75ª EDICIÓN DE LOS OSCAR

Almodóvar se alza contra la guerra en Hollywood

El cineasta se convierte en uno de los favoritos para conseguir el Oscar al mejor guión original

Pedro Almodóvar ya tiene su paloma de la paz. La recogió el jueves por la noche en la fiesta de Global Vision for Peace, una organización en cuyo comité honorario están, entre otros, Leonardo Di Caprio, Bono y Susan Sarandon. En Los Feliz, un barrio del viejo Hollywood, la actriz Drew Barrymore leyó un manifiesto antibelicista y se explicó el símbolo pacifista que muchas estrellas lucirán este domingo en la 75ª ceremonia de los Oscars: un pin de la paloma de Picasso. Almodóvar asegura que si el próximo domingo logra alguno de los dos oscars para los que es candidato (mejor direct...

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Pedro Almodóvar ya tiene su paloma de la paz. La recogió el jueves por la noche en la fiesta de Global Vision for Peace, una organización en cuyo comité honorario están, entre otros, Leonardo Di Caprio, Bono y Susan Sarandon. En Los Feliz, un barrio del viejo Hollywood, la actriz Drew Barrymore leyó un manifiesto antibelicista y se explicó el símbolo pacifista que muchas estrellas lucirán este domingo en la 75ª ceremonia de los Oscars: un pin de la paloma de Picasso. Almodóvar asegura que si el próximo domingo logra alguno de los dos oscars para los que es candidato (mejor director y mejor guión original), dirá, aunque sea en 45 segundos y sin chuleta, lo que piensa, "lo que me salga". "Hollywood está contra la guerra", afirma rotundo. El director lamenta, sin embargo, no estar en Madrid, "¡Mi Madrid¡", para manifestarse contra una guerra apoyada por el Gobierno de José María Aznar: "Esta guerra debería costarle la cabeza".

"Aznar no se entera, pero lo más grave es que además está sordo y no oye al pueblo"

Hablar de la guerra enciende al director español. Sobre Bush no tiene casi palabras ("ese señor no se entera de nada, quién puede saber lo que pasa por esa cabecita") sobre José María Aznar tiene alguna más: "Aznar tampoco se entera, pero lo más grave es que además está sordo, tiene a su pueblo gritándole muy de cerca y debería oírlo y escuchar lo que significa ese grito, pero nada. Lo que está haciendo Aznar con nosotros es la brutalidad más antidemocrática que yo conozco desde que existe la democracia en España, y espero y deseo, y haré todo lo posible -me voy a dedicar a ello- para que le cueste la cabeza a él y a su partido en todas las elecciones, en todas las que les queden. Y no me callo porque no tengo por qué callarme, cada uno dice lo que piensa, por si sirve de algo. Aunque en el caso de Bush me temo que no sirve de nada".

Sobre la posible asistencia a la ceremonia de la ministra de Educación y Cultura, Pilar del Castillo, y el secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, el cineasta asegura no tener noticias: "Nosotros no tenemos entradas. ¿Verdad Tinín?", dice mirando a su hermano Agustín. El Sunset Marquis, un hotel familiar, elegante y discreto cercano a Sunset Bulevard, es otra vez la casa californiana de Almodóvar y los suyos. Su hermano, sus dos sobrinos, sus ayudantes y dos de sus actores (Javier Cámara y Leonor Watling) le acompañan. Agustín Almodóvar vuelve de la calle con sus hijos: "La cesta de la compra ha subido", comenta. Pedro Almodóvar se sube en una limusina negra para ir a recoger la paloma (las hay de plata, de oro blanco y una edición especial con brillantes) que lucirán los candidatos, invitados y presentadores que el domingo quieran expresar su oposición a la guerra contra Irak. "Es una demostración silenciosa porque aquí las cosas se hacen así. Hollywood está contra la guerra, pero de una forma menos furiosa y activa que en Madrid. Me gustaría que fueran un poco más ruidosos. Pero no", afirma Almodóvar. Javier Cámara le acompaña, el actor no para de recibir mensajes en su móvil. "Son mis amigos de Madrid, me esperan en la Puerta del Sol". "Tú contesta, diles que vamos todos", le dice el director, "que no nos perdemos una". El actor lee otro mensaje: "Me dicen que no coma comida americana, me parece un poco pasada, ¿no?, ya que estoy aquí algo me comeré".

Mientras algunos artistas, como Will Smith y Angelina Jolie, anuncian su baja en la gala del domingo, Almodóvar asegura que nunca tuvo clara su presencia en un año como éste. "En mi oficina saben que me costó decidirme, pero finalmente vine porque aquí se han portado muy bien conmigo y con mi película, debía corresponderles con mi gratitud y mi presencia".

