La Administración exigirá a la empresa que vertió fuel en el Fluvià que pague los daños

Las tareas de limpieza de los 2,5 kilómetros del río Fluvià afectados por un vertido de 25.000 litros de fuel continuaban ayer llenando cubas de una sustancia negruzca y viscosa, el tristemente célebre chapapote. La succión del fuel de la superficie del agua continuará durante los próximos días y después será necesaria la limpieza manual de las orillas manchadas. Las tareas para eliminar en su totalidad los efectos visibles de la mancha negra podrían prolongarse varias semanas. El director de la Agencia Catalana del Agua (ACA), Jaume Solà, que ayer acudió a la zona afectada, no quiso avanzar n...

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Las tareas de limpieza de los 2,5 kilómetros del río Fluvià afectados por un vertido de 25.000 litros de fuel continuaban ayer llenando cubas de una sustancia negruzca y viscosa, el tristemente célebre chapapote. La succión del fuel de la superficie del agua continuará durante los próximos días y después será necesaria la limpieza manual de las orillas manchadas. Las tareas para eliminar en su totalidad los efectos visibles de la mancha negra podrían prolongarse varias semanas. El director de la Agencia Catalana del Agua (ACA), Jaume Solà, que ayer acudió a la zona afectada, no quiso avanzar ninguna cifra sobre el coste medioambiental del vertido ni sobre el dispendio que supondrán para la Administración las tareas de recogida del carburante, pero aseguró que la empresa Confirel deberá correr con los gastos necesarios para hacer frente a lo que definió como "desastre ecológico".

Los Mossos d'Esquadra han entregado diligencias al juzgado penal de Olot, y la ACA ha abierto otra vía procesal mediante la denuncia a la Fiscalía de Medio Ambiente. Fuentes de este departamento han apuntado la sospecha, admitida en parte por la propia empresa, de que Confirel no avisó del vertido a las autoridades con la suficiente diligencia y en un principio intentó, sin éxito, resolver la fuga de fuel por sus propios medios.Las mismas fuentes aseguran que la empresa comunicó el vertido cuando éste "se le escapó de las manos". Joan Vila, administrador de la firma, asegura que no se dieron cuenta del vertido hasta el lunes a las ocho de la mañana, aunque avisaron a las 9.40. El gestor mantiene que durante ese lapso los trabajadores intentaron contenerlo. Los 25.000 litros vertidos son reales porque es la capacidad de los depósitos de la central de producción energética anexa a la fábrica. Cuando los responsables de la empresa se dieron cuenta de la fuga, el contenido ya se había derramado en su totalidad, evacuado por un desagüe que comunica con el canal que desemboca en el Fluvià.

Los Mossos d'Esquadra buscan indicios de la actuación de la empresa en las oficinas y la central de producción energética. La policía autonómica quiere encontrar pruebas de que el aviso a las autoridades procedió de la misma empresa y también de que nadie se apercibió de la fuga antes de las ocho de la mañana. En el informe policial figura también un detallado examen de los niveles del contenedor presuntamente defectuosos. Los responsables de la empresa, que sostienen que el vertido fue "totalmente accidental", admiten que su error fue no haber advertido que la planta tenía un "fallo de diseño".

El equipo de limpieza que trabaja en el río se centra en la recogida del carburante acumulado junto a las barreras flotantes. Los agentes rurales y el personal especializado llenan grandes cubos en la zona central del río para después, en la orilla, absorber el carburante mediante las furgonetas cuba. En el río se han dispuesto tres barreras flotantes. La primera está situada en la salida del canal de la fábrica; la segunda, en un punto intermedio de los 2,5 kilómetros afectados, y la tercera, al final de este tramo. Los técnicos consideran que la fuga está "controlada", por cuanto no es previsible que pueda extenderse río abajo.

Peces muertos

El fuel, que empezó a filtrarse levemente ayer a través de algunas de las barreras, hizo necesario duplicar dos de ellas con otras de tejido plástico procedentes del puerto de Barcelona.

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Helena Guasch, profesora de ecología de la Universidad de Girona (UdG) y directora de un proyecto de ecotoxicidad sobre el Fluvià, explicó ayer que el río se encuentra entre los menos contaminados de Cataluña. El equipo de la UdG recogió ayer, por su propia cuenta y sin petición expresa de la Generalitat, muestras de agua de la zona del vertido para analizarla. Si los seres vivos microbianos han sido afectados, podría desencadenarse una transferencia trófica que dañaría a peces y anfibios. El grupo de estudió encontró ayer algunos peces muertos en la zona de máxima contaminación. Hasta ahora, la turbiedad de las aguas no ha permitido comprobar si se producido una mortandad de peces.

Tres operarios recogen fuel en medio del río Fluvià.PERE DURAN

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