Alemania aprueba una ley de emigración para atraer mano de obra cualificada

La nueva norma permite expulsar del país a los extranjeros sospechosos de terrorismo

El Bundesrat, la Cámara alta alemana donde están representados los Estados y la oposición democristiana (CDU/CSU) cuenta con mayoría, aprobó ayer de forma definitiva dos leyes tras meses (Reforma Laboral) y años (Ley de Emigración) de tira y afloja entre la coalición de socialdemócratas (SPD) y Los Verdes que gobierna en Alemania desde 1998. Las dos leyes entrarán en vigor el próximo 1 de enero. La nueva ley de emigración posibilita la entrada en el país de mano de obra especializada y facilita la expulsión de extranjeros sospechosos de terrorismo.

La ley de reforma laboral pertenece al...

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El Bundesrat, la Cámara alta alemana donde están representados los Estados y la oposición democristiana (CDU/CSU) cuenta con mayoría, aprobó ayer de forma definitiva dos leyes tras meses (Reforma Laboral) y años (Ley de Emigración) de tira y afloja entre la coalición de socialdemócratas (SPD) y Los Verdes que gobierna en Alemania desde 1998. Las dos leyes entrarán en vigor el próximo 1 de enero. La nueva ley de emigración posibilita la entrada en el país de mano de obra especializada y facilita la expulsión de extranjeros sospechosos de terrorismo.

La ley de reforma laboral pertenece al paquete de recortes puesto en marcha en marzo de 2003 por el canciller federal Gerhard Schröder (SPD) con su Agenda 2010. La nueva ley supone serios recortes en las prestaciones a los parados de larga duración, a los que se equipara con los perceptores de asistencia social.

La aprobación de dos leyes muy controvertidas ayer en el Bundesrat pone de manifiesto que Alemania está gobernada en forma semiclandestina por una gran coalición. Sin los votos de la oposición democristiana, la coalición SPD-Verdes no podría sacar adelante las leyes más importantes que requieren la aprobación final del Bundesrat. Las dos leyes son el resultado de arduos procesos de negociación entre el Gobierno de centroizquierda y la oposición de centroderecha, democristianos y liberales (FDP), que han conseguido dejar su impronta y al tiempo cargar al Gobierno con el mochuelo de medidas impopulares, como la reforma laboral.

La ley de emigración, que se ha aprobado tras casi cuatro años de debates y trámites parlamentarios, es un imperativo de los nuevos tiempos. Alemania necesita mano de obra cualificada. Por eso se prevé ofrecer a estos trabajadores especializados y a sus familias un permiso de residencia que les permita desempeñar sus capacidades. Para trabajadores sin especialización o escasa se mantiene la suspensión de permisos de entrada. A éstos sólo les queda el camino de la ilegalidad y el trabajo negro.

Abre posibilidades la ley de emigración para aplicar medidas humanitarias para los que buscan asilo político, también en los casos de que los riesgos que corren no se deban a una persecución por parte de instancias estatales. Se reconoce de forma específica el derecho de asilo por persecución contra determinados grupos sociales o cuando exista el riesgo de sufrir daños corporales por motivos del sexo. Este caso se refiere de forma evidente a las mujeres en peligro de sufrir en sus países la ablación del clítoris. Prevé la ley medidas de integración con prestaciones para el aprendizaje del idioma alemán y penalizaciones en el caso de no participar en los cursos que se ofrezcan.

Un aspecto importante de la ley de emigración es el de la seguridad. Se establece la posibilidad de expulsión de aquellas personas que presenten una presunción de peligro basada en hechos. En este caso se concede la posibilidad recurso judicial, pero reducido a una instancia. Se trata de evitar casos como el del famoso Califa de Colonia, que lleva años de recursos judiciales que han impedido su extradición a Turquía. Se abre la posibilidad de expulsar a los llamados "incendiarios intelectuales", el caso concreto de los "predicadores del odio" en las mezquitas. Cuando la extradición de una persona implique un riesgo para su vida o de sufrir torturas no se llevará a efecto, pero se le aplicarán medidas de seguridad especiales con obligaciones de someterse a controles policiales. En Alemania viven actualmente 7, 3 millones de extranjeros, el 9% de la población.

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La reforma laboral se ha calificado de "corte histórico" e incluso de "marcha de Alemania hacia una república diferente". La nueva ley equipara a los llamados parados crónicos, los que llevan más de un año de desempleo o un año y medio en el caso de los mayores de 55 años, con los indigentes que viven de la asistencia social. El Gobierno parte del principio "fomentar y exigir" para tratar de conseguir que los parados busquen de verdad trabajo y no les compense vivir de la asistencia social. De los 4,2 millones de parados actuales en Alemania 3,2 entrarían dentro de la categoría de parados de larga duración.

Según las nuevas prestaciones, los parados equiparados a los perceptores de asistencia social no cobrarán un porcentaje sobre su sueldo de los días en que trabajaban, sino que recibirán 331 euros en el oeste de Alemania y 345 en el este del país, más el pago del alquiler y otras ayudas para calefacción y bonificaciones por hijos. La aplicación de estos recortes han enfrentado a Schröder y el SPD con sus tradicionales aliados, los sindicatos. Argumentan los sindicatos que las nuevas medidas sumen a muchos en la pobreza y no conseguirán crear ni un solo puesto de trabajo.

El canciller, Gerhard Schröder (derecha), charla con su ministro de Exteriores, Joschka Fischer, en Berlín.AP

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