PENSIONES PARA VIVIR CON LO JUSTO | AYUDAS AUTONÓMICAS A LAS PENSIONES

"¿Ropa nueva?, una capa todo lo tapa"

Dolores Montes. Viuda. 360 euros

Dolores Montes López vive con 360 euros al mes. Con 79 años, esta granadina que enviudó hace "17 o 18 años, no me acuerdo bien", se apaña como puede. Por suerte, el piso en el que vive es de su propiedad. Lo acabó de pagar cuando su marido vivía y ganaba un sueldo. Un problema menos cada mes.

En la tarde de ayer, esta viuda se entretenía jugando al bingo de un centro de jubilados. La apuesta, desde luego, no era como para dar vértigo. A cinco céntimos el cartón. La pensión no da para más. El ganador, ganadora, dada la abrumadora mayoría de señoras en la sala de bingo, no se lleva más de...

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Dolores Montes López vive con 360 euros al mes. Con 79 años, esta granadina que enviudó hace "17 o 18 años, no me acuerdo bien", se apaña como puede. Por suerte, el piso en el que vive es de su propiedad. Lo acabó de pagar cuando su marido vivía y ganaba un sueldo. Un problema menos cada mes.

En la tarde de ayer, esta viuda se entretenía jugando al bingo de un centro de jubilados. La apuesta, desde luego, no era como para dar vértigo. A cinco céntimos el cartón. La pensión no da para más. El ganador, ganadora, dada la abrumadora mayoría de señoras en la sala de bingo, no se lleva más de un euro. No da para pagar ninguna factura. Todos desconocían la polémica suscitada con las pensiones y se mostraban escépticos sobre el verdadero impacto de la subida propuesta por el Ejecutivo de Manuel Chaves sobre su paga mensual.

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Y eso que más de una necesita ayuda de cuando en cuando. Es el caso de Dolores. Ella se apaña más o menos cada mes. Pero si alguno viene un gasto extra, "si necesito algo", reconoce, "no me queda más remedio que pedir ayuda a alguno de mis hijos".

Cuando el periodista pregunta quién de las aproximadamente dos docenas de señoras y el señor que juegan al bingo cobra una pensión de viudedad mínima, la mayoría de voces que se escuchan dan en realidad respuesta a otra situación, a lo escaso de sus pagas.

Dolores y su marido eran propietarios de un taller de confitería. Lo llevaban adelante entre los dos. Pero como en tantas historias de trabajadoras de los años sesenta y setenta, la cotización de las mujeres -y de muchos hombres- era una rareza.

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Cuando se le pregunta cada cuánto renueva el vestuario con los 360 euros mensuales, esta viuda pone cara de circunstancias, y responde: "¿Ropa nueva?, una buena capa todo lo tapa. Te pones un abrigo y ya está".

Dolores Montes.M. MAS

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