Según pasan las horas, la posibilidad de que el cineasta logre su segundo oscar crece. No sólo es la favorita para el mejor guión original en las apuestas de Las Vegas, las revistas especializadas también le dan como favorito. Pese a todo, afirma que incluso ganar un oscar, que sería histórico, estaría ensombrecido por la guerra. "La felicidad será limitada. Pero yo en eso no pienso, es mejor, ya veremos". "Además, el jet lag me ayuda a poner los pies en la tierra, me sienta fatal". Almodóvar reconoce que su habitual insomnio se multiplica en Los Ángeles. "Estoy cansado, y eso me quita mucho placer, mucha ilusión". Lo que no le quita el cansancio son las ganas de hablar, "de chismorrear", de divertir y divertirse. Cenas, fiestas y breves encuentros con actrices y colegas.

A Almodóvar le parece un gesto oportuno haber retirado la alfombra roja. "Es un circo que este año sobraba, pero entiendo el disgusto que se han llevado muchos.Hay muchas cosas que se vienen abajo con esta guerra y el glamour de Hollywood ha sido una de ellas", aseguró el cineasta

A Almodóvar el nombre de Gil Cates, productor de la ceremonia, le enciende: "Todo lo que ha dicho ese hombre es horrible. Lo que ocurrió en el almuerzo de los candidatos fue denigrante. Las condiciones de Cates son de tal autoritarismo que a uno no le sorprende que el presidente de este país sea George Bush. Todo está en su línea. Desde prohibir que los presentadores hagan mención a la guerra a decir que los que ganen sólo puedan hablar 45 segundos; eso sí, éste es un país libre, que digan lo que les salga del coño. Yo no estaba allí, pero al leerlo me sentí muy maltratado. Escuchar lo que decían muchos actores tampoco era muy reconfortante. Sólo Daniel Day-Lewis, tan tímido, dijo algo sensato. Pero que Nicholas Cage y John C. Reilly digan que ellos se manifiestan sólo cuando votan es una mamarrachada, uno se manifiesta en la vida. ¿Qué pasa? ¿Que uno vota y ya está? ¿Qué significa eso? Y eso de no poder sacar chuletas. ¡Qué es eso! Ese hombre se olvida de que algunos no hemos nacido aquí. Y menos inglés que yo sabe Zang Yimou. ¡Qué dirá el pobre sin chuleta¡ Han dado un poco marcha atrás", añade el director, que entonces se sonríe: "En lo de la chuleta me temo que no".

A Almodóvar le queda poco tiempo, pero lamenta no poder encontrarse en el Kodak Theater con Roman Polanski, a quien un juicio pendiente con la justicia de EE UU le impide entrar en el país. Polanski, candidato por El pianista, está acusado de forzar sexualmente a una menor en casa de su amigo Jack Nicholson. La menor, hoy una señora de mediana edad que no para de dar entrevistas en los matinales televisivos, le ha perdonado públicamente, pero las posibilidades de que el director decida entrar en el país son mínimas. "Los Oscars tienen eso, ahora todo el país conoce con pelos y señales todo lo que ocurrió aquella noche. Yo debo ser de los que tienen un pasado más limpio, eso juega a mi favor, aunque, claro, cualquier día descubren mi foto con bata de guata y cantando Saca tu mi y la fastidiamos".

Pedro Almodóvar, entre Leonor Watling y Javier Cámara, en la fiesta de Global Vision for Peace en Los Ángeles.REUTERS

Scorsese y el falso artículo

Todo el mundo daba por seguro que este año, por fin, Martin Scorsese lograría su Oscar al mejor director. "Éste será el año de Scorsese", afirmó Pedro Almodóvar en Madrid al conocer que competirían por el mismo premio. Pero Gangs of New York está inmersa en una sucia polémica que podría costar caro al director neoyorquino. Todo empezó con un artículo firmado por Robert Wise, pero que no escribió Robert Wise. El artículo fue utilizado por la productora del filme, Miramax, como reclamo publicitario.

En ella, el viejo director de West side story y Sonrisas y lágrimas, el hombre responsable del montaje de Ciudadano Kane, una gloria de la historia del cine, pedía el voto de los otros académicos para su colega Martin Scorsese. Una leyenda viviente reclamaba el reconocimiento tardío que merecía el director de Gangs of New York. El texto de Wise, publicado en Los Ángeles Times, se utilizó en anuncios de prensa y en la campaña por el Oscar. Pero esta vez, los métodos de Harvey y Bob Wenstein han ido demasiado lejos y las artimañas de los dueños de Miramax han quedado, por desgracia para Scorsese, en evidencia.

Robert Wise, un hombre de casi 90 años, jamás escribió nada sobre Gangs of New York, fue un publicista contratado por Miramax quien redactó el artículo a partir de unas declaraciones del viejo cineasta. Se falseó el texto y Miramax se vio obligada a reconocerlo. "Es una pena que esa mierda esté salpicando a Scorsese, que es la principal víctima de los métodos de Miramax, algo que ocurre cada año, que esta vez ha ido demasiado lejos y que todo Hollywood sabe", afirma Almodóvar. "La polémica Wise" podría beneficiar al director español, pero el principal beneficiado no es él, sino Rob Marshall, el director de Chicago, un director novato que en las últimas semanas ha ganado un peso imprevisto para un Oscar que este año parecía cantado.

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