Reportaje:FIN DE SEMANA

Mermeladas y muros celestiales

Sobrado dos Monxes, un bello monasterio en A Coruña

El peregrino que enfila hacia Compostela por el Camino del Norte deja a sus espaldas el municipio lucense de Friol y pisa suelo coruñés por vez primera a través de las generosas campiñas de Sobrado dos Monxes, un concello que debe su apellido a la colonia de monjes cistercienses que lo habitan desde hace 862 años. Las torres del monasterio de Santa María de Sobrado asoman, esplendorosas, a la bajada de un pequeño repecho. El monasterio de Sobrado es una pequeña y poco conocida joya del arte religioso gallego, un edificio que presume de longevidad, aunque buena parte de él se restauró po...

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El peregrino que enfila hacia Compostela por el Camino del Norte deja a sus espaldas el municipio lucense de Friol y pisa suelo coruñés por vez primera a través de las generosas campiñas de Sobrado dos Monxes, un concello que debe su apellido a la colonia de monjes cistercienses que lo habitan desde hace 862 años. Las torres del monasterio de Santa María de Sobrado asoman, esplendorosas, a la bajada de un pequeño repecho. El monasterio de Sobrado es una pequeña y poco conocida joya del arte religioso gallego, un edificio que presume de longevidad, aunque buena parte de él se restauró por completo entre 1965 y 1972. Para el visitante ávido de recogimiento, los religiosos disponen de algunas celdas libres para alojar a huéspedes dispuestos a probar las singularidades de la vida monacal.

Sin necesidad de compartir el trajín diario de los hermanos del Císter, el viajero puede deleitarse con un vistazo a la fachada principal (rubricada por Pedro de Monteagudo a finales del siglo XVII) y un paseo por los dos claustros: el humilde "de los peregrinos" y el delicioso "de los medallones", totalmente abovedado y construido entre 1741 y 1744 sobre su antecesor románico del siglo XII. Desde él se accede a una cocina medieval, a una sala capitular sobre la que descansan casi ocho siglos de historia y al interior de la iglesia mayor, con su bóveda de medio cañón y 35 metros de altura.

El final de la visita constituye una invitación a satisfacer ciertas veleidades terrenales. Los monjes cumplen el secular mandato del ora et labora con la elaboración de unas mermeladas suculentas. En la actualidad las ofrecen de fresa, manzana, naranja y melocotón, pero muchos fieles (a esta faceta gastronómica) aún añoran un celestial cabello de ángel.

Ese espíritu de dulce parsimonia que se respira en Santa María de Sobrado se contagia al resto del municipio, con apenas 2.500 moradores a lo largo y ancho de sus 125 kilómetros cuadrados. Lugar de tránsito para quienes marchan en dirección a Boimorto o Arzúa (capital de un queso mantecoso memorable), Sobrado esconde entre sus aldeas algunos parajes tan ancestrales como recónditos. Hasta una docena de castros de planta ovalada se diseminan por estas tierras, aunque la mayoría se encuentra en un estado de conservación poco edificante. Y a un paso de As Cruces, en la parroquia de Santa María de Ciadella, se levanta lo que queda del campamento romano de A Ciadella. Quienes prefieran el presente esplendor de la naturaleza pueden entretenerse con la búsqueda del segundo roble más añejo de toda Galicia. Y quien desande el camino y enfile de nuevo hacia Friol descubrirá el último gran tesoro del pueblo, la laguna de Sobrado, que ocupa cerca de 10 hectáreas y ofrece espectáculos como el baile de libélulas.

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

- Sobrado dos Monxes está a 58 kilómetros de Lugo, desde donde se sigue por la A-6 hasta la desviación a Teixeiro. De Teixeiro a Sobrado hay 12 kilómetros.

La visita

- Monasterio de Sobrado dos Monxes (981 78 75 09). De 10.00 a 13.00 y de 16.30 a 19.00 (domingo, sólo tardes). Precio: 0,50 euros. Alojamiento: 24 euros por persona (pensión completa). Reservas: 650 24 69 58.

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