Rajoy promete una reforma drástica del mercado laboral si gana las elecciones

El candidato del PP cambiará negociación colectiva, contratos, temporalidad y jornada

Mariano Rajoy, candidato del PP a la presidencia del Gobierno, prometió ayer que, si gana las elecciones en marzo, lo primero que hará será llamar a empresarios y sindicatos para negociar con ellos una "ambiciosa" reforma del mercado laboral. Ante una nutrida representación empresarial, Rajoy se comprometió a abrir el diálogo social para "mejorar las modalidades de contratación y modernizar la negociación colectiva, para terminar con la temporalidad excesiva, para mejorar la calidad del empleo y para favorecer jornadas laborales más flexibles". Aseguró que esa negociación empezará "la primera ...

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Mariano Rajoy, candidato del PP a la presidencia del Gobierno, prometió ayer que, si gana las elecciones en marzo, lo primero que hará será llamar a empresarios y sindicatos para negociar con ellos una "ambiciosa" reforma del mercado laboral. Ante una nutrida representación empresarial, Rajoy se comprometió a abrir el diálogo social para "mejorar las modalidades de contratación y modernizar la negociación colectiva, para terminar con la temporalidad excesiva, para mejorar la calidad del empleo y para favorecer jornadas laborales más flexibles". Aseguró que esa negociación empezará "la primera semana" tras la investidura. También prometió bajar el impuesto sobre la renta de las personas físicas en todos sus tramos.

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El candidato del PP expuso los tres ejes del programa económico con el que quiere ganar las elecciones generales de marzo de 2004 ante una nutrida representación empresarial convocada por el Foro Nueva Economía y el diario The Wall Street Journal. Se trata de reforma laboral, menos impuestos y más productividad.

La reforma laboral tiene como objetivo declarado lograr el pleno empleo antes de 2010. Se hará con "diálogo social" previo, pero Rajoy la presentó como "objetivo irrenunciable" porque "la convergencia de nuestra renta per cápita exige avanzar en la modernización de nuestro mercado de trabajo". Ante muchos empresarios y sólo dos sindicalistas, Rajoy pidió "un esfuerzo" y "una actitud responsable y abierta al acuerdo", porque "las mejores reformas laborales han sido las instrumentalizadas con el común acuerdo de las partes involucradas".

Le escucharon, entre otros, Emilio Botín, presidente del Grupo Santander; su vicepresidente Alfredo Sáez y Juan Abelló, consejero del mismo grupo bancario; César Alierta, de Telefónica; Florentino Pérez, de ACS; Miguel Blesa, de Caja Madrid; Ramón Blanco, de Repsol YPF; Ignacio Ruiz Jarabo, de la SEPI; José Manuel Lara Bosch; Ignacio Sánchez Galán, de Iberdrola; Luis Javier Navarro, de BP España; Juan Antonio Fernández, de Renault; Tomas Pascual, del Grupo Leche Pascual; José Luis Leal, de la Asociación Española de Banca; Eduardo Serra, de UBS Warburg; José Manuel Entrecanales, de Vodafone; Eduardo Montes, de Siemens; Jesús Barcenas, de Cepyme; Pablo Isla, de Altadis, Luigi Michetti, de Fiat... Y los sindicalistas Jesús Pérez, de UGT, y María Dolores Liceras, de CC OO.

Con la reforma laboral, Rajoy prometió impuestos "moderados" que "favorezcan el empleo, estimulen el ahorro y la inversión y atiendan a las familias" como segundo eje de su programa económico. Aseguró que reformará otra vez el IRPF y, sin entrar en detalles, que reducirá todos los tipos impositivos del impuesto, aumentará los estímulos al ahorro y la inversión y mejorará el trato fiscal a las familias, con más deducciones por hijos, sobre todo si son discapacitados. También prometió bajar los impuestos a las pequeñas y medianas empresas (pymes).

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Dentro de esa política fiscal, Rajoy proclamó que la estabilidad presupuestaria permite que en España haya "una democracia sin déficit". Y anunció que reducirá el peso del sector público en la economía: "No es un buen productor de bienes y servicios y tiene que concentrarse en las tareas de regulador y garante de las reglas del juego". Con esa declaración de intenciones, proclamó que su modelo económico apuesta por "un Estado que es fuerte antes que grande", y que es el de "la libertad de empresa, la iniciativa individual y la economía abierta".

El candidato popular pretendió que ese modelo económico es el responsable del "largo ciclo de prosperidad que atraviesa la economía española desde 1996" y contrapuso ese modelo al de los últimos Gobiernos socialistas. "Desde nuestro ingreso en la Unión Europea hemos tenido dos ciclos expansivos con dos modelos distintos de política económica". El primero fue "el de la segunda mitad de los ochenta, de crecimiento rápido asociado a fuertes desequilibrios, que acabaría frustrado en la recesión de los años 1992 y 1993 y que desencadenó una fuerte subida del paro, hasta casi el 24%". El segundo, según dijo, es el de "la recuperación económica comenzada en 1996" con el "modelo económico moderado, liberal y reformista de José María Aznar".

Tras los elogios a Aznar, Rajoy afirmó que el tercer eje de su programa económico busca "incrementar la productividad" a largo plazo por la vía de invertir en formación, en I+D y en nuevas tecnologías.

El candidato dedicó buena parte de este capítulo a la enseñanza básica. Admitió que los escolares españoles fallan en matemáticas, lectura e idiomas en comparación con la media de la OCDE y se comprometió a ocuparse de ello. Su método para mejorar el resultado académico de los niños pasa por "transmitir en la escuela valores esenciales, como el gusto por el trabajo bien hecho o la importancia del esfuerzo personal". Eso se hará con el desarrollo de la Ley de Calidad. Además, recuperará la Formación Profesional con un acuerdo con los agentes sociales.

De derecha a izquierda, Mariano Rajoy, Julia García Valdecasas, Jorge Fernández, Estanislao Rodríguez Ponga, Emilio Botín y dos periodistas.LUIS MAGÁN

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