Manuel Rico mezcla poemas nuevos y antiguos en 'Donde nunca hubo ángeles'

Conciencia crítica, memoria, búsqueda del lenguaje revelador, escritura lenta, corrección incesante. Ésas son, según él mismo ("soy un francotirador preocupado por la estética y la ética"), las características de la poesía de Manuel Rico (Madrid, 1952), un poeta al margen de escuelas y tendencias que ahora edita Donde nunca hubo ángeles (Visor).

Rico, que es también narrador (ganó el Premio Andalucía con Los días de Eisenhower, Alfaguara) y crítico literario (Babelia y otras revistas de libros), no se prodiga mucho publicando poesía: apenas tres títulos en ca...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Conciencia crítica, memoria, búsqueda del lenguaje revelador, escritura lenta, corrección incesante. Ésas son, según él mismo ("soy un francotirador preocupado por la estética y la ética"), las características de la poesía de Manuel Rico (Madrid, 1952), un poeta al margen de escuelas y tendencias que ahora edita Donde nunca hubo ángeles (Visor).

Rico, que es también narrador (ganó el Premio Andalucía con Los días de Eisenhower, Alfaguara) y crítico literario (Babelia y otras revistas de libros), no se prodiga mucho publicando poesía: apenas tres títulos en casi 20 años, desde su debú con El vuelo liberado (1986) hasta el último hasta ahora, La densidad de los espejos (1997), premio Juan Ramón Jiménez.

Siete años después de aquél, llega con todo su rigor a cuestas esta nueva entrega, que mezcla poemas recientes con otros que Rico empezó hace años y que no publicó porque no consideraba acabados, definitivos.

Viendo las fechas a pie de página, algunos de ellos, como 1975. Noviembre. La muerte singular, ha tardado 11 años en ver la luz, y hay otros en los que el autor trabajó durante varios meses: "Como dice Pepe Caballero Bonald [que presentó el libro con Julita Valero el miércoles en la Casa de América], los poemas no se acaban, se abandonan, y a mí me gusta mucho corregir".

El libro, que ganó el accésit del XIII Premio Gil de Biedma del Ayuntamiento de Segovia,

es una mirada a un mundo en conflicto. Se abre con una cita de Juan Gelman ("La poesía es el lugar más calcinado del lenguaje") y contiene otra de Cesare Pavese.

El hueso existencial

Son dos de los poetas favoritos de Rico. Gelman porque "es la búsqueda atormentada del lenguaje, del hueso existencial, de los vínculos entre las pulsiones más íntimas del ser humano y las más profundas de la realidad"; y Pavese, porque "supo proyectar su visión de la realidad con una mirada corrosiva y al tiempo con un afán trascendente para ir más allá de la realidad".

El libro de Rico reflexiona también sobre poesía y memoria, sobre la función actual de la poesía y "el papel de la memoria en la construcción del futuro", y se detiene en los conflictos de hace un tiempo (la muerte de Franco, el 23-F) y de ahora mismo (la guerra de Irak). "Como dijo Bertolt Brecht, no son tiempos de hablar sólo de árboles. Con la que está cayendo, el poeta no puede refugiarse únicamente en la estética".

Aunque en las seis partes del libro conviven poemas líricos, políticos y otros muy escépticos, la gran esperanza de Rico, lo que queda al final, es la lectura, los homenajes a El Jarama, de Ferlosio; Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, y apuntes sobre William Carlos Williams, William Faulkner y Edgar Allan Poe.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En