SALUD

VPH, un virus muy silencioso

La infección por el virus del papiloma humano afecta al 5%-10% de la población adulta, porcentaje que se puede elevar hasta el 50% en edades jóvenes. Suele ser asintomática y se cura espontáneamente, pero en un 5%-10% de los casos se hace crónica y desarrolla cáncer de cuello de útero.

La iniciación precoz en las relaciones sexuales y los frecuentes cambios de pareja, acompañados de una disminución de la inmunidad, son algunos de los principales factores de riesgo para contraer la infección por el virus del papiloma humano (VPH), también llamado papilomavirus. En más del 90% de los casos se considera una enfermedad de transmisión sexual; sólo en un número muy reducido, el contagio puede ser por vía vertical (de madre a hijo durante la gestación o el parto) y por fómites (por ejemplo, compartir útiles de aseo personal). El tabaquismo multiplica el riesgo.

Generalmente ...

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La iniciación precoz en las relaciones sexuales y los frecuentes cambios de pareja, acompañados de una disminución de la inmunidad, son algunos de los principales factores de riesgo para contraer la infección por el virus del papiloma humano (VPH), también llamado papilomavirus. En más del 90% de los casos se considera una enfermedad de transmisión sexual; sólo en un número muy reducido, el contagio puede ser por vía vertical (de madre a hijo durante la gestación o el parto) y por fómites (por ejemplo, compartir útiles de aseo personal). El tabaquismo multiplica el riesgo.

Generalmente se trata de un proceso asintomático que se cura espontáneamente. Pero entre un 5% y un 10% de los casos el VPH se cronifica y puede evolucionar a un cáncer de cuello de útero o cérvix. Este agente infeccioso está también relacionado con los tumores de vagina y vulva en la mujer y con el 50% de los de pene en el hombre.

Detección precoz. "La prueba de la citología cérvico-vaginal, también llamada test de Papanicolau, no es concluyente a la hora de detectar o descartar con absoluta seguridad la presencia del virus. A veces sugiere la aparición de lesiones subclínicas, que deben confirmarse mediante colposcopia o visualización del cuello del útero. Tampoco es detectable en sangre mediante una prueba de serología", afirma José Antonio Vidart, jefe del servicio de ginecología del hospital clínico San Carlos de Madrid.

Aunque el cáncer de cérvix es el segundo tumor maligno más frecuente en la mujer, el 80% de las féminas que lo padecen habita en los países menos desarrollados. En este grupo poblacional se diagnostican cada año medio millón de casos. No obstante, por este proceso oncológico mueren cada año 13.000 mujeres en Europa y más de 200.000 en el mundo, cuando podría ser prevenido en el ciento por ciento de los casos si se detectase y tratase precozmente la infección.

La prevención del cáncer de cérvix es, a juicio de los expertos, la más fácil de desarrollar mediante estrategias de prevención primaria y secundaria. La primaria se llevaría a cabo mediante campañas de información y educación sanitaria, con el fin de que se evitasen los factores de riesgo y se emplearan en las relaciones sexuales métodos de barrera, como el preservativo.

La vacunación sería otra medida importante, según han demostrado los resultados de varios estudios, como el publicado en 2002 en The New England Journal of Medicine sobre la cepa 16 (involucrada en más del 50% de los casos).

Medidas de control. La prevención secundaria se establecería mediante la detección y el control de mujeres con lesiones premalignas, que tardan unos diez años en convertirse en cáncer de cérvix. La mayoría de los tumores invasores de esta localización se da a partir de los 35 años de edad. La detección temprana y el manejo terapéutico de esas lesiones precancerosas alcanzaría una tasa de curación completa superior al 95%.

La citología cérvico-vaginal o test de Papanicolau es la prueba de cribado más utilizada actualmente en los países desarrollados. La periodicidad más recomendada para la repetición de la citología es cada tres o cinco años, tras dos o tres exámenes anuales con resultados normales. Como demuestra este trabajo, la citología de cribado es una práctica común, pese a que en los últimos cinco años la mitad de las españolas susceptibles de beneficiarse no se haya sometido a ella.

Nueva prueba. La Food Drug and Administration (FDA), que es el organismo de Estados Unidos que vela por la seguridad de los alimentos y los medicamentos, ya ha aprobado la nueva prueba de detección del VPH, basada en el análisis de hibridación viral, una de las más avanzadas técnicas diagnósticas de biología molecular, a la que se somete una pequeña muestra tomada del cuello del útero.

El movimiento Mujeres Europeas por la Prueba del VPH demanda, con el apoyo del Instituto Europeo de Salud de la Mujer, este test de detección precoz, y según su opinión, si se estableciese una buena planificación de cribado, el cáncer de cérvix llegaría a erradicarse con el tiempo.

Invertir en prevenir. Según Xavier Bosch, jefe de epidemiología del cáncer del Instituto Catalán de Oncología, que trabaja activamente en distintos estudios y acciones internacionales en el campo del VPH, toda campaña de prevención requiere una fuerte inversión inicial amortizable con el tiempo.

"La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer acaba de reconocer que la prueba de detección viral como técnica primaria del cribado (se trata de identificar la patología tumoral antes de que empiece a dar síntomas, para poder actuar terapéuticamente o someter a la paciente a controles médicos) es cuanto menos tan efectiva como la citología convencional. Toda la literatura médica revisada encuentra que el test del VPH es de un 10% a un 20% más sensible que la citología convencional y entre un 5% y un 10% menos específico. Estamos ante una etapa muy interesante, sobre todo para los países que han de iniciar las actividades de prevención," afirma Bosch.

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