Un proyecto faraónico

Madrid

El proyecto ITER, una gran instalación científico tecnológica, pretende demostrar la viabilidad científica y técnica de la energía producida por la fusión de los átomos, la misma que se produce en el interior de la estrellas. Si tuviera éxito, todavía faltarían pasos importantes y mucho tiempo hasta la llegada de reactores comerciales de fusión nuclear, cuya existencia no se prevé antes de 2050. En la actualidad Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, China y Corea del Sur son socios del proyecto, considerado el más importante, desde el punto de vista del coste, del mundo...

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El proyecto ITER, una gran instalación científico tecnológica, pretende demostrar la viabilidad científica y técnica de la energía producida por la fusión de los átomos, la misma que se produce en el interior de la estrellas. Si tuviera éxito, todavía faltarían pasos importantes y mucho tiempo hasta la llegada de reactores comerciales de fusión nuclear, cuya existencia no se prevé antes de 2050. En la actualidad Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, China y Corea del Sur son socios del proyecto, considerado el más importante, desde el punto de vista del coste, del mundo tras la Estación Espacial. Internacional El coste estimado es de 10.500 millones de euros a lo largo de 30 años. Tanto Europa como Japón se muestran dispuestos a financiar, en caso de obtener la sede, el 48% de los costes de construcción (4.600 millones de euros), durante 10 años, del reactor experimental.

Como solución de recambio para la fisión nuclear, sobre la que se basan las actuales centrales atómicas, la fusión nuclear controlada intenta desde hace 30 años reproducir lo que pasa en el interior del Sol, para lo que es necesario alcanzar una temperatura de 100 millones de grados. A estas temperaturas, la materia -en este caso átomos de tritio y deuterio, ambos isótopos del hidrógeno- está en estado de plasma, el estado más común en el universo. Los físicos han tratado de calentar este plasma en cámaras toroidales (tokamaks) inventadas por los rusos y han logrado grandes avances en reactores experimentales como los europeos JET (Reino Unido), y Tore Supra (Francia) pero sin lograr extraer más energía que la introducida en el sistema.

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