Editorial:

Transexuales

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha condenado al Departamento de Sanidad a costear una intervención quirúrgica de cambio de sexo a una transexual que había reclamado ante los tribunales el derecho a poder vivir conforme a su verdadera identidad sexual, ya que, a pesar de haber nacido con cuerpo de hombre, se sentía mujer desde los siete años. El tribunal justifica su decisión en que el trastorno de identidad sexual que sufre la demandante le ha causado un daño psicológico que ha desembocado en un síndrome depresivo. Como el sistema sanitario está obligado a curar también las enferm...

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El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha condenado al Departamento de Sanidad a costear una intervención quirúrgica de cambio de sexo a una transexual que había reclamado ante los tribunales el derecho a poder vivir conforme a su verdadera identidad sexual, ya que, a pesar de haber nacido con cuerpo de hombre, se sentía mujer desde los siete años. El tribunal justifica su decisión en que el trastorno de identidad sexual que sufre la demandante le ha causado un daño psicológico que ha desembocado en un síndrome depresivo. Como el sistema sanitario está obligado a curar también las enfermedades psíquicas, y la operación de cambio de sexo no está expresamente excluida por ley, ordena a los servicios sanitarios fijar "día y hora" para la intervención.

Las autoridades sanitarias catalanas han anunciado la posibilidad de presentar un recurso, ya que no consideran razonable, en palabras del consejero, que sean los jueces quienes establezcan las prestaciones sanitarias. No es la vía judicial el mejor procedimiento para decidir el catálogo de prestaciones de la Seguridad Social; pero también está claro el derecho de los ciudadanos a reclamar ante los tribunales las prestaciones a que creen tener derecho. El hecho de que la intervención quirúrgica de cambio de sexo no figure en el citado catálogo condena a los transexuales a sufrir las consecuencias psicológicas de un largo peregrinaje judicial que no siempre llega a puerto.

Algunas comunidades han dado pasos importantes para reconocer a los transexuales sus derechos. Pero es evidente que los afectados por este problema, varios miles en España, tienen derecho a una solución estable, mediante una ley que regule definitivamente todos los aspectos del problema. No se entiende, si no es por un rancio prejuicio de orden moral, que la proposición de Ley de Identidad Sexual, presentada por los socialistas en marzo de 2001, permanezca encallada por la resistencia del PP, que está demostrando, una vez más, escasa sensibilidad social ante problemas cuya solución no encaja con sus prejuicios.

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