Reportaje:AMÉRICA LATINA

Cese de hostilidades en la pugna tarifaria

Gobierno argentino y grupos españoles, como Endesa y Repsol, retoman el diálogo

La airada y prolongada disputa entre empresas de servicios y el Gobierno argentino en torno a la actualización de tarifas parace estar próxima a su conclusión. Ya se ha puesto en marcha un calendario de negociación, que en una primera etapa afecta a las españolas Repsol-YPF y Endesa, y directivos de ésta última y ministros se han retratado juntos en la inauguración de una subestación eléctrica.

Julio De Vido acompaña al presidente argentino, Néstor Kirchner, desde hace muchos años, desde que el jefe de Estado era gobernador de la provincia patagónica de Santa Cruz. El ministro de Planif...

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La airada y prolongada disputa entre empresas de servicios y el Gobierno argentino en torno a la actualización de tarifas parace estar próxima a su conclusión. Ya se ha puesto en marcha un calendario de negociación, que en una primera etapa afecta a las españolas Repsol-YPF y Endesa, y directivos de ésta última y ministros se han retratado juntos en la inauguración de una subestación eléctrica.

Repsol YPF ha sido convocada para negociar los precios del gas el día 26 y las eléctricas están citadas para discutir sus tarifas el 2 de diciembre
Autoridades y empresas han acordado rescatar sus agravios de las páginas de los periódicos y únicamente anunciar en común las inversiones
De Vido, 'mano derecha' del presidente Kirchner, se ha fotografiado con directivos de Endesa en la inauguración de una subestación eléctrica

Julio De Vido acompaña al presidente argentino, Néstor Kirchner, desde hace muchos años, desde que el jefe de Estado era gobernador de la provincia patagónica de Santa Cruz. El ministro de Planificación Federal es el encargado de la negociación con las empresas de servicios públicos, tras la ruptura de los contratos en enero de 2002, y ha mantenido la misma posición inflexible que Kirchner.

Ante cada corte de electricidad o advertencia de las compañías sobre un colapso del suministro, uno y otro han respondido que no dialogarían bajo presión. Pues este mismo ministro se ha fotografiado hace dos semanas con un casco de Edesur, la distribuidora de Endesa en Buenos Aires, en el acto inaugural de la ampliación de una subestación, lo que demandó unos 900.000 euros. En un país urgido por recuperar inversiones, resultó un símbolo nada trivial. El Gobierno prepara un decreto por el que aumentarán las tarifas de la luz y el gas a grandes usuarios industriales y comerciales.

El anterior presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, interrumpió hace 22 meses los 62 contratos de privatizaciones y concesiones de los años noventa, incluido el de Edesur, y congeló sus tarifas. El dólar, moneda en la que estaba expresada la mayor parte de las deudas de las empresas, ha subido el 188% respecto del peso y el índice de precios al consumidor (IPC) ha crecido cerca del 45%. El Gobierno de Duhalde formó una comisión para renegociar los contratos, incluidas las tarifas, y el de Kirchner la heredó pero jamás ha convocado a las firmas a su discusión. Sólo se produjeron encuentros entre directivos emoresariales y el presidente o sus ministros.

La espera, sin embargo, puede que llegue a su fin. La llamada Unidad de Renegociación (Uniren) ha citado para el día 26 a las empresas de gas, entre ellas Gas Natural BAN y Metrogas (participada por Repsol YPF), para el comienzo de un proceso que tal vez demore cinco o seis meses. El 2 de diciembre se reunirá por primera vez con las eléctricas. Los demás sectores, como el telefónico, de aguas y de autopistas con peaje, deberán aguardar a 2004.

El ministro de Economía, Roberto Lavagna, dice que en electricidad y gas "hay ajustes por hacer", pero ha manifestado que telefónicas y concesionarias viales ya no piden subidas de tarifas sino la definición de nuevos contratos y reglas de juego estables. Las decisiones, empero, dependen de Kirchner y de De Vido.

La prensa ha publicado que la Casa Rosada analiza incrementar a partir de enero los precios que estaban desregulados, los de la generación eléctrica y del gas en boca de pozo, pero el alza sólo afectaría a los grandes clientes, no a particulares. Por lo tanto, aunque aumentaran las tarifas, la mejora del precio no beneficiaría directamente a las distribuidoras sino a las generadoras eléctricas -tres pertenecen a Endesa y suponen el 20% de la capacidad de Argentina- y las productoras de gas, como Repsol.

Endesa empieza a tejer lazos con el Ejecutivo, tras meses de disputas en la prensa. El servicio de Edesur sufrió varias interrupciones este año y en una de ellas reaccionó hasta el presidente Kirchner, que declaró que no iba a negociar las tarifas bajo la supuesta presión de las empresas. Sucede que las operadoras aducen que la falta de actualización de los precios y la ausencia de reglas de juego está retrasando inversiones necesarias para evitar en unos años un colapso en generación y transporte eléctrico. Al final, la Justicia detuvo a unos presuntos delincuentes que provocaron aquel corte de energía. La batalla verbal entre el Gobierno y el sector eléctrico, uno de los pocos con privatizaciones transparentes, siguió hasta hace unas semanas.

Mejores relaciones

De Vido se reunió con las máximas autoridades de las empresas, entre ellos el director general de Edesur, José María Hidalgo, y acordó que, en vez de discutir en los medios, se debatiera en privado y se reservaran a la prensa los anuncios de inversiones. Hidalgo logró que el primer anuncio fuera el de su subestación. Hasta el director general de Endesa Internacional, Luis Rivera Novo, viajó desde España para el acto.

Edesur ha invertido 36 millones de euros a lo largo de los meses transcurridos de 2003. El ministro De Vido se mostró satisfecho, pero mantuvo su discurso de pocos amigos: "Apostamos a que todas las empresas de servicios sigan invirtiendo y, de algun modo, devuelvan algo de lo que Argentina les dio en momentos mejores".

Endesa ha puesto manos a la obra y esta semana anunció que Buenos Aires será cabecera de su división de software, Synapsis, en Latinoamérica. La decisión ya se había tomado hace un año y la oficina porteña funciona desde principios de 2003, pero el Gobierno celebró que se invierta en una industria basada en la mano de obra local, calificada y barata desde la devaluación del año pasado.

José María Hidalgo (centro), country manager de Endesa en Argentina. A su derecha, el ministro Julio de Vido.

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