El petróleo y el gas acercan a Bush y Putin

Las diferencias por la guerra en Irak no han dañado las relaciones entre Rusia y EE UU

El petróleo y el gas acercan cada vez más a Rusia y EE UU. Con la diversificación de importaciones como fin, la Administración norteamericana ha renovado su apoyo al incremento de la exportación de crudo de Rusia y ha añadido el desarrollo del gas natural licuado a sus prioridades. Aparentemente, la guerra de Irak no ha perjudicado el diálogo energético que George W. Bush y Vladímir Putin apadrinaron en mayo de 2002. La energía será uno de los puntos fuertes de la cumbre que ambos presidentes celebrarán este fin de semana en Camp David (EE UU).

La complementariedad de intereses y su pro...

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El petróleo y el gas acercan cada vez más a Rusia y EE UU. Con la diversificación de importaciones como fin, la Administración norteamericana ha renovado su apoyo al incremento de la exportación de crudo de Rusia y ha añadido el desarrollo del gas natural licuado a sus prioridades. Aparentemente, la guerra de Irak no ha perjudicado el diálogo energético que George W. Bush y Vladímir Putin apadrinaron en mayo de 2002. La energía será uno de los puntos fuertes de la cumbre que ambos presidentes celebrarán este fin de semana en Camp David (EE UU).

La complementariedad de intereses y su progresiva interconexión en el mercado se evidenció el lunes y el martes en la segunda cumbre ruso-norteamericana sobre energía, que se celebró en San Petersburgo bajo los auspicios de los máximos responsables gubernamentales del sector y con asistencia de centenares de empresarios.

Antes de reunirse con Bush en Camp David, Putin inaugurará en Nueva York una red de 1.300 gasolineras que la petrolera rusa Lukoil adquirió en 2000. Lukoil se ha beneficiado de un crédito de 225 millones de dólares, firmado en San Petersburgo, para construir una terminal petrolera en el mar Báltico. Garante del crédito es la Corporación de Inversión Privada en el Extranjero (OPIC), la entidad estatal especializada en el desarrollo de mercados emergentes.

Las empresas rusas tratan de tomar posiciones, de momento simbólicas, en EE UU. Las exportaciones de petróleo rusas a EE UU (92.599 toneladas en el 2001), han superado los 1,1 millones de toneladas en la primera mitad de este año. Uno de los proyectos claves para transportar el crudo ruso por barco a EE UU es el oleoducto al puerto de Múrmansk, en el mar de Barents. Los monopolios rusos del petróleo y el gas (Transneft y Gazprom, respectivamente) y las grandes petroleras pugnan hoy por el acceso a oleoductos y gaseoductos. Prisa por construir el oleoducto a Murmansk mostró Mijaíl Jodorkovski, el jefe de la empresa Yukos, según el cual el presupuesto estatal ruso deja de percibir 7.000 millones de dólares por cada año de retraso. Desde Murmansk, dijo el magnate, el crudo puede ir a EE UU en nueve días, un plazo muy inferior a los 32 días que se tarda desde el golfo Pérsico. Para el presidente de Transneft, Semyon Vainshtok, tanto la ruta a Murmansk como el oleoducto al Extremo Oriente (vía China o vía Siberia o ambas zonas a la vez) requieren un estudio más detallado.

Vainshtok rechazó ayer la idea de privatizar los oleoductos de Rusia. En cambio, el ministro de Economía, German Gref, dejó abierta la puerta a la participación extranjera en la ruta a Murmansk, al señalar que el Gobierno examinará los cálculos de viabilidad en 2004 y decidirá después con qué medios realizar el proyecto. La convivencia con los monopolios de transporte de gas y petróleo no es igual para todos. Lukoil ha encontrado un acomodo con el sector estatal ruso y los pequeños productores de petróleo, que estuvieron en San Petersburgo a instancias de los norteamericanos, tienen más miedo al dictado de las grandes petroleras que al Estado.

Intereses en Irak

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La interrelación de los intereses ruso-norteamericanos en el sector energético comienza a notarse. La empresa Lukoil trata de restablecer su posición en Irak con ayuda de sus letrados norteamericanos de la compañía Akin Gump, entre cuyos dirigentes están el tejano James Langdon, un amigo de la familia Bush, y dos ex embajadores de EE UU en Moscú (Robert S. Strauss y James Collins). "Tenemos planes para explotar yacimientos y trabajamos con los norteamericanos y la administración provisional iraquí", manifestó a esta corresponsal Andréi Gaidamaka, vicedirector de Lukoil, según el cual su empresa no transgredió las sanciones internacionales a Irak. Poco antes de la guerra, Lukoil fue privada por las autoridades iraquíes de un contrato de 3.700 millones de dólares firmado en 1997. Gaidamaka negó que el contrato hubiera sido rescindido y expresó confianza en que se respetaría.

El presidente ruso, Vladímir Putin, durante un encuentro con su Ejecutivo, el pasado lunes en el KremlinAP

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