Oso de Oro en la pasada edición del Festival de Berlín. "No me lo explico demasiado; si tuviera las claves, no pararí...

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El director turco-alemán Fatih Akin no podía ocultar, ya de madrugada, su contagiosa alegría tras haber logrado el Premio del Cine Europeo a la mejor película por Contra la pared, aún en cartelera. Besaba la estatuilla plateada y no acababa. Tan exultante y divertido estaba, que hasta los fotógrafos le agradecieron la colaboración mientras posaba al grito de "torero, torero". En rueda de prensa, admitió que no acababa de creerse el éxito de su cinta, ganadora también del Oso de Oro en la pasada edición del Festival de Berlín. "No me lo explico demasiado; si tuviera las claves, no pararía de triunfar en el futuro", comentó.

Fatih Akin, de 31 años y nacido en Hamburgo, dijo que Contra la pared muestra su particular punto de vista, "que es el punto de vista de la minoría turca en Europa", precisó. Y añadió: "Tengo dos nacionalidades, así es como debe ser en Europa, las cosas han de ir juntas. Una gran parte de mí posee una nacionalidad que no pertenece a la Unión Europea, la turca, y otra que sí, la alemana. Es divertido, bonito, raro... Veremos lo que nos depara el futuro".

El cineasta, que también se llevó de Barcelona el premio del público al mejor director, muestra en Contra la pared una desgarradora historia de amor -el filme trata de lo absurdo de los matrimonios de conveniencia, una tradición arraigada todavía en algunas familias de origen turco-, desde el lado más oscuro del sexo, el alcohol y las drogas.

El ganador del premio a la mejor película europea tiene una carrera corta pero contundente. Rodó en 1997, con sólo 24 años, su primer largometraje, Kurz und schmerzlos, con el que ganó el Leopardo de Bronce del Festival de Locarno, el Premio Adolf Grimme y el Premio de Cine Bávaro, entre otros. Fatih Akin confirmó su versatilidad con una road movie romántica, In Juli, el documental Wir haben vergessen zurückzukehren (ambos en el año 2000) y el largometraje Solino (2002).

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