Reportaje:MATANZA EN MADRID

Féretros y trenes rotos

Escolares de un colegio del Raval aprenden a digerir la tragedia de Madrid

Casi todos los dibujos de los alumnos del colegio Collaso i Gil de Barcelona tienen como protagonistas a los trenes: hileras de vagones partidos en dos, raíles abiertos, locomotoras que humean con personas dentro con la boca abierta en un paisaje de árboles y casas. Pero hay un dibujo, sin trenes, que rompe el corazón: es un féretro con velas que lleva la inscripción Yo quería vivir.

Durante toda la mañana de ayer, este colegio público situado en el barrio del Raval dedicó las horas a explicar lo inexplicable: el brutal atentado de Madrid. En clase aprendieron a empezar a digerir...

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Casi todos los dibujos de los alumnos del colegio Collaso i Gil de Barcelona tienen como protagonistas a los trenes: hileras de vagones partidos en dos, raíles abiertos, locomotoras que humean con personas dentro con la boca abierta en un paisaje de árboles y casas. Pero hay un dibujo, sin trenes, que rompe el corazón: es un féretro con velas que lleva la inscripción Yo quería vivir.

Durante toda la mañana de ayer, este colegio público situado en el barrio del Raval dedicó las horas a explicar lo inexplicable: el brutal atentado de Madrid. En clase aprendieron a empezar a digerir lo que es la muerte ciega de ciudadanos comunes, hermanos, padres, amigos, hijos como ellos. En esta escuela con más del 50% de alumnos de procedencia inmigrante, todos los adultos se organizaron para conversar, responder, preguntar y tratar de humanizar lo ocurrido. "A partir del cuadro de Guernica intentamos hablarles sobre qué y cómo es el terror", decía ayer Xavier Jiménez, especialista en educación visual y plástica del centro. Jiménez les hablaba de la intención de Picasso al pintar este cuadro universal. "Lo que quería el pintor con este trabajo era expresar que no quería el terror, y nosotros estamos igual. Nosotros también estamos de duelo", razonaba el docente.

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Ayer a las doce en punto, después de elaborar dos enormes pancartas repletas de lazos azules puestos con celo o grapados sobre el papel, llenas de frases y dibujos, todos los alumnos salieron al patio y formaron un círculo. Durante 15 minutos, profesores, niños, algunos padres y también transeúntes que pasaban por allí se adhirieron al silencio.

El espesa quietud prosiguió y, cuando faltaba un minuto para acabar el acto, un grito les hizo girarse y alzar los ojos. Desde una ventana cercana, una voz bramó: "¡Libertad!". No se vio a nadie. Algunos niños rieron y después, en fila, volvieron a entrar al colegio. En el patio ya vacío permanecieron las pancartas con los dibujos y las frases "¡no queremos menos gente en el mundo!, ¡queremos el mundo lleno!".

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