Crónica:FÚTBOL | Segunda jornada de Liga

El Depor rescata viejos valores

Una vaselina de Valerón y otro cabezazo de Pandiani dejan sin premio la valentía del Athletic

Olvidado por fuerza Makaay, el gran recurso de la anterior temporada, el Deportivo ha desempolvado viejos valores que se habían perdido en los últimos meses. El más seguro es, sin duda, Valerón, que, libre de las lesiones de la campaña anterior, vuelve a dirigir el equipo con mano maestra y hasta anuncia una desconocida vocación goleadora. Y al Flaco se le ha unido la cabeza de Pandiani, el repescado, que arranca el campeonato alardeando de infalibidad: dos partidos, dos remates, dos goles.

Javier Irureta, tan poco adulador con sus futbolistas, lleva tiempo taladrando la cabeza a...

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Olvidado por fuerza Makaay, el gran recurso de la anterior temporada, el Deportivo ha desempolvado viejos valores que se habían perdido en los últimos meses. El más seguro es, sin duda, Valerón, que, libre de las lesiones de la campaña anterior, vuelve a dirigir el equipo con mano maestra y hasta anuncia una desconocida vocación goleadora. Y al Flaco se le ha unido la cabeza de Pandiani, el repescado, que arranca el campeonato alardeando de infalibidad: dos partidos, dos remates, dos goles.

Javier Irureta, tan poco adulador con sus futbolistas, lleva tiempo taladrando la cabeza a Valerón para que, además de proporcionar todos los pases del mundo, se decida él mismo a buscar el gol. Y, poco a poco, el canario parece que va entrando en la idea. Anoche abrió el marcador con un guiño al banquillo, como queriendo desmentir su fama de tiritón ante la portería. El gol fue fabuloso y ejecutado con esa simplicidad que siempre embellece el juego de Valerón. Recibió de espaldas en el círculo central, esquivó al vigilante Gurpegi, hizo la pared con Tristán y, como la defensa del Athletic estaba muy adelantada, se quedó solo ante Aranzubia. En esa clase de momentos solía faltarle el cuajo del ejecutor, pero esta vez complació a Irureta con seguridad y delicadeza: un toquecito le bastó para elevar una vaselina a media altura que dejó al portero mirando para el aire.

DEPORTIVO 2 - ATHLETIC 0

Deportivo: Molina; Héctor (Manuel Pablo, m. 72), Andrade, Naybet, Romero; Sergio, Mauro Silva; Víctor, Valerón, Luque (Fran, m. 66); y Tristán (Pandiani, m. 56).

Athletic: Aranzubia; Javi González, Lacruz, Karanka, Larrazabal; Iraola (Bordás, m. 71), Gurpegi, Tiko, Yeste (Urzaiz, m. 57); Ezquerro (Jonan, m. 84) y Etxeberria.

Goles: 1-0. M. 11. Valerón arranca desde el círculo central, hace la pared con Tristán y bate a Aranzubia con una vaselina.

2-0. M. 56. Centro de Víctor que Pandiani cabecea a la red.

Árbitro: Lizondo Cortés. Amonestó a Mauro Silva, Héctor y Gurpegi.

Unos 30.000 espectadores en Riazor.

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El gol fue fruto de un medio contragolpe, la solución en la que más perseveró el Deportivo aprovechando que el Athletic había salido a pecho descubierto. A la espera de ver cómo evoluciona en las próximas semanas, el Athletic de Ernesto Valverde ya ha conseguido de momento algo: tiene estilo, lo que no es poco. Un estilo audaz y eléctrico que no parece dejarse impresionar por el nombre de los rivales. Pero también trasluce algún problema. Con Urzaiz en el banquillo, el equipo juega sin un ariete puro y eso se le nota en su tendencia a desfondarse según se acerca al área. Estuvo a punto de remediarlo gracias a la bota de hierro de Tiko, que envió a la madera uno de sus aparatosos cañonazos desde 35 metros. Al borde del descanso, también Etxeberria remató a las nubes con Molina caído. Claro que antes Tristán había hecho algo parecido en dos ocasiones, una con el pie y otra con la cabeza.

La gente anda muy recelosa con Tristán, que no es demasiado popular en la grada y que se encaró con Irureta cuando le relevó. Le queda trabajo para mejorar su estado físico y tampoco tuvo mucha suerte. Pero se le vio con ganas de actividad y nada egoísta, lo que, en su caso, ya merece cierto margen de confianza. Como no se espabile, va a sufrir. Porque, aunque ya no esté Makaay, sobra quien le apriete las clavijas. Pandiani, por ejemplo, cuyas apariciones son como relámpagos. El uruguayo ha sustituido a Tristán en los dos primeros partidos de la Liga y en ambos su irrupción no pudo ser más estrepitosa. Anoche repitió lo que ya había hecho tres días antes en Zaragoza. Saltó el campo, el primer balón que recibió le iba a la cabeza y, sin demorarse más, con puntualidad prodigiosa, lo remató a gol. Como si no pudiera esperarse otra cosa de él. El cabezazo de Pandiani decantó un choque que hasta entonces seguía en situación de equilibrio, volando vertiginosamente de un área a otra. Pero el suramericano emergió justo cuando Valverde lo iba a intentar con Urzaiz y ya no hubo qué decir.

Andrade y Ezquerro se disputan la pelota por alto.REUTERS

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