"Todos los clientes querrán el arreglo deprisa"

Los responsables de los talleres de mecánica y carrocería se encuentran entre expectantes y preocupados. No pierden de vista los pormenores del paro de las grúas. Y es que saben que, en cuanto se solucione el conflicto, los miles de vehículos que salpican los arcenes de las carreteras vascas tocarán de golpe sus puertas. ¿Cómo van a afrontar la avalancha de trabajo? "No lo sé, pero problemas habrá", aventura Txomin Muñoz, dueño de un taller de San Sebastián. ¿Por ejemplo? "El problema clásico de que todos los clientes querrán el arreglo deprisa. Habrá que esperar además al de los recambios, qu...

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Los responsables de los talleres de mecánica y carrocería se encuentran entre expectantes y preocupados. No pierden de vista los pormenores del paro de las grúas. Y es que saben que, en cuanto se solucione el conflicto, los miles de vehículos que salpican los arcenes de las carreteras vascas tocarán de golpe sus puertas. ¿Cómo van a afrontar la avalancha de trabajo? "No lo sé, pero problemas habrá", aventura Txomin Muñoz, dueño de un taller de San Sebastián. ¿Por ejemplo? "El problema clásico de que todos los clientes querrán el arreglo deprisa. Habrá que esperar además al de los recambios, quien indirectamente se verá desbordado, porque todo el mundo le pedirá piezas y querrá ser también el primero", explica.

Muñoz sabe que cinco de los clientes de su establecimiento tienen el coche "colgado por ahí". Igual que sabe que en su taller no caben más de 17 vehículos, por lo que no descarta verse en la situación de tener que decir a algún cliente que no puede atenderle. "Dependerá también de la plantilla de cada negocio, pero faltará mano de obra. Nosotros que sólo somos dos...", añade.

"Ahora estamos más tranquilos y luego habrá que echar a correr", dice resignado José Antonio, propietario de otro taller de carrocería en Bilbao. Como su colega, tiene noticias de que al menos tres vehículos de otros tantos clientes esperan impacientes entrar en su taller. "Vamos a tener más densidad de trabajo, pero no voy a coger más empleados. Somos los que somos y tenemos el horario que tenemos", apunta.

Eso sí, no deja de subrayar que los coches abandonados suponen "un peligro". "Tenían que haberlos recogido, el Ejército o quien sea", insiste. El paso de los días preocupa a algunos profesionales. "El conductor igual ha dado el parte por un siniestro concreto, y cuando llegue el coche los daños son mayores por la lluvia, los robos,... lo que puede generar tensiones entre el perito y el cliente", comentan en un taller bilbaíno.

"Habrá que meter más horas y punto", asume un trabajador de otro taller guipuzcoano, pero está algo más tranquilo que sus colegas. "La mayoría de los coches sufren golpes. Primero irán a las carrocerías y luego ya, si tienen arreglo, nos los traerán al taller mecánico. El chapista hará un poco de filtro".

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