Hotel Metropole, piso nueve, habitación 911

El interior del ascensor es bastante impersonal, como la mayoría de los ascensores. Espejos, acero inoxidable y molduras de madera. Pero entre sus botones parece resaltar uno, aunque sea una cuestión de imaginación. El del piso 9. Fue aquí, en esta planta del Metropole, un hotel de exterior ocre, situado en una avenida gris de Hong Kong, donde los días 21 y 22 de febrero pasado en la habitación 911 se alojó el doctor chino Liu Jianiun, que extendió al mundo la epidemia de neumonía asiática. Antes de llegar a la ex colonia, había estado tratando a afectados del denominado síndrome agudo respira...

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El interior del ascensor es bastante impersonal, como la mayoría de los ascensores. Espejos, acero inoxidable y molduras de madera. Pero entre sus botones parece resaltar uno, aunque sea una cuestión de imaginación. El del piso 9. Fue aquí, en esta planta del Metropole, un hotel de exterior ocre, situado en una avenida gris de Hong Kong, donde los días 21 y 22 de febrero pasado en la habitación 911 se alojó el doctor chino Liu Jianiun, que extendió al mundo la epidemia de neumonía asiática. Antes de llegar a la ex colonia, había estado tratando a afectados del denominado síndrome agudo respiratorio grave en la provincia de Guangdong. El 4 de marzo fallecía por la rara enfermedad.

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Pero la cadena de transmisión se había desencadenado. El médico contagió a 12 huéspedes (entre ellos a dos canadienses y tres de Singapur) que se alojaban en su misma planta. Y éstos difundieron la enfermedad por el mundo. Algunos de ellos murieron. ¿Estornudó a su lado, tosió o tocaron el mismo botón del ascensor? Fue la hipótesis que lanzaron los responsables sanitarios de Hong Kong.

Las puertas de madera noble, la moqueta azul, las paredes beis de los pasillos de la planta 9 vieron pasar a los primeros afectados por la neumonía fuera de China. Ayer se oía a varias personas limpiar encerradas en uno de los ascensores detenido en el piso fatídico. En la recepción, suelo de mármol y granito, el recepcionista ofrecía descuentos del 40% sobre unos precios que oscilan de 107 a 856 euros la habitación. En un cuarto de hora sólo aparecieron dos clientes. Pagaban para irse.

Los portavoces del hotel se negaron a hacer declaraciones. Tras insistir, entregaron una nota de prensa que señala que el 25 de marzo la planta 9 había sido reabierta después de haber desinfectado todo el piso y los cuatro ascensores.

Unos números más abajo, en el 25 de la calle de Waterloo, grandes pancartas avisan a los transeúntes a la entrada del hospital Kwong Wah: "Con objeto de protegerle de las enfermedades infecciosas, le rogamos que no permanezca en el hospital salvo que sea necesario".

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