Editorial:

Enfrentados y unidos

En plena caída libre en el círculo vicioso de la violencia entre israelíes y palestinos, el enfrentamiento entre el primer ministro Abu Mazen y el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, no favorece ninguna salida esperanzadora. Mazen fue ayer a pedir al parlamento palestino más poderes y logró que un grupo depositara una moción de confianza contra él.

Pese a todo, hoy por hoy los destinos de Mazen y Arafat están ligados. Mazen necesita de la legitimidad de Arafat, "líder histórico" y "legítimo" -como lo calificó el propio primer ministro- y referente nacional palestino que ...

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En plena caída libre en el círculo vicioso de la violencia entre israelíes y palestinos, el enfrentamiento entre el primer ministro Abu Mazen y el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, no favorece ninguna salida esperanzadora. Mazen fue ayer a pedir al parlamento palestino más poderes y logró que un grupo depositara una moción de confianza contra él.

Pese a todo, hoy por hoy los destinos de Mazen y Arafat están ligados. Mazen necesita de la legitimidad de Arafat, "líder histórico" y "legítimo" -como lo calificó el propio primer ministro- y referente nacional palestino que se ha crecido con el acoso y aislamiento al que le ha sometido Israel. Tanto que ahora Washington se percata de que necesita a Arafat si se ha de volver a encarrilar un atisbo de paz. Mazen, por su parte, se encuentra en pleno fuego cruzado de una mayoría de palestinos que le consideran demasiado sometido a Israel y a EE UU y éstos que le exigen ser más duro con el terrorismo. Cien días después de su nombramiento, está debilitado ante el fracaso de la tregua entre los grupos palestinos e Israel.

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Ayer amagó con que si no lograba "más recursos" (es decir, más poder a costa de Arafat), en particular en el terreno de la seguridad, podría dimitir. Pero a la vez se mostró conciliador al afirmar que no hará uso de la violencia contra Hamás y la Jihad Islámica sino que propiciará el diálogo. Mazen es un elemento clave para la hoja de ruta, que constituye a la vez la razón y el objetivo por los que fue nombrado. A la vez, Arafat, que necesita a Mazen para su supervivencia, ha dado por muerta la hoja de ruta. Con el control que ejerce sobre el parlamento, no tendría más que mover un dedo para que cayera Mazen. Pero se expondría a que Sharon lejecutara su amenaza de deportarle.

Por desgracia, lo más probable es que estas tensiones entre los dos dirigentes palestinos persistan, mientras se deteriora la situación con los israelíes. Mientras prosiguen los atentados, Israel aplica con mano de hierro su política de asesinatos selectivos y castigos colectivos. Ninguna de las partes ha cumplido los requisitos exigidos en la hoja de ruta. Recuperar el proceso requeriría una enérgica presión internacional por parte de Europa, que ya lo intenta, y de EE UU, cuya Administración no parece estar por la labor, cuando está a punto de entrar en año electoral y las cosas en Irak empeoran más de lo previsible.

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