COLUMNISTAS

El oscuro alquiler

Mi generación, al menos quienes manteníamos los ojos bien abiertos (después de haber tenido la suerte de abrir los ojos, en un momento u otro), nos vanagloriamos de haber visto muchas cosas. Mayo 68 y Etcétera. Revolución de los Claveles. Una dictadura, una transición, una democracia, una izquierda en el poder, una derecha en el poder, una izquierda en el poder, una derecha en la oposición. El estado de la postración y el Estado de las Autonomías. Atentados, guerras, violencia. Ascensión y caída del sandinismo, persistencia exasperante del castrismo. Intervenciones de los inteligentes servicio...

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Mi generación, al menos quienes manteníamos los ojos bien abiertos (después de haber tenido la suerte de abrir los ojos, en un momento u otro), nos vanagloriamos de haber visto muchas cosas. Mayo 68 y Etcétera. Revolución de los Claveles. Una dictadura, una transición, una democracia, una izquierda en el poder, una derecha en el poder, una izquierda en el poder, una derecha en la oposición. El estado de la postración y el Estado de las Autonomías. Atentados, guerras, violencia. Ascensión y caída del sandinismo, persistencia exasperante del castrismo. Intervenciones de los inteligentes servicios en Iberoamérica. Ascensión y derrota de dictadores. Triunfo de demócratas del economicismo. Caída del Muro. Tiananmen y Conversión de Rusia (o cómo se cumplió lo de Fátima). Unión de Europa y persistencia exasperante de Eurovisión. Balcanización. Libanización. Indochina seguida de Vietnam. May Lay seguido de Pol Pot. Apartheid y triunfo de Mandela. África en todo su dolor. El regreso de Sharon y la muerte de Arafat. La oveja Dolly. Monseñor Tarancón y monseñor Rouco. ETA, GAL, IRA, FMI, entre otras siglas del siglo. Internet, gracias al cielo. Fundamentalistas de acá y de acullá, sinrazón, fanatismo. Chistorra, frankfurt, McDonald's, Pans & Company y la franquicia del capuccino. Boleros y hip-hop. Adúlteras en la cárcel y adulterio sin penalización. Viagra y telefonía móvil. Juan XXIII y Juan Pablo II. Abortistas arrastradas y aborto sin culpa. Armarios llenos de gays y lesbianas y armarios prácticamente vacíos. Todos los Santos y Halloween. Pásalo.

Estoy citando a voleo, sin orden ni concierto y, desde luego, ya sin desconcierto, aunque en la seguridad de que me dejo mucho en este inventario rápido. Parecería, no obstante, que lo habíamos visto todo con estos ojazos que se ha de comer la Madre Tierra o Pachamama.

Pero hete aquí que algo novedoso entra con pleno derecho en el balance de nuestra época; y, desde luego, en calidad de aportación de este 2004, a cuyo recuento asistiremos por todos los medios audio y visuales, en publicaciones diarias y periódicas, porque el año está al caer.

Me refiero a las Malas Compañías. Y no estoy hablando de tener amigos drogadictos de los que te llevan por el peor camino, sino de esa fusión fría que se ha producido entre capitalismo y represión, entre ardor guerrero y cheque en blanco, y que ha dado origen a que numerosas compañías de seguridad privadas actúen en el desolado escenario iraquí como si fueran milicias al servicio de los ocupantes. Y esto es sólo el principio (tal vez tengan trabajo en los desolados Irán, Siria y Líbano del futuro, ojalá me equivoque.

Quienes hayan visto el reportaje Guerreros de alquiler, de la televisión suizo-normanda, galardonado con uno de los últimos premios Ondas, sabrán cuál es el problema. Pero es en la bendita Red de Redes donde desde hace meses podemos encontrar información acerca de estas empresas de la violencia dosificada, cuyos empleados suelen poseer una larga experiencia en reprimir: durante el régimen racista de Suráfrica o bien en las fábricas estadounidenses, con motivo de una huelga.

Pensemos lo que puede ocurrir. En el impune universo de las subcontratas, nada resulta más fácil que colarse en aluvión allá donde la situación de I+D (Inseguridad más Devastación) requiere del empresario de turno rodearse de Malas Compañías. Esos hombres durísimos, apegados a la adrenalina del matar, que ganan una pasta importante al mes y no deben rendir cuentas a nadie, ¿se conformarán con que vuelva la paz a Irak? ¿No harán lo posible para que les dure el empleo?

Y ¿por qué no extender los tentáculos? El mundo es vuestro, muchachos. Sólo necesitáis que, previamente, unos cuantos listos decreten que hay que destruir preventivamente ciertas presuntas armas; en segundo lugar, un ejército de torpes ignorantes de la civilización que van a atacar convierte el país en un caos. Y a continuación llegáis vosotros.

Metánse en Google y tecleen "Private Security". Los sucesivos enlaces les helarán la sangre.

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