LA POSGUERRA DE IRAK

Irak sigue dividiendo a Europa

Berlín, Londres y París no logran una posición común para devolver la soberanía a los iraquíes

El presidente de Francia, Jacques Chirac; el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, y el canciller federal de Alemania, Gerhard Schröder, fijaron ayer varios puntos mínimos de coincidencia sobre Irak y barrieron bajo la alfombra las diferencias, que trasladaron para su debate en el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York. En las cuestiones europeas, que también estaban en el orden del día de la reunión informal de las tres grandes potencias europeas, se llegó a puntos de vista comunes sobre la futura Constitución de la UE, la interpretación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y l...

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El presidente de Francia, Jacques Chirac; el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, y el canciller federal de Alemania, Gerhard Schröder, fijaron ayer varios puntos mínimos de coincidencia sobre Irak y barrieron bajo la alfombra las diferencias, que trasladaron para su debate en el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York. En las cuestiones europeas, que también estaban en el orden del día de la reunión informal de las tres grandes potencias europeas, se llegó a puntos de vista comunes sobre la futura Constitución de la UE, la interpretación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y la adhesión del Reino Unido a la reciente propuesta de Francia y Alemania para el crecimiento económico europeo.

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El lenguaje corporal resultó revelador. El socialdemócrata Schröder saludó a la llegada a la puerta de la Cancillería en Berlín con un apretón de manos a su correligionario Blair más una somera palmadita en la espalda. Al conservador Chirac lo recibió el canciller alemán con un efusivo abrazo. Tras la reunión del trío de Berlín, o lo que otros más deslenguados han calificado de la banda de los tres, se celebró una conferencia de prensa de 25 minutos en la que los tres protagonistas se mostraron envarados.

Al juzgar los resultados de la cumbre tripartita salta a la vista de forma casi obligada el viejo tópico de la botella mediada. Para unos, la botella está medio llena y para otros medio vacía. Insistieron los tres ayer en Berlín en su acuerdo en lograr un Irak estable y democrático, en entregar el poder a los iraquíes y en el importante papel que le corresponde representar a la ONU. A la hora de matizar las diferencias, los tres decidieron pasar la patata caliente al Consejo de Seguridad de la ONU. Blair expresó la convicción de que "encontraremos una solución", tras haber reconocido la existencia de "diferencias de opiniones". Según Blair, todos "están de acuerdo en que la ONU debe representar un papel central en la reconstrucción de Irak y la cuestión que se plantea es asegurar que esa organización pueda ejercer su función", y añadió que EE UU comparte este punto de vista.

Chirac expresó que las diferencias son de "modalidades y calendario" y ofreció colaboración técnica y ayuda para Irak. En respuesta a otra pregunta, Chirac se lanzó con un "para decir la verdad" y siguió embalado: "Francia considera que la ONU, como representante de la comunidad internacional, tendrá que tener una responsabilidad mucho mayor y operativa para llevar la estabilidad y la democracia a Irak". Siguió Chirac con la advertencia de la necesidad de transferir la soberanía a las instituciones iraquíes, el Consejo y el Gobierno provisionales, "tan pronto como sea posible bajo el control exclusivo de la ONU". El presidente francés recordó que su país defiende una transferencia del poder a los iraquíes "en cuestión de meses, no de años", como se planteaba en un principio Washington. Para Chirac, "a partir de aquí está en marcha un debate que se llevará en el marco del Consejo de Seguridad de la ONU y debemos darle tiempo".

Blair tuvo que afrontar la pregunta de una periodista británica sobre si se sentía allí "como emisario del presidente de EE UU, George W. Bush". El anfitrión Schröder le echó un capote a Blair y dijo que no habían tenido la sensación de que hablase en nombre de nadie, sino en el suyo propio. Blair agradeció la intervención "de mi portavoz" y destacó que sus dos interlocutores de ayer verán a Bush antes que él la próxima semana en Nueva York.

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Donde sí parecen estar totalmente de acuerdo los tres es en las cuestiones europeas y todo indica que en perjuicio de España y Polonia, como exponentes de las medianas potencias de la UE maltratadas por el proyecto de Constitución. Schröder se encargó de dejar claro con contundencia que la Constitución europea tendrá que quedar aprobada tras el ingreso de los nuevos países en la UE y antes de las elecciones al Parlamento Europeo en primavera. El canciller aseguró: "El paquete tendrá que quedar atado, porque la Convención trabajó bien y en esencia no se podrá desatar de nuevo. Sobre los detalles habrá que discutir, pero cada uno que ponga en tela de juicio los principios importantes de este acuerdo tendrá la obligación de lograr un nuevo consenso y si se desata el paquete, será difícil lograr ese consenso". También parece compartir este criterio Blair y así pareció insinuarlo al declarar que la futura Europa de los 25 tiene que ser eficiente.

Blair parece de acuerdo en sumarse a la iniciativa de Francia y Alemania para el crecimiento económico en Europa, y se apuntó a la interpretación laxa que preconiza ahora Schröder del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Sin mentar la bicha, el incumplimiento por parte de Francia y Alemania de la exigencia de que el déficit público no rebase el 3% del producto interior bruto, Blair se mostró comprensivo con la situación de sus compañeros de cumbre. Francia y Alemania rondarán este año el 4% de déficit y las perspectivas para 2004 son similares. Según Blair, es importante mantener la disciplina presupuestaria, pero también "hay que ofrecer una solución a los ciudadanos europeos de que se puede lograr el crecimiento".

Schröder perdió un momento la continencia ante la pregunta sobre la forma de la cumbre de ayer en Berlín, con exclusión de los países pequeños. Según Schröder, "si no nos reunimos, nos acusan de estar en desacuerdo, y si nos reunimos, de un acuerdo excesivo", e insistió en que la reunión de ayer no era en contra de nadie.

De izquierda a derecha, Chirac, Schröder y Blair, durante la rueda de prensa que ofrecieron ayer en Berlin.AP

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