LA POSGUERRA DE IRAK | El despliegue de tropas españolas

EE UU detiene a 'Alí el Químico', impulsor de la 'limpieza étnica' de kurdos y chiíes

Era el terror de los chiíes, de los kurdos y de todos los iraquíes de bien, porque su brutalidad causa aún hoy la náusea de quienes le recuerdan. "¡Qué buena noticia. Ya era hora!", exclamó ayer aliviado un profesor de Bagdad cuando se conoció la captura de Alí Hasan al Mayid, más conocido como Alí el Químico y primo carnal de Sadam Husein.

El Mando Central estadounidense informó ayer de que el general Alí Hasan, de 62 anos, se encuentra desde hace varios días bajo su custodia sin dar detalles de su detención. Los observadores políticos consideran que este hombre, el ...

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Era el terror de los chiíes, de los kurdos y de todos los iraquíes de bien, porque su brutalidad causa aún hoy la náusea de quienes le recuerdan. "¡Qué buena noticia. Ya era hora!", exclamó ayer aliviado un profesor de Bagdad cuando se conoció la captura de Alí Hasan al Mayid, más conocido como Alí el Químico y primo carnal de Sadam Husein.

El Mando Central estadounidense informó ayer de que el general Alí Hasan, de 62 anos, se encuentra desde hace varios días bajo su custodia sin dar detalles de su detención. Los observadores políticos consideran que este hombre, el número cinco en la lista de los iraquíes más buscados por EE UU (con el rey de picas), debe de tener información sobre el paradero de Sadam. De ahí que no se anunciara de inmediato su detención con el fin de no dar pistas al dictador. En cualquier caso, se trata de "una pieza mayor", ya que su nombre figuraba entre los nueve altos cargos del régimen iraquí depuesto que Washington quiere juzgar por crímenes contra la humanidad.

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Alí el Químico se ganó ese sobrenombre a finales de los ochenta cuando, ante la presunta ayuda de los kurdos a Irán, decidió gasearlos. Nombrado en marzo de 1987 responsable militar de la región del norte, que incluía el Kurdistán, a Alí Hasan no le tembló el pulso en firmar el 3 de junio siguiente un decreto en el que se ordenaba a las Fuerzas Armadas que "mataran a cualquier ser humano o animal que se encontrara en las zonas bajo su jurisdicción". Fue el punto de partida de la Operación Anfal.

Las organizaciones de derechos humanos lanzaron acusaciones de genocidio y estiman en decenas de miles de muertos las víctimas civiles a las que se lanzaban gases mortales. En 1988 ordenó el bombardeo Halabya, una aldea kurda en la que murieron 5.000 personas en un solo día.

Tan excelentes credenciales impulsaron su designación como gobernador de Kuwait, tras la invasión del 2 de agosto de 1990. Tras el desalojo de las fuerzas iraquíes del emirato, el dictador le nombró ministro de Interior en marzo de 1991. En esa calidad, fue el responsable de suprimir a sangre y fuego la revuelta chií que se desato en el sur del país.

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El éxito del aplastamiento le valió la promoción a ministro de Defensa hasta 1995, cuando su relación familiar con el dictador le puso en una situación embarazosa. Los dos yernos de Sadam que desertaron a Jordania, Husein y Sadam Kamal el Mayid, eran sobrinos suyos. Cuando regresaron a Bagdad un año más tarde, Alí el Químico lavó su honor dirigiendo la cuadrilla que ejecutó a los desertores, a sus hijos y a su padre, su propio hermano.

Aun así pasó varios años apartado de los cargos de responsabilidad visibles, aunque continuó teniendo peso en el Partido Baaz. De hecho, Sadam olvidó cualquier suspicacia cuando en diciembre de 1998 EE UU amenazaba con bombardear de nuevo Irak. El fiel Alí Hasan fue encargado de las tropas asignadas a la defensa del sur, la misma responsabilidad que recibió el 16 de marzo ante la inminencia de la agresión militar norteamericana.

Precisamente en Basora, la capital del sur iraquí, le dieron por muerto los responsables británicos después de que aviones de la coalición bombardearan la casa que le servía de centro de mando. Sin embargo, no se encontraron restos que llegaran a probarlo. El secretario norteamericano de Defensa, Donald Rumsfeld, reconoció el pasado junio que desconocía su paradero. El profesor iraquí siempre tuvo claro que no habían acabado con él.

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