AMENAZA DE GUERRA | La posición de Europa

Indignación en Alemania por los ataques de Rumsfeld

El Gobierno alemán se cuidó mucho ayer de no enfrascarse en una nueva polémica con Washington, pero tanto en círculos oficiales como en la opinión pública prevalecen dos actitudes: escepticismo frente a las supuestas pruebas presentadas por el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, e indignación por una nueva salida de tono del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.

Ni el canciller, Gerhard Schröder, ni el ministro de Exteriores, Joschka Fischer, se pronunciaron ayer, por lo que tocó al portavoz gubernamental, Bela Anda, comunicar que Alemania "está preocupada por los indic...

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El Gobierno alemán se cuidó mucho ayer de no enfrascarse en una nueva polémica con Washington, pero tanto en círculos oficiales como en la opinión pública prevalecen dos actitudes: escepticismo frente a las supuestas pruebas presentadas por el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, e indignación por una nueva salida de tono del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.

Ni el canciller, Gerhard Schröder, ni el ministro de Exteriores, Joschka Fischer, se pronunciaron ayer, por lo que tocó al portavoz gubernamental, Bela Anda, comunicar que Alemania "está preocupada por los indicios de que Irak sigue en posesión de armas de destrucción masiva". Las informaciones facilitadas por Washington, sin embargo, en opinión de Berlín, deberán ser "trasladadas a los inspectores y corroboradas por ellos sobre el terreno". En sintonía con la posición asumida por Francia, China y Rusia, Alemania pide más tiempo para la misión encabezada por Hans Blix.

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Aunque esto ya no se diga de manera tan abierta, en Berlín hay un marcado escepticismo sobre la calidad de las pruebas presentadas por Powell, a las que incluso partidarios de la estrategia estadounidense de aumentar la presión sobre Bagdad, como el portavoz de Exteriores de los conservadores, Wolfgang Schäuble, restaron importancia como "nada excepcionalmente nuevo". En su análisis de la comparecencia de Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU, influyentes informativos de televisión y periódicos pusieron en duda la irrefutabilidad de las imágenes y los testimonios aportados por Washington.

Todo ello se mezcló ayer con la indignación ante la nueva arre-metida de Donald Rumsfeld, quien puso en un mismo escalón a Cuba, Libia y Alemania por negarse a participar en la guerra y no ofrecer su cooperación para la posterior reconstrucción de Irak. De nuevo, Schröder no se pronunció, mientras que Fischer afirmó que sus conversaciones con Powell le hacían pensar que "no es ésta la postura del Gobierno estadounidense". Con menos diplomacia reaccionaron otros políticos socialdemócratas, verdes y conservadores, quienes coincidieron en señalar lo "incomprensible" e "inadmisible" del ataque de Rumsfeld. Hubo incluso quienes pusieron en duda la salud mental del secretario de Defensa estadounidense.

Las relaciones entre Berlín y Washington pasan por un pésimo momento, y así lo volvió a recordar ayer en una entrevista el embajador estadounidense en la capital alemana, Daniel Coats: "Esperamos de un amigo y socio que no nos obstaculice cuando persigamos nuestra política e intentemos convencer a otros. En otras palabras: no queremos que Alemania trabaje en contra nuestra", advirtió. La oposición conservadora acusa a Schröder de haber aislado a Alemania con su rotunda negativa a aceptar una guerra contra Irak.

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