El fin del dinero barato

EE UU se prepara para subir los tipos de interés antes del verano,mientras que el BCE cree que en Europa no debería haber cambios

La Reserva Federal (banco central) de EE UU está preparando el terreno para una subida de los tipos de interés, que desde junio de 2003 están en el 1%, el nivel más bajo en 45 años. Los mercados lo saben, y la mayoría de los analistas creen que es la decisión más acertada que el presidente de la Fed, Alan Greenspan, puede tomar para prevenir un brote de la inflación y frenar el endeudamiento de los particulares en la compra de propiedades, un fenómeno extendido en todo el mundo, pero que ha sido muy evidente en EE UU, España, Australia y el Reino Unido.

En la zona euro, por contra, se d...

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La Reserva Federal (banco central) de EE UU está preparando el terreno para una subida de los tipos de interés, que desde junio de 2003 están en el 1%, el nivel más bajo en 45 años. Los mercados lo saben, y la mayoría de los analistas creen que es la decisión más acertada que el presidente de la Fed, Alan Greenspan, puede tomar para prevenir un brote de la inflación y frenar el endeudamiento de los particulares en la compra de propiedades, un fenómeno extendido en todo el mundo, pero que ha sido muy evidente en EE UU, España, Australia y el Reino Unido.

En la zona euro, por contra, se discute la conveniencia de rebajar el precio del dinero de su actual nivel del 2% debido a que la recuperación económica, sobre todo la de Alemania y Francia, no se ha afianzado aún, por lo que algunos expertos sostienen que no vendría mal un empujoncito más mediante el abaratamiento del crédito. Desde el Banco Central Europeo (BCE) se dan mensajes ambiguos. Algunos de los consejeros, como el alemán Jürgen Stark, sostienen que el actual precio del dinero es el adecuado y que en ningún caso impide el crecimiento. Otros, como el italiano Tommaso Padoa-Schioppa, prefiere dejar las cosas más en el aire, dando a entender que el BCE "está abierto a todas las opciones".

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Con esta actitud del BCE, todo indica que la primera ficha en política monetaria la moverá EE UU. El cambio podría llegar incluso antes de lo esperado, en junio o agosto, con una primera subida que podría rondar el cuarto o el medio punto desde el 1%. En su reunión de hoy, la Fed podría volver a marcar un poco más el camino a seguir en los meses venideros, para que los mercados se vayan preparando ante tal eventualidad.

Indicadores clave

Hay tres indicadores que se tienen en cuenta en Washington y que justificarían el cambio de estrategia desde el statu quo actual a una expansiva: la economía estadounidense crece a un ritmo fuerte, los precios van tomando cuerpo y el mercado laboral parece que está superando la crisis. Greenspan, sin embargo, insiste en que no pierde de vista otros factores, como la tensión en Irak.

Los comentarios del presidente de la Fed del pasado 20 de abril ante la comisión económica del Congreso se interpretaron ya como un sí al fin de las hipotecas baratas, los dulces planes de financiación de las letras del coche y de los ventajosos intereses que se aplican a las tarjetas de crédito para incentivar el gasto en la mayor economía del mundo tras la recesión de 2001. Los últimos datos económicos, como indican desde el banco de inversiones UBS, "refuerzan la hipótesis de que la recuperación se acerca a la fase" que quiere la Fed para subir los tipos.

La economía estadounidense creció entre enero y marzo un 4,2%, un ritmo sólido y estable. La productividad está creciendo a un ritmo más suave, los costes laborales están subiendo (1,1% mensual) y la inflación se acelera (0,5% mensual y 2,5% trimestral). Los precios son, sin duda, el elemento clave para la Fed. Desde UBS afirman que "por primera" vez en esta expansión, el alza en los precios y el coste de la energía "encabezan la lista de preocupaciones", tanto en el sector manufacturero como en el de servicios.

La Fed no cree que la inflación sea aún un problema como para justificar el giro en la política monetaria. Pero los consumidores no basan su opinión en las estadísticas que produce el Gobierno y constatan que la realidad fuera de los despachos es que los precios están subiendo. El último dato del PIB muestra una novedad importante en este sentido: el gasto personal entre los consumidores subió un 3,2% durante el primer trimestre. Los ejemplos más evidentes en las subidas de precios que se observan en EE UU son los productos lácteos, el café, las gasolinas, el transporte y algunos servicios que no están relacionados con la evolución de la cotización del petróleo, como los abonos a la televisión por cable y seguros.

Añadido a esto, los precios de la vivienda continúan subiendo en EE UU como en otros países donde ha habido fuertes rebajas de los tipos hipotecarios (en España los precios de la vivienda usada crecieron un 17,31% en el primer trimestre de 2004 frente al mismo periodo del año anterior). La demanda de créditos para viviendas por parte de los estadounidenses, para comprar en su país pero también fuera de éste, está poniendo por las nubes el endeudamiento de los particulares. En caso de una crisis, todas estas deudas pueden provocar una deflación (caída generalizada de los precios) de tal magnitud que dejará a la altura de un traspié la crisis que Japón está superando ahora, tras 10 años de lucha y una deuda pública de más del 140% del PIB.

Por si la subida de precios en EE UU fuese poco, China ha comenzado a exportar inflación. El abrumador ritmo de crecimiento de la economía china (en torno al 10%) y la insaciable demanda del país asiático han disparado el precio de las materias primas, muchas de las cuales también importa en gran cantidad la economía estadounidense. Además, es evidente que el alza en el precio del petróleo y la revalorización del dólar van a tener un impacto mayor sobre la inflación en los próximos meses mientras se modera el crecimiento.

EE UU va camino de subir los tipos y Europa, de hacer lo contrario o, al menos, de congelar su política monetaria. Si esto sucediese, las dos regiones más poderosas del mundo podrían estar en algún momento compartiendo el mismo tipo de interés. El jueves el BCE celebra una reunión en Helsinki, pero es poco probable que de ella salga algún cambio en política monetaria.

El presidente del BCE, el francés Jean-Claude Trichet, ha insistido en el hecho de que los tipos de interés de la zona euro están "históricamente bajos", al tiempo que advirtió de que un "exceso de liquidez" puede traer problemas inflacionarios a medio plazo. Por su parte, los seis institutos de estudios económicos más importantes de Alemania han señalado que no ven necesario modificar los tipos.

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