Tribuna:COYUNTURA NACIONAL

Presupuestos

Fiel a la cita, y en cumplimiento de las disposiciones legales, el Gobierno acaba de presentar los Presupuestos para 2004. Es como el programa que, al comienzo del curso, expone el profesor a los alumnos, con la particularidad de que en este caso el Gobierno es profesor y alumno a la vez. Este programa es el compendio de los objetivos para el conjunto de la economía nacional y de la orientación de la política económica con que conseguirlos. Mi propósito hoy es comentar estos objetivos. Ahora bien, como sucede en el mundo académico, la superación de los programas requiere de un examen al finali...

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Fiel a la cita, y en cumplimiento de las disposiciones legales, el Gobierno acaba de presentar los Presupuestos para 2004. Es como el programa que, al comienzo del curso, expone el profesor a los alumnos, con la particularidad de que en este caso el Gobierno es profesor y alumno a la vez. Este programa es el compendio de los objetivos para el conjunto de la economía nacional y de la orientación de la política económica con que conseguirlos. Mi propósito hoy es comentar estos objetivos. Ahora bien, como sucede en el mundo académico, la superación de los programas requiere de un examen al finalizar el curso. La presentación de los Presupuestos es una buena ocasión para valorar cómo se están cumpliendo los objetivos para el año en curso.

Combatir el aumento de los precios requeriría una política fiscal más restrictiva

A este respecto, debemos recordar que el objetivo de crecimiento del PIB para 2003 fue el 3%, con una aportación de la demanda interna de 3,2 puntos porcentuales (pp) y una contribución negativa del saldo exterior de 0,2 pp. Un año más tarde, el Gobierno estima que el PIB aumentará un 2,3%, con la misma aportación de la demanda interna, pero con una contribución del saldo exterior mucho más negativa, de -0,9 pp. Podría atribuirse, por tanto, al mal contexto exterior el fallo en el objetivo de crecimiento, pero ello sólo ha sido así en parte, pues este contexto ya era previsible. En realidad, el objetivo del 3% era ya en su momento -y así lo calificamos unánimemente los analistas- demasiado optimista. Más realista era la previsión de crecimiento del empleo, un 1,8%, a pesar de lo cual el paro va a quedar por encima de lo previsto debido al mayor aumento de la población activa, fenómeno ligado a la inmigración. En cuanto a la inflación, las previsiones oficiales acertaron en los precios del consumo (3,1%), pero se han quedado muy lejos en el deflactor del PIB (2,8%, frente a una estimación actual del 4,3%), que es el verdadero indicador de la inflación generada por la economía española. Como consecuencia, el crecimiento nominal del PIB se estima ahora en el 6,6%, casi un punto por encima de lo previsto. Esto es importante, pues explica por qué el déficit público no se deteriora a pesar del menor crecimiento real de la economía: es la mayor inflación la que cuadra las cuentas públicas. Es la inflación la que explica también mucho de la bonanza económica que atravesamos, pero que algún día nos pasará factura.

Los objetivos que nos presenta el Gobierno para 2004 parecen más realistas que los del año actual. El crecimiento del PIB del 3% es razonable, teniendo en cuenta que la demanda interna española ya se encuentra lanzada y que el contexto exterior va a ser más favorable. A pesar de ello, tengo mis dudas en cuanto a la composición de ese crecimiento, que creo volverá a ser más desequilibrado de lo previsto, con más demanda interna y más contribución negativa del saldo exterior (más déficit y más endeudamiento). Ello plantea dudas sobre su sostenibilidad a medio plazo (las mismas que presenta en EE UU), pero no a corto plazo. También parecen razonables (hasta pueden quedarse cortas en creación de empleo) las cifras de empleo y paro. Pero de nuevo aparece como irrealista la previsión de inflación, especialmente el deflactor del PIB, sobre todo cuando la orientación de estos Presupuestos, como la de los años anteriores, no es la de combatir el aumento de los precios. Esto requeriría una política fiscal más restrictiva, pero ¿quién le pone el cascabel al gato en un año electoral?

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (Funcas).

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