La UAL crea una finca experimental de agricultura mediterránea

30 investigadores de la fundación estudiarán proyectos para empresas por encargo

La Universidad de Almería (UAL) y la cooperativa Anecoop han creado uno de los proyectos más ambiciosos del campus almeriense con el que se pretende implicar a las empresas relacionadas con la agricultura en la experimentación e investigación en la UAL. Bajo el nombre de Fundación Finca Experimental Universidad de Almería-Anecoop se extienden 14 hectáreas de terreno que servirán de centro de experimentación y que ya tiene contratados 54.000 euros en diversos estudios solicitados por empresas. El proyecto, pionero dentro de las universidades españolas, ha culminado con éxito su primera fase de ...

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La Universidad de Almería (UAL) y la cooperativa Anecoop han creado uno de los proyectos más ambiciosos del campus almeriense con el que se pretende implicar a las empresas relacionadas con la agricultura en la experimentación e investigación en la UAL. Bajo el nombre de Fundación Finca Experimental Universidad de Almería-Anecoop se extienden 14 hectáreas de terreno que servirán de centro de experimentación y que ya tiene contratados 54.000 euros en diversos estudios solicitados por empresas. El proyecto, pionero dentro de las universidades españolas, ha culminado con éxito su primera fase de implantación.

Los fines de la Fundación UAL-Anecoop se concretan en la investigación, experimentación y docencia. Anecoop, una cooperativa agraria de segundo grado, de ámbito nacional, con cooperativas asociadas de siete comunidades autónomas, es el socio más importante de la UAL. Anecoop está formada actualmente por 109 cooperativas socias de primer grado, 103 del sector hortofrutícola y seis del vitivinícola. Sin embargo, la Universidad almeriense ha querido también dar entrada a empresas que quieran investigar o participar en la fundación con proyectos de desarrollo.

Se trata de hacer investigación que les pueda valer a las empresas del entorno

Actualmente existen proyectos contratados con empresas de semillas como Z-Seeds, Enza Zaden o el propio Ayuntamiento de El Ejido, que han reclamado una determinada investigación en la fundación. La contratación para investigación ronda los 54.000 euros, amén de la inversión que lleva la finca para su acondicionamiento, que oscila en los cinco millones de euros.

"La fundación tiene personalidad jurídica propia y es un instrumento de agilidad para el desarrollo de los proyectos. Tiene que haber un acuerdo previo con los investigadores y debe hacerse un proyecto con la Oficina de Transferencia de Investigación y Tecnología (OTRI) de la Universidad para llevarlos a cabo", explica el director técnico de la fundación, el profesor Francisco Camacho. La finca cuenta en la actualidad con 18 naves con diferentes tipos de invernaderos y características en las que se espera puedan trabajar entre 25 y 30 investigadores.

Existen proyectos ya en marcha como el llamado Elicitores de resistencias, basado en la aplicación de productos a la planta vegetal para crearle una serie de resistencias frente a patógenos, lo que evita el empleo de fitosanitarios. Otro consiste en llegar a conseguir Rafias biodegradables, planteadas como sustitutas de las que normalmente se emplean para enganchar las matas al invernadero. De él se encarga el alumno Óscar Raúl Bernal del Campo para su proyecto fin de carrera.

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"La rafia es plástico que después no se le puede quitar a la mata. Cuando se decide transformar la biomasa en compost o generar energía distorsiona bastante, ya que se emplean unos 80 kilos por hectárea que motiva que se tiren al ambiente dioxinas que no son adecuadas y se estropean las máquinas. Nosotros estamos viendo la sustitución de esa rafia de polipropileno de plástico por rafias biodegradables hechas con féculas de patata, de arroz o maíz, yute y yute-ratán", explica el alumno.

El experimento se lleva a cabo con tomate de ciclo largo, por lo que el próximo junio, cuando se retire la mata, el estudiante tomará muestras de rafia para estudiar cómo se ha degradado. Un tercer proyecto, relacionado con la producción y economía, se encarga de la comparación de una misma variedad de tomate cortada en ramo a si se coge fruto a fruto, para que los agricultores cuenten con el dato. La finca experimental también trabaja con hidropónico (cultivos sin suelo), tanto en lana de roca como en fibra de coco, cuya agua sobrante se consigue reutilizar en una balseta para el riego.

"De lo que se trata es de hacer investigación que les pueda valer a las empresas del entorno almeriense. Pero a la vez desarrollar también proyectos oficiales que antes de contar con la fundación teníamos que desarrollar en acuerdos con otras empresas de fuera o con agricultores. Con la fundación hemos centralizado las actuaciones", apunta Camacho. La Fundación UAL-Anecoop editará, anualmente, una memoria con todos los ensayos y publicará los proyectos fin de carrera y tesis doctorales. "Vamos a ir generando un conocimiento que iremos volcando al mundo agrario. La vocación que tenemos es la de ser un centro de referencia a mundial en todo lo que sea agricultura mediterránea", remacha el director.

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