La Constitución Europea quedará aprobada si la ratifican 20 de los 25 países de la Unión

El anuncio del primer ministro Tony Blair de convocar un referéndum sobre la futura Constitución europea, que implícitamente contendría la pregunta más global de si los británicos desean seguir perteneciendo a la UE, pone en primera línea de actualidad un artículo y una declaración adjunta incluida en el propio proyecto constitucional, de los que claramente se deduce que la Carta Magna quedará aprobada si es ratificada por cuatro quintos de los Estados (20 en una próxima Unión de 25 socios). Si alguno no lo ha hecho en el plazo de dos años tras la firma del texto, serán los líderes europeos qu...

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El anuncio del primer ministro Tony Blair de convocar un referéndum sobre la futura Constitución europea, que implícitamente contendría la pregunta más global de si los británicos desean seguir perteneciendo a la UE, pone en primera línea de actualidad un artículo y una declaración adjunta incluida en el propio proyecto constitucional, de los que claramente se deduce que la Carta Magna quedará aprobada si es ratificada por cuatro quintos de los Estados (20 en una próxima Unión de 25 socios). Si alguno no lo ha hecho en el plazo de dos años tras la firma del texto, serán los líderes europeos quienes decidan qué hacer.

"Si transcurrido un plazo de dos años desde la firma del Tratado por el que se instituye la Constitución, las cuatro quintas partes de los Estados miembros lo hubieran ratificado y uno o varios Estados miembros hubieran experimentado dificultades para proceder a dicha ratificación, el Consejo Europeo [reunión de jefes de Estado y Gobierno] tomará conocimiento de la cuestión". Es ése el texto de la declaración y del artículo IV-8 del proyecto. Pese a la confusa y sibilina redacción, su única interpretación posible, asegura Íñigo Méndez de Vigo (PP), uno de los principales redactores del proyecto, es que "la Constitución quedará aprobada si es ratificada por cuatro quintos de los países". Eso sí, quedan abiertas todas las opciones sobre qué hacer con los países que rechacen el proyecto.

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Inicialmente, el artículo preveía que, una vez ratificado el proyecto por cuatro quintos de países, quedaría excluido de la Unión el Estado que no lo hiciera o lo rechazara. El texto fue dulcificado ante la hipótesis de que el rechazo procediera de uno de los grandes Estados. El Tratado de Maastricht, por ejemplo, fue ratificado en los noventa por muy escaso margen de votos en referéndum en Francia. Según una encuesta de EOS Gallup Europe hecha en enero, los británicos son los que menos apoyan la Carta Marga. Aun así, el 51% está a favor, el 30% en contra y el 19% no sabe o no contesta. Suecia (58% a favor), Dinamarca (60%) y Estonia (60%) son los siguientes. Italia (92%), Grecia (89%) y Hungría (87%) registran los mayores apoyos. En España, el 85% está a favor y el 7% en contra.

La decisión de Blair, de otro lado, hará inevitable que se celebren consultas al respecto en países donde ahora los Gobiernos se resisten a hacerlo. Es precisamente el caso de Francia (81% a favor en la encuesta citada). Bien por mandato constitucional propio o bien por decisiones anunciadas ya por sus Gobiernos, los países que, además del Reino Unido, han anunciado la celebración de consultas son España (tanto PSOE como PP estaban a favor), Irlanda, Luxemburgo y Dinamarca. Se inclinan por hacerlo Polonia, Letonia y Holanda. Serán los parlamentos los que ratifiquen o no el texto en Alemania, Italia, Grecia, Bélgica, Malta, Chipre, Suecia, Lituania y Estonia. Los demás países aún no han decidido. La decisión de Blair supone "un riesgo" para el futuro de la Carta Magna, pero también un "valiente intento" de que el Reino Unido aclare su disposición a participar en el proyecto europeo, opinan en la Comisión Europea.

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