Editorial:

Seguros 'unisex'

La Comisión Europea ha aprobado una propuesta de directiva que pretende prohibir a las aseguradoras usar el criterio del sexo para fijar el precio de las pólizas a sus clientes. En Europa es habitual que las compañías cobren una u otra cantidad según el sexo del asegurado, perjudicando a los hombres en algunos casos - seguros de vida y automóvil- y a las mujeres en otros -salud y jubilación-. Se basan en sus estadísticas, que afirman que las mujeres son más prudentes conduciendo, pero van más al médico y viven más que los hombres. Para la promotora de la directiva, la comisaria de Asuntos Soci...

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La Comisión Europea ha aprobado una propuesta de directiva que pretende prohibir a las aseguradoras usar el criterio del sexo para fijar el precio de las pólizas a sus clientes. En Europa es habitual que las compañías cobren una u otra cantidad según el sexo del asegurado, perjudicando a los hombres en algunos casos - seguros de vida y automóvil- y a las mujeres en otros -salud y jubilación-. Se basan en sus estadísticas, que afirman que las mujeres son más prudentes conduciendo, pero van más al médico y viven más que los hombres. Para la promotora de la directiva, la comisaria de Asuntos Sociales, Anna Diamantopoulou, la aplicación del criterio de género es una discriminación incompatible con los tratados y cartas fundacionales de la UE. La comisaria señala asimismo que las compañías utilizan estadísticas no siempre científicas y obsoletas en ocasiones. Estudios internos de la Comisión Europea indican que la diferencia de la esperanza de vida entre hombres y mujeres no es tanto cuestión de sexo como de estilo de vida y situación socioeconómica.

El sector de los seguros está muy preocupado por esta iniciativa. Considera que igualar las tarifas obligaría a encarecerlas para todos y perder competitividad. Su idea es que la personalización de las pólizas -por edad, sexo, antecedentes familiares, modo de vida, estado de salud y otros elementos- es, precisamente, la base de su expansión. Pero, siendo esas opiniones razonables, no es menos cierto que fijar de antemano las tarifas en función del sexo suena en nuestras sociedades a una discriminación contra la que luchan millones de hombres y mujeres. No estamos ante una diferencia comparable a la que pudiera establecerse entre el conductor de una moto o el de un turismo, entre el fumador y el no fumador, entre el que practica deportes de riesgo y el que va al gimnasio. Esas peculiaridades son voluntarias, dependen del individuo, pero éste no es el caso del sexo. Como señala la comisaria, todos rechazaríamos hoy encarecer el seguro a un negro por el hecho de serlo.

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