LA POSGUERRA DE IRAK

EE UU quiere ayuda de la ONU para legitimar la transición iraquí

Annan dice que no enviará personal hasta que no mejore la seguridad

EE UU busca una estrategia de salida de Irak y espera que esa estrategia pase por la ONU. Washington prevé presentar en las próximas semanas una nueva resolución que respalde sus planes para acelerar el traspaso de poder a los iraquíes y le permita compartir responsabilidades políticas en Bagdad. Toda la presión se centra ahora en Kofi Annan. El secretario general ha asegurado que no mandará personal hasta que no mejore la seguridad.

Las anteriores resoluciones ya otorgan a Washington suficiente autoridad en Irak, pero el nuevo texto le permitiría aligerar el peso de la ocupación. En to...

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EE UU busca una estrategia de salida de Irak y espera que esa estrategia pase por la ONU. Washington prevé presentar en las próximas semanas una nueva resolución que respalde sus planes para acelerar el traspaso de poder a los iraquíes y le permita compartir responsabilidades políticas en Bagdad. Toda la presión se centra ahora en Kofi Annan. El secretario general ha asegurado que no mandará personal hasta que no mejore la seguridad.

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Las anteriores resoluciones ya otorgan a Washington suficiente autoridad en Irak, pero el nuevo texto le permitiría aligerar el peso de la ocupación. En todo caso, la propuesta, que ni siquiera se ha materializado en un borrador, sólo empezaría a discutirse después del 15 de diciembre, cuando el Consejo de Gobierno iraquí presente a la ONU las grandes etapas de su calendario político. Los nuevos planes estadounidenses incluyen constituir una Asamblea provisional en mayo, crear una Administración interina en junio y celebrar unas elecciones generales a finales de 2005.

"No es ningún secreto que Estados Unidos intenta desamericanizar la ocupación, ahora quiere hacerlo con una mayor participación de la ONU", comentó un diplomático europeo; "espera tener ese flanco cubierto antes de las elecciones presidenciales".

En los últimos días, la presión de Washington se ha hecho más patente. "Con este nuevo plan, es hora de que la ONU decida si las circunstancias le permiten jugar un papel más activo", dijo a principios de esta semana el secretario de Estado, Colin Powell. Ayer, en Londres, el presidente George W. Bush fue algo más apremiante: "La credibilidad de la ONU depende de su voluntad de mantener su palabra y actuar cuando se la necesita".

El pasado lunes, EE UU despachó a Nueva York a Stephen Hadley, el ayudante de la consejera en temas de seguridad, Condoleezza Rice, para informar personalmente a Annan de los detalles del nuevo plan y "averiguar si la ONU está dispuesta a volver", informaron fuentes diplomáticas.

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Annan extrema la prudencia. En un futuro próximo debería anunciar el nombre del sustituto de Sergio Vieira de Mello, el enviado especial que falleció en el atentado del 19 de agosto, pero por ahora no está dispuesto a mandar personal a Bagdad, donde ya no queda prácticamente nadie de la organización. "Si la situación mejora, podremos volver", dijo Annan, "pero no necesitamos estar en Irak al cien por cien para seguir ayudando. Buscamos la forma de actuar fuera del país y en la frontera".

Annan está sometido a fuertes presiones internas. Antes de lanzarse a una aventura tan arriesgada, el secretario general quiere obtener un mandato político mucho más claro. El Consejo de Seguridad espera ver el texto para pronunciarse, aunque todos sus miembros coinciden en que es necesario apoyar el incipiente proceso iraquí. Francia y Alemania han visto con cierto agrado cómo Washington ha ido respaldando las propuestas que se negó a incluir en la última resolución, "pero nadie se pronunciará hasta que Annan anuncie su postura", dijo una fuente de la ONU.

Tanques norteamericanos lanzan granadas de mortero contra posiciones iraquíes en Tikrit el pasado martes.EFE

